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Límites éticos de la investigación


Enviado por   •  21 de Febrero de 2015  •  Tesis  •  20.656 Palabras (83 Páginas)  •  224 Visitas

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2.1.1 Límites éticos de la investigación (una hora)

La ciencia no es todopoderosa ni podemos sacