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Los Que Debieron Ser Mis Padres

krisnaanelisse15 de Octubre de 2013

570 Palabras (3 Páginas)420 Visitas

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Un mensaje a los que debieron ser mis padres.

Papitos: no sé si deba llamarlos así

porque en realidad nunca lo fueron;

cuando descubriste, mamita, que estaba en ti

sentiste náuseas, pretextos mil

que papito y tú me destruyeron.

Aún recuerdo con vasta pena

hace seis meses que tú, mamita,

en una noche te diste cuenta

que estaba envuelto en tu placenta

y te dio rabia, mucha, infinita.

Sentí algo amargo, ¡más qué importaba!

uno en el vientre vive tranquilo;

el sexto hijo era yo, ¡cuánto te amaba!

sumaba días, multiplicaba,

el mismo mes me parecía un siglo.

Soñaba tanto con ver las flores,

la luz del día, mis hermanitos...;

sería bueno con mis mayores,

todos mis actos serían mejores

por ver alegres a mis papitos.

Soñaba tanto en aquel momento,

en el instante en que me tendrías;

me veía envuelto, cubierto a besos,

tú siempre, siempre me arrullarías

y mi papá me diría: “¡Travieso!”.

Mas esa noche, ¡ay!, que bien recuerdo,

llegó papá, te miró nerviosa,

corriste, y en aquel encuentro,

hablaste de mi, que me llevabas dentro,

que estabas triste, te sentías mal, temerosa.

Sentí que él se quedó inquieto,

quiso llorar, quedó en silencio,

te vio con ansia, te vio con miedo;

¡él me quería!, casi estoy cierto,

¡iba en su vida, en su pensamiento!.

Mas el demonio pudrió su mente,

le dio egoísmo, le dio veneno;

sentí temor, me quedé pendiente,

escuché llantos y gritos fuertes,

tantos reproches que se dijeron.

Mi fetal alma ya comprendía

todos los gritos, ¡falsas palabras!

pensé en vivir, que me salvarían,

que antes que nada sí me querían,

que estaban limpias aún sus almas.

Iba a ser bueno con mis papitos,

no lloraría en toda la noche,

me aguantaría, sería un hombrecito,

no lanzaría siquiera un grito

para evitarme cualquier reproche.

Cuando acostaron a mis hermanos

sentí bonito, quise ir con ellos,

eran tan buenos, ¿no había lugar?

y que importaba, así chiquito

me conformaba con estar cerca,

yo dormiría en el suelo.

Escuché entonces, papá, tu voz quebrada

por el cansancio o por el desvelo,

que era imposible que yo llegara;

más importante era que te compraras

un coche azul último modelo.

Sentí morirme, lloré en silencio

¿Eso es ser padres?, ¡yo les pregunto!

¿no me querían?, ¡¡¡por qué me hicieron!!!

¡yo no pedí venir a este mundo !

Al día siguiente, muy de mañana,

al hospital se fueron dispuestos;

miré por última vez aquella casa,

¡¡¡la que iba a ser mi casa!!!

a mis hermanos, tranquilos, quietos,

no imaginaban lo que pasaba

los niños sólo somos traviesos.

Miré aquel cuarto impecable, blanco,

y una mirada implacable, fría,

y sentí miedo, te di un abrazo,

busqué a papito, busqué una huída,

grité, lloré, me hice pedazos

porque atentaban contra mi vida.

Vi a mi papito, ¡lo vi temblando!

cuando pasábamos en la camilla;

le vi una lágrima en la mejilla

¡sí me quería!, ¡estaba llorando!

¡Sálvame!, ¡sálvame! te gritaba

te vi indeciso por un instante

pero a medida que nos llevaban

tú, mi papaíto, me abandonaste.

Cerraron puertas

...

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