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Las Nociones Espaciales


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2013  •  2.949 Palabras (12 Páginas)  •  458 Visitas

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Las Nociones Espacio-Temporales en los Pre-Escolares…

LAS NOCIONES ESPACIO-TEMPORALES EN LAS EDADES PREESCOLARES.

Este apartado aborda en cinco epígrafes todo lo concerniente con las nociones espacio-temporales en las edades preescolares; inicialmente se hace referencia al carácter nocional de la espacialidad y la temporalidad en estas edades. Posteriormente se hace un esbozo histórico de cómo han sido abordadas las nociones espacio-temporales en los distintos programas de la Educación Preescolar. Asimismo se hace una caracterización de dichas nociones en la etapa preescolar; para seguidamente en el cuarto epígrafe conocer las particularidades de las nociones espacio-temporales en el sexto año de vida. Por último se presenta la valoración de los maestros sobre el desarrollo de las nociones espacio-temporales en el sexto año de vida.

2.1 -El carácter nocional de la Espacialidad y la Temporalidad

Al reflexionar sobre el término ?noción?, éste es entendido como la iniciación superficial que se tiene de ?algo?, en este caso particular, de cómo el niño concibe el espacio y el tiempo.

Según fuente consultada, (Encarta, 2003) noción es el término empleado en filosofía que designa una idea o concepto básico que se tiene de algo. En muchos casos se considera que una noción es la representación mental de un objeto. En cualquier caso, ?noción? tiene un uso muy amplio y puede ser empleado como un equivalente de representación, concepto o idea.

El espacio y el tiempo, como otras nociones, tienen una elaboración paulatina hasta que se acercan a lo que objetivamente son, es decir a la noción que tienen los adultos, la cual es fruto de sus experiencias.

En los primeros años, el espacio es como el individuo puede aprehenderlo, con la matriz que le imprimen sus esquemas de asimilación de la realidad: es donde se hace, donde se ejerce la acción; el tiempo es tan solo una sucesión poco diferenciada de los acontecimientos rutinarios. Esta construcción de nociones reviste el carácter de ontogénica, es decir, que la rehace cada individuo para su historia particular.

Los niños en estas edades perciben y organizan lo que el desenvolvimiento de sus estructuras cognitivas le permiten, ejemplos de ello son: no saben cuando será su cumpleaños, piensan que su papá tiene más años que su tío porque es más alto, a los cinco años le interesa saber como se llama ese día.

¿Qué indican estas referencias? Que sus nociones son parciales y particularísimas de cada momento evolutivo y no coinciden con el pensamiento adulto. Para el adulto están mejor concebidos tanto el tiempo como el espacio, ya conoce por su vasta experiencia las sucesiones del día y la noche, por qué ocurren, cómo se da el proceso, domina las unidades cronométricas del tiempo, (entiéndase horas, minutos, segundos); en caso de desplazarse hacia algún lugar sabe que camino tomar para acortar la distancia, tiene dominio de orientación tanto por su propio cuerpo, como por instrumentos que lo faciliten, o por acontecimientos que suceden.

La noción del espacio en el niño, que como en el caso del esquema corporal, constituye una representación, es construida por medio de las acciones motoras, mas tarde acciones interiorizadas que se convierten en sistemas representativos y llegan a organizarse en operaciones. En los niños preescolares son únicamente las acciones motoras directas las que al satisfacer las necesidades exploratorias, brindan las primeras representaciones espaciales que pertenecen a la organización del espacio topológico.

?La percepción del tiempo en los niños se forma bastante tarde?Se orientan mejor en aquellos intervalos de tiempo que se relacionan con su actividad diaria? (Petrovski, 1986: 256).

En el recién nacido la noción temporal es casi inexistente, el niño no posee al nacer este esquema temporal, sino que paulatinamente va adquiriéndolo a través de su crianza, de las costumbres de su ambiente y del lenguaje.

Las demandas de alimento del niño y las demoras que le son impuestas en la satisfacción son generadoras de su sentido temporal, porque son necesidades periódicas que se incrementan a medida que es mayor el tiempo que lleva calmarlas. En consecuencia, el ciclo hambre-alimento-satisfacción-hambre-alimento, etc., es fundamental para generar la noción temporal. Por otro lado, toda situación que proporcione sensaciones cinestésicas (ritmo respiratorio, actividad cardiaca, etc.) y cualquier otra fuente de señales periódicas que el niño pueda percibir, aún de modo inconsciente, contribuyen a la diferenciación de intervalos y son también precursoras del sentido del tiempo (Colaruso, 1979).

Tanto el espacio como el tiempo están presentes en toda percepción, que es extensa y tiene duración, aunque en el niño la duración está lejos aún de la temporalidad adulta. Al principio, el tiempo para el niño es igual a la duración psicológica de sus actos; después va a establecer una relación de esta duración con los hechos del mundo externo y por último, incluirá sus actos en la serie de sucesos rememorados, así forma la historia de su medio y convierte al tiempo en la red que ensambla la estructura objetiva del Universo.

2.2- Esbozo histórico del desarrollo de las nociones espacio-temporales en los Programas de Educación Preescolar.

En Cuba desde antes del triunfo de la revolución en los Jardines de la Infancia o Kindergárteres eran atendidos los niños preescolares. En el año 1954 se estructuran los ciclos en la etapa preescolar. El primer ciclo comprendía a niños de cuatro a cinco años y el segundo ciclo a los niños entre cinco y seis años de vida. A partir de la revisión documental de los programas de educación preescolar, específicamente cómo se abordan las nociones espacio-temporales en ellos, debe tenerse en cuenta la tesis de la educadora Ida Glézer(1954), la cual refería un programa de la enseñanza en el grado pre-primario donde se abordó por primera vez el ritmo en el aprendizaje de la escritura. Para la Glézer la incorporación del ritmo tuvo mucha importancia, afirmaba: ?…constituye un auxiliar poderoso porque disciplina la mano del niño y le indica, por la regularidad del tiempo, la medida de los trazos.? (Glézer, 1954:88).

Es necesario reflexionar sobre esta tesis; ¿qué relación tiene con la investigación?, pero sucede que los trazos a los cuales se refiere la Glézer, se hacían y se hacen en espacios más reducidos pero que no dejan de ser espacios. El programa propuesto por esta educadora concebía diferentes unidades; entre ellas la de ?música?, donde los niños marcaban la cadencia de la misma con palmadas a distintos compases.

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