Los Hijos De La Malinche (Octavio Paz)
onil15 de Octubre de 2012
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INTRODUCCION
¿Qué es la chingada?
Es una figura mítica. La Chingada es una de las representaciones mexicanas de la Maternidad, como la Llorona o la "sufrida madre mexicana" que festejamos el diez de mayo. La Chingada es la madre que ha sufrido, metafórica o realmente, la acción corrosiva e infamante implícita en el verbo que le da nombre. Vale la pena detenerse en el significado de esta voz.
Siendo india de una tribu, que es abusada, utilizada Por Hernán Cortez y debido a que el era español se les domino al pueblo azteca “los Chingones”.
Norte (agringados), Centro (españolizados) y Sur (indígenas); tres Méxicos en un mismo país, pero eso si, todos con el ¡Viva México, hijos de la Chingada!, verdadero grito de guerra de cada mexicano... nacionalidad que además implica muchas cosas dentro y fuera del país.
Se trata de como los mexicanos nos consideran hijos de la chingada desde el punto de vista de Octavio paz. Y como ni somos indios ni españoles estamos entre en medio de esas dos.
Nosotros queremos ser alguien imitando a personas que ni somos nosotros copiando cosas del extranjero y dejando atrás nuestras cosas Mexicanas. Como hemos dejado a nuestra propia religión con el hecho de que creemos en dios Jesucristo, hombre golpeado por soldados, asta matarlo, y nuestro dios Cuauhtémoc que fue torturado salvajemente y asesinado brutalmente ni siquiera las nuevas generaciones están interesadas en el, ¡nuestro dios!.
La chingada es la mujer o doña marina quien fue utilizada abusada vendida por Hernán Cortez y gracias eso al pueblo azteca nos conocen como los Chingones
¿Cómo es que los mexicanos cambian a partir de la malinche?
La chingado tiene varios significados, no debemos de decirlo solo por grosería, debemos de reflexionar sobre que los hombres no somos quienes hacemos todo el trabajo, finalmente la vida se la debemos a todas las mujeres.
Nuestro nuevo modo de hablar con un vocabulario extenso de groserías entre ellas “chingate, changa, a la chingada, chingados”...
Nos hemos olvidado del verdadero significado de la chingada, hemos olvidado que todos somos hijos y descendientes de la chingada.
Primero podemos ser obreros, los mas humildes obreros del mundo, creen que por ser de ciudad somos los “chingones” sin embargo cuando se es mas importante nos olvidamos completamente de nuestras madres.
Si es cierto que hemos cambiado por la educación que recibimos y que asta las propias mujeres sin embargo eso no justifica el hecho de que los hombres tomen a las mujeres a fuerza “se las chinguen”
PLANTEAMIENTO
• Saber los cambios de los mexicanos a partir de la malinche.
• Saber conocer el significado de la chingada.
“Viva México Hijos de la Chingada” es una de las frases citadas al principio del capitulo
Luego entra lo que es el Chingar, esta palabra se usa mucho en el capitulo y la verdad al principio es muy aburrido de tantos ejemplos de cómo se usa y que significa cuando lo usamos, pero que a fin de cuentas tiene un propósito. Se define lo que es hijo de la chingada, chingon y vete a la chingada y muchos otros ejemplos a los que se hace referencia. Todo esto se resume a algo muy simple en México o chingas o te chingas.
Esto nos lleva a lo que es el Macho el macho no es nada más que una máscara que se usa para que no te chinguen y para eso uno tiene que ser el mas chingon. Ser chingon no es ser genial o bueno en algo sino mas bien ser el más Macho y eso no precisamente es bueno, pero es algo que simplemente es inevitable porque aunque uno quería ser neutral alguien va a querer ser el chingon y como no te puedes dejar chingar tu también te vuelves chingon y a fin de cuantas Todos en México somos chingones no guste o no y el que no literalmente se chinga o más bien se lo chingan.
Al final del capitulo en una de sus tantas referencias historicas aparece la Malinche que es una india que se entrego a Cortez para ayudarlo y cunado no fue necesitada la olvido, en pocas palabras se la chingo, lo que convierte a la Malinche en la Chingada y lo que nos lleva de regreso a la frase “Hijos de la Chingada” Todos los mexicanos somos hijos de la Malinche, somos hijos de la chingada y tambien chingones.
• Desarrollo.
Mexicanos que no se mezclan y que se autonombran Pachucos. Es decir, “Bandas de jóvenes generalmente de origen mexicano, que viven en las ciudades del sur, que se singularizan por su vestimenta conducta y lenguaje”. Personas que no quieren volver a su origen mexicano, pero que tampoco quieren pertenecer al sistema americano. El Pachuco, según Octavio Paz, “Es uno de los extremos a los que puede llegar el mexicano”. Siempre marginal, al Pachuco le gusta irritar a la sociedad, entonces, y sólo entonces, el Pachuco encuentra su lugar en el mundo y por lo tanto, su razón de ser. Se siente libre de romper las reglas, de conocer lo prohibido, en pocas palabras, de desafiar al sistema. Entonces el Pachuco se sabe distinto y por ello, se sabe solo.
