Los Contrabandistas De La Memoria
jaquelinecortez16 de Septiembre de 2014
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Texto de opinión sobre “los contrabandistas de la memoria”.
En el texto “los contrabandistas de la memoria” Hassount, su autor, nos informa sobre la importancia que tiene la transmisión sobre la vida del ser humano, el saber de donde somos, quienes fueron nuestros padres, abuelos, cuales son nuestras raíces.
Pero muchos hechos históricos nos muestran que no siempre la transmisión a sido pasada de una generación a otra, por ejemplo en el golpe de estado de 1976, se realizaban secuestros que consistían en operativos que se realizaban a altas horas de la noche o de la madrugada.
En el domicilio irrumpía una “patota” integrado por cinco o seis individuos. Los integrantes iban provistos de un voluminoso arsenal, absolutamente desproporcionado respecto de la supuesta peligrosidad de sus víctimas. Previo al arribo de estos, solía producirse el “apagón” en la zona en que se iba a realizar el operativo.
La intimidación y el terror apuntaban a inmovilizar a las víctimas en su capacidad de respuesta ante la agresión.
Las “patotas” efectuaban los operativos de secuestro a cara descubierta. Cuando había niños en la familia que era “chupada”, la represión procedió de distintas maneras:
1. Niños dejados en la casa de algún vecino para que éste se hiciera cargo, hasta tanto llegara algún familiar de la víctima.
2. Niños derivados a Institutos de Menores, que los entregaban a familiares o los cedían en adopción.
3. Secuestro de los niños para su posterior adopción por algún represor ,con el mismo vehículo que transportaba a la madre.
4. Entrega directa del niño a familiares de la víctima, lo que en muchos casos se hizo.
5. Dejarlo librado a su suerte, en el domicilio donde aprehendían ilegalmente a los padres. Ó trasladarlos al mismo Centro Clandestino de Detención, donde presenciaban las torturas a que eran sometidos sus padres, o eran ellos mismos torturados en presencia de éstos.
6. Muchos de estos niños hoy figuran como “desaparecidos”.
Aquellos niños que fueron dados en adopción, no supieron nunca quienes eran sus padres, crecieron sabiendo y teniendo como cierto que eran aquellos que los criaron.
Un caso que Hassunt nombra en su relato es el de una niñita hija de padres polacos, obreros mineros en Lorraine, descubrió con estupefacción el día de su entrada a la escuela primaria, que vivía en un país llamado Francia del que ella ignoraba todo. Ignoraba el francés, ignoraba que el país en el que vivía era diferente en más de un sentido de aquello con lo que convivía cotidianamente en el barrio de mineros. Durante años tuvo que confrontarse con las dificultades nacidas del enigma que entonces la había conmocionado ¿Quién era ella? ¿De dónde venía? ¿A dónde la habían llevado? Otras tantas cuestiones que debían resurgir durante todo un período de su existencia. Ninguna palabra había sido enunciada durante su primera infancia sobre la historia de la emigración de sus padres, ninguna palabra había podido dar cuenta, en el momento de su descubrimiento, que ella había nacido en el exilio de una patria desconocida en un país del que nada sabía. Ningún discurso había podido enunciar lo que le hubiera permitido dialectizar un sentimiento de inquietante extrañeza. Esta experiencia vivida la acompañaría durante muchos años, llevándola a sentirse, en su vida profesional y familiar, como una extranjera que no se autorizaba ni a la felicidad ni al éxito.
En conclusión pienso que el acto de transmisión llena un vacio en la vida de la persona, dejando a un lado el sentirse aislado por ser de diferente cultura, sino todo lo contrario porque la persona lucharía para ser aceptado, no como en el caso de la niña polaca que al llegar al colegio descubre que ella tiene otra cultura, y su sentimiento debe de haber sido
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