Las personas honestas

El valor de la honestidad nos hace personas dignas de confianza, ya que la congruencia, la verdad y la confianza son características necesarias para que las relaciones sociales sean cercanas y puras.

Las personas honestas aspiran a códigos de conducta elevados, son leales a los principios universales de la vida y la benevolencia, y sus decisiones se basan en elegir pertinentemente lo que es correcto sobre aquello que es incorrecto.

Las personas honradas se caracterizan por tener una actitud congruente en todo momento, la cual se basa en la veracidad de sus palabras y acciones.

Mostrarnos tal como somos nos hace ser congruentes entre lo que pensamos, decimos y hacemos, pero esto sólo podremos lograrlo conociendo y aceptando nuestras limitaciones y cualidades.

Al ser sinceros y honestos debemos ser responsables, lo cual implica aceptar la verdad y asumir las consecuencias de nuestros actos.

Ser sinceros nos brinda beneficios como: establecer amistades con las personas, ser honestos con nosotros mismos y con los demás, y ser personas dignas de confianza por la franqueza en nuestra conducta y nuestras palabras.

Felicidad Todo el mundo quiere ser feliz, pero no todos saben cómo encontrar la felicidad.

La felicidad es el motivo básico en todo lo que hacemos. Cada uno de nuestros actos está motivado por algún deseo cuya satisfacción se concibe como un ingrediente al menos parcial en la suma total de nuestra felicidad.

No necesitamos pensar en la felicidad al realizar todo aquello que hacemos.

En efecto, no nos detenemos antes de cada acto y nos decimos “Voy a hacer esto para ser más feliz”. Cuando reflexionamos sobre el significado de la vida,

formamos explícitamente esta intención que permanece en el fondo de nuestras mentes dirigiendo el resto de nuestros actos.

La felicidad perfecta satisface a plenitud todos los deseos, en tanto que la imperfecta tiene fallas debido a las capacidades finitas del hombre; su felicidad, por tanto, no puede ser perfecta en términos absolutos, sino sólo relativos.

La felicidad es el fin último del hombre y es asequible.

Se responde así que la tendencia básica de nuestro deseo natural de la felicidad es única; que los demás seres vivos no tienen idea alguna de felicidad; que

CONCLUSIÓN El progreso personal sólo se traduce en un hombre plenamente desarrollado que no puede estar satisfecho consigo mismo. El progreso de la especie humana no le hace bien alguno ahora al individuo y deja sin aclarar cuál es el objeto de la especie. Al término de esta sesión el alumno valorará la honradez como un valor universal y global, fundamental para la convivencia humana, y con esto analizará el verdadero valor de la felicidad

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