Paz niega el supuesto complejo de inferioridad que caracteriza al mexicano. “Sentirse solo no es sentirse inferior sino distinto”, de hecho, la soledad no es una ilusión, es la vida contemplada con los ojos abiertos. La soledad del mexicano, tiene sus raíces en su profundo sentido religioso, y en la muerte, la compañera perfecta de la vida. Sólo en México se rinde culto a la muerte pues se sabe dadora de vida. La historia de México es la búsqueda de su origen: indigenista, hispanista, afrancesado; México, quiere “volver al centro de la vida de dónde un día, en la conquista o en la independencia, fue desprendido”.
Varias son las facetas del mexicano, ser singular que sin embargo, “siempre está lejos, lejos del mundo y de los demás. Lejos también de sí mismo.” Capaz incluso de hacer uso del silencio, además de la palabra, como un instrumento de defensa.
Y a propósito de la palabra, el poeta reflexiona sobre el poder real que la palabra misma ejerce sobre el mexicano. Conceptos como “rajarse”, revelan el grado de machismo que todos llevamos dentro. ¡Puto el que se raje! Otro ejemplo, que sólo en México existe, es el albur. Lenguaje secreto, ingenioso, de fuertes connotaciones sexuales que agrede, reta, y finalmente, termina por demostrar nuestro carácter cerrado frente al mundo.
El mexicano usa máscaras para proteger su intimidad, no le interesa la ajena y por lo tanto, el círculo de la soledad se vuelve a cerrar. L a manera instintiva en la que consideramos peligroso a todo lo que representa lo exterior, tiene su razón si revisamos la historia de nuestro país. Las derrotas se sufren con dignidad. Lo anterior, subraya el autor: “No carece de grandeza”.
La contradicción forma parte del mexicano. “Cualquier pretexto es bueno para interrumpir la marcha del tiempo” y las Fiestas populares, resultan el desagüe idóneo para tal efecto. Durante las Fiestas populares, desde el grito de independencia hasta el día de la raza, el mexicano se siente completo, seguro. La razón es sencilla, en ese instante, en ese presente, “el pasado y el futuro al fin se reconcilian”.
En todos los rincones de México existen sus Ferias y tradiciones, aún en los más miserables. Los ricos, la minoría que no es pueblo, no festejan, sus reuniones son frías y ni por equivocación se faltan los modales. “Las Fiestas son el único lujo de México”.
Y una vez más, el círculo de la soledad se cierra. El mexicano derrocha esperando que el derroche mismo atraiga a la abundancia y si no la atrae, por lo menos se aparenta.
Lo importante es que, durante la Fiesta, “todo pasa como si no fuera cierto, como en los sueños”. La gente se burla del clero, de las instituciones, del ejercito y hasta del mexicano mismo.
Uno de los festejos que más llama la atención: es el día de muertos. Ya desde antes de la llegada de los españoles, los indígenas creían que la vida se continuaba con la muerte, y de hecho, la vida misma se alimentaba de la muerte. Nada más privilegiado en vida, que ser sacrificado para los Dioses. Mientras que para los cristianos la muerte es la antesala a otra vida, para los aztecas, la manera de participar fundirse con las fuerzas creadoras. Para los aztecas, ni la vida ni la muerte les pertenecía, todo era un capricho de los dioses. La religión y el destino, trazaban la vida de sus hijos. “La conquista de México, sería inexplicable sin la traición de los dioses, que reniegan de su pueblo”.
La condición humana es rebajada hasta sus últimas consecuencias. El individuo se vuelve obrero, número de fábrica prescindible. Produce mercancía que el mismo consume. Se disuelve en la masa y entonces cobra significado. Ahora pertenece a una clase. Luego, volviendo a aterrizar en tierras mexicanas, el autor sorprende con una frase demoledora. “El mexicano no quiere o no se atreve a ser el mismo” Demasiados fantasmas lo habitan: la conquista, la colonia, la independencia, las guerras contra Francia y Estados Unidos “nuestro buen vecino”, demasiados abandonos por parte de los dioses. Sin embargo, los mexicanos tenemos una manera de exorcizar a nuestros demonios. Un grito es suficiente para afirmarnos ante lo exterior, ante los demás: ¡Viva México hijos de la Chingada! Y ¿quién es la Chingada?, ¿a quién o quienes se dirige tal grito de guerra? No es casual por supuesto, que el 15 de septiembre, aniversario de la independencia, todo México, embriagado de seguridad y orgullo, lo grite. Y tampoco es casual que la figura materna, por un lado falsamente respetada, sea el blanco de la agresión.
La
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