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Las chancletas voladoras


Enviado por   •  5 de Marzo de 2017  •  Tareas  •  772 Palabras (4 Páginas)  •  153 Visitas

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Las chancletas voladoras

De: David Gómez

     Era sábado por la mañana, y como de costumbre Don Raúl estaba a punto de llamar a la puerta por “la plata del contado”, era algo así como un ritual, sólo que en esta ocasión la palabras de mi madre no eran las mismas de siempre; Don Raúl ya había tocado para aquel entonces tres veces a la puerta sin recibir respuesta alguna, hasta que mi madre me dio indicaciones para la operación secreta –“dile que no estoy, que me fui para donde la abuela y que no regreso después del mediodía ¿entiendes que esto es una operación secreta entre tú y yo? Alex nadie debe enterarse de esto” –Si mi comandante, respondí de inmediato y salí a toda marcha hacia la puerta donde esperaba Don Raúl con su enorme verruga en la nariz, que en ocasiones pareciese agitarse como en aquellos videos musicales de “perreo intenso” que le gustaba escuchar a mi hermano mayor a todo volumen – “Don Raúl dice madre que no está, que se fue para donde mi abuela y que no regresa hasta el mediodía” ¿sabe Don Raúl estoy en una operación secreta, pero no le cuente a nadie, porque solo lo podemos saber mi madre y yo? De repente y de la nada salió una “chancleta voladora”, de esas que cogen una curva y tienen incluido un dispositivo de lanza misiles perseguidor que apuntan directamente a la espalda, y por supuesto, con garantía de una segunda si  por un milagro del espíritu santo fallaba la primera –“oiga Don Raúl con las que salen estos niños de ahora, tome su plática y perdone las molestias” dijo mi madre luego de lanzar la chancleta voladora con su mano francotiradora que nunca le falla, yo en ocasiones me preguntaba si mi madre era la hija de aquel guerrillero que mencionaban tanto en las noticias: el tal “Alias tirofijo”.

     Lo último que recuerdo antes de recibir el impacto del proyectil fue un pequeño reflejo de mi madre pasándose el dedo índice por el cuello lentamente, con una expresión en su cara similar a la de Mike Tyson antes de entrar al rin de boxeo, -¡aborten, aborten, aborten la misión, sálvese quien pueda! Me dije a mi mismo mientras la chancleta voladora me tiraba con efecto “Matrix” hacia una esquina de la sala y viendo como la enorme verruga de Don Raúl se agitaba con una alegría impresionante al ver que la chancleta voladora aun seguía pegada de mi espada luego de haber dado tres giros mortales hacia delante. ¿Yo no lograba entender que había sucedido, que había hecho mal, que parte del plan se fue a la basura? Ya… luego de haber superado aquel trance entre la vida y la muerte y de haber recibido respiración boca a boca por nuestro perro Paco durante tres minutos, recupere mi fuerzas y me arme de valor para confrontar la traición que me había hecho mi propia madre, -“¿Por qué me has lanzado ese tiro, estás loca… puede haber quedado invalecido para toda la vida?” le dije ocultándome detrás de la mesa de la sala para prevenir cualquier ataque  aéreo sorpresa, -“por nada” respondió sin inmutarse ni mover ni un solo pelo, ni siquiera le sorprendió ver la marca de NIKE en mi espalda casi con una resolución HD de la chancleta voladora –“!Por nada¡” “¿Cómo que por nada… entonces tú le pegas a cualquiera por nada?” le respondí con cierto tono de descontento  -“haber… va joder mucho, te he dicho que por nada, ya vete para tu cuarto” respondió mirándome fijamente a los ojos y casi preparando su dedo índice para dar la señal de fuego, yo no lograba entender a que se refería mi madre con “nada” así que me arme de valor, llamé a Paco y lo tome como los brazo para ocultarme detrás de él si por alguna razón la chancleta voladora lograba superar la mesa –“¿Así que  yo te puedo pegar por nada? Le grite sin importar las consecuencias para Paco -“Siguió con el tema…” fue lo último que le escuche decir a mi madre quien me sorprendió por la retaguardia con un gancho derecho, veloz como un rayo y tan impredecible como doña margarita quien viene a distintas horas del día con la biblia para que le abramos la puerta, justo en toda mandíbula, no era extraño recibir un golpe de tal magnitud de alguien que la hicieron con rabia y “ají pajarito”, o bueno, eso dice mi abuela luego de caer en efecto matrix por una chancleta voladora.

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