Lo Que Me Enseyo El Haiku

LO QUE ME ENSEÑÓ EL HAIKU

El poema japonés como es el caso del haiku me enseña cómo se percibe la realidad a través de los poemas, me da la oportunidad de hacer un proceso, un camino de agigantamiento de nosotros mismos, una vía para aumentar nuestra capacidad de sentir. Sentir más, ser más lo de fuera y menos lo que ahora somos.

El haiku te abre los sentidos, el visual y lo meditativo te hace sentarte y pensar, transcender junto con el poema, te dota de hipersensibilidad que vas desarrollando y te hace estar muy atento a todo.

El haiku no son sólo palabras. La mirada limpia es esencial, el saber estar sin esperar nada es esencial, el poder apreciar la naturaleza y las pequeñeces de las cosas por insignificantes que fueran estas, todo es necesario en el haiku

Como el autor Octavio Paz en su texto la tradición del haiku comenta; El haikú no sólo es poesía escrita -o, más exactamente, dibujada- sino poesía vivida, experiencia poética recreada. Con inmensa cortesía, Basho no nos dice todo: se limita a entregarnos unos cuantos elementos, los suficientes para encender la chispa. Es una invitación al viaje pero a un viaje que debemos hacer con nuestras propias piernas; como él mismo dice: “No hay que viajar a lomos de otro. Piensa en el que te sirve como si fuese otra y más débil pierna tuya”. Y en otro pasaje agrega: “No duermas dos veces en el mismo sitio; desea siempre una estera que no hayas calentado aún”.

El haiku me muestra cuánto puedo llegar a sentir al leer algo que carece completamente de importancia según el punto de vista más convencional, y preguntarme luego por qué me emociona tanto eso que me está contando, se trata de que mi atención sea plena y eliminemos los obstáculos entre mi percepción y eso que hay ahí fuera y se llama mundo.

“La poesía japonesa, gracias sobre todo a Matsúo Basho, alcanza una libertad y una frescura ignoradas hasta entonces. Y, asimismo, se convierte en una réplica al tumulto mundano. Ante ese mundo vertiginoso y lleno de colorido, el haikú de Basho es un círculo de silencio y recogimiento: manantial, pozo de agua oscura y secreta.” Paz, Octavio “la tradición del haiku”

Creo que el haiku japonés se inclina más a la vía espiritual, un modo de entrenamiento del “yo”, un proceso de despertar de los sentidos, de atención, de naturalidad, de autenticidad y de paciencia para comprender en sí que trata de decirme el poema.

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