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Literatura Hispanoamericana

eddyor2 de Junio de 2013

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EL BARROCO

Sor Juana Inés de la Cruz

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, nació en 12 de noviembre de 1651 en San Miguel de Nepantla, Amecameca. Fue hija de padre vasco y madre mexicana. Le tocó en suerte vivir una época en que la literatura nacional era copia, más o menos fiel, de la española; culteranisrno, estilo que se agudiza en gongorismo; y la tendencia de los escritores de ese tiempo a escribir únicamente en verso, la cual, por la estilización que preferían, cuajaba en composiciones que constituían verdaderos logogríficos del intelecto: se vestía a la idea con un ropaje en farragoso, para luego gozar en desnudarla. Al respecto ha dicho un autor que "en tal época hablar claro era un pecado".

La producción de Sor Juana en su gran mayoría poética, con todo y ser presa de la misma afectación, por su sinceridad y fuerza alcanza tonos desconocidos de sus contemporáneos, en grado tal, que hay quienes piensan que ella, y Juan Ruiz de Alarcón, integran "la mayor gloria de México virreinal"; más aún: que únicamente por Sor Juana se salva la literatura del siglo XVII, que era cultivada por "poetas sin condiciones

de cultura ni talento".

Su genio manifestóse bien temprano, pues a los tres de edad ardía ya en deseos de saber leer y escribir; a los ocho compuso una loa al Santísimo Sacramento, y a los diecisiete, ya cumplidos aún, domina --dice Karl Vossler-- "el difícil estilo culterano y está igualmente bien versada en todos los géneros y métricas de la literatura española". Le vastaron veinte lecciones, que le dictó en bachiller Martín de Olivas, para dominar el

latín con absoluta maestría. Su cultura, enciclopédica, era vastísima. Religiosa desde los dieciséis años (inicialmente en el Convento de Santa Teresa la Antigua y posteriormente en el de San Gerónimo) en el

claustro vio cristalizar la mayor parte de su obra, no obstante lo cual buena parte de ella tiene como motivos asuntos profanos. Tuvo a su cargo la Tesorería del Convento y declinó dos veces el puesto de Abadesa, que le fue ofrecido.

Antes de profesar, fue dama de la esposa del virrey Mancera.

En plena madurez literaria, criticó al P. Vieyra, portugués de origen, jesuita, un sermón, y lo impugnó sosteniendo lo relativo a los límites entre lo humano y lo divino, entre el amor de Dios y el de los hombres, lo que dio motivo a que el Obispo de Puebla, D. Manuel Fernández de Santa Cruz (Sor Filotea), le escribiera pidiéndole que se alejara de las letras profanas

y se dedicara por entero a la religión. Sor Juana se defendió en una larga misiva autobiográfica, en la cual abogó por los derechos culturales de la mujer y afirmó su derecho a criticar y a impugnar el tal sermón. No obstante, obedeció, y al efecto entregó para su venta los cuatro mil volúmenes de su biblioteca ("quita pesares", como la llamaba), sus útiles científicos y sus instrumentos musicales, para dedicar el producto de ellos a fines piadosos. Cuatro años más tarde, atendiendo a sus hermanas enfermas de fiebre, se contagió y murió el 17 de abril de 1695.

Las obras de Sor Juana no se han editado completas. Algunas piezas:

Los Empeños de una Casa, Sonetos, Poesías Escogidas, Autos Sacramentales, etc., etc. han circulado intermitentemente, aisladas del grueso de su producción, algunas otras se han perdido.

Un Compendio de Armonía Musical. "El Caracol".

Su obra no tiene exclusivamente reflejos gongorinos, pues particularmente a su teatro se le señalan notables influencias del dramaturgo Calderón de la Barca, y aún de Moreto.

De ella ha dicho Marcelino Menéndez y Pelayo "No se juzgue a Sor Juana por sus símbolos y jeroglíficos, por su Neptuno Alegórico, por los innumerables rasgos de poesía trivial y casera de que están llenos los romances décimas con que amenizaba los saraos de los virreyes Marqués de Mancera y Conde de Paredes. Todo esto no es más que un curioso documento para la historia de las costumbres coloniales y un claro testimonio de cómo la tiranía del medio ambiente puede llegar a pervertir las naturalezas más privilegiadas"... "Lo que más interesa en sus obras es el rarísimo fenómeno psicológico que ofrece la persona de su autora"...

"hay acentos de sus versos que no pueden venir de la imitación literaria"... "los versos de amor profano de Sor Juana son de los más suaves y delicados que han salido de pluma de mujer".

Ha pasado a la Historia con los significativos nombres con que la critica la ha bautizado: 'La Décima Musa", "Fénix de México" y "La Monja Mexicana".

Francisco Antonio Fuentes Y Guzmán

De Fuentes y Guzmán nació en Antigua Guatemala en el año 1643. A los 18 años fue nombrado Regidor Respectivo del Ayuntamiento de la capital del Reino de Guatemala. Aficionado a la milicia, obtuvo el grado de capitán y más tarde desempeñó el cargo de Alcalde Mayor del que entonces se llamaba departamento de Totonicapán y, por último, pasó a Sonsonate con el mismo empleo.

Descendía por línea paterna de Bernál Díaz del Castillo y estuvo casado con Isabel de Cilieza y Velasco, con quien procreó tres hijos.

Entre 1680 y 1699 escribió la obra denominada Recordación Florida, un discurso historial natural, material, militar y político del Reino de Guatemala. La obra, cuyo manuscrito se conserva en el Archivo General de Centro América -AGCA-, analiza la situación de los principales señoríos indígenas, la Conquista, la organización político-administrativa de Guatemala, las riquezas naturales, las fiestas religiosas y civiles, el desarrollo arquitectónico y, especialmente, la lucha librada por los criollos para gozar de los mismos derechos que los peninsulares.

Aun cuando el autor confiesa que escribe su obra por el amor a la patria y la necesidad de aprovechar los documentos y conocimientos sobre su época, la Recordación Florida adolece de múltiples imperfecciones, derivadas de su excesiva admiración hacia los conquistadores, a la falta de capacidad de emprender una obra de tal envergadura, a la falta de método y de unidad de la relación de los hechos y fundamentalmente, por la serie de fábulas y leyendas que casi con seguridad confunde con los sucesos verdaderos.

El mérito principal de la obra consiste en la anotación de múltiples datos geográficos, estadísticos, de ciencias naturales y religiosos en que abundan sus páginas. Por otra parte, es la primera vez que se escribe historia apartándose de las sencillas crónicas religiosas de los anteriores de aquella época.

Otras obras suyas son: Cinosura política o Ceremonial de Goathemala (pérdida), Norte político (pérdida), El milagro de América y La vida de Santa Teresa de Jesús.

EL NEOCLASICISMO

Rafael Landívar

(Santiago de los Caballeros, 1731 - Bolonia, 1793) Jesuita y poeta guatemalteco autor de la célebre obra Rusticatio mexicana, grandioso himno en verso a la naturaleza y a la vida rural del virreinato de Nueva España. Graduado de doctor en filosofía a los dieciséis años, continuó sus estudios de teología en México, donde se ordenó sacerdote jesuita en 1755. Volvió a Guatemala y fue rector del Colegio San Borja, pero debió partir al exilio a la edad de 36 años debido a la orden de expulsión de los jesuitas decretada por Carlos III. Landívar embarcó rumbo a Italia (1767), se estableció en Bolonia, donde vivió como preceptor en casa de los condes de Albergati, y no regresó ya nunca a su país. Sus restos fueron repatriados a su ciudad natal en 1950.

Rafael Landívar de su producción literaria carecen de mayor interés sus pocas poesías castellanas, y tampoco hubiera pasado a la historia de las letras por sus sermones, ni por su Funebri declamatio pro iustis (1766) sobre el prelado Francisco Figueredo y Victoria. Su obra fundamental es el poema en hexámetros latinosRusticatio Mexicana, cuyo título completo es Rusticatio Mexicana, seu rariora quaedam ex agris Mexicanis decerpta, obra que ha motivado que algunos hayan llegado a llamar al autor Virgilio americano. Landívar publicó dos ediciones de su obra: la primera en Módena, en 1781 y la segunda, corregida y ampliada, en Bolonia en 1782. La obra contenía algunas ilustraciones hechas por el propio autor que, sin ser artísticas, son académicas y correctas.

Escritos en latín, lengua usada entonces por los humanistas, los versos de Rusticatio Mexicana se presentan agrupados en quince cantos, una advertencia y un saludo a la ciudad de Guatemala. Su obra ha sido objeto de estudios sistemáticos por diversos investigadores; es una lección de amor patrio por el dolor del destierro y prueba de madurez creativa, a la vez que canto emocionado de las excelencias del continente americano, a su belleza y fecundidad, a la fauna y flora que lo animan, y, muy especialmente, al hombre trabajador, creativo y tenaz que doméstica, transforma y humaniza el exuberante medio ambiente. En ese sentido puede decirse que es un precursor de las ideas de libertad e independencia que fructificaron veinticinco años después. Todo ello en un estilo que ha sido considerado heredero del de Homero y Virgilio.

La obra es tanto expresión de la nostalgia del exiliado como testimonio del amor por su lejana patria. De gran intensidad lírica, alterna partes poéticas con descripciones geográficas y de actividades agrícolas, haciéndolas parecer un tratado de ecología contemporánea. A través de la narración es posible darse cuenta de la forma en que se desarrollaron estas actividades, lo que la convierte

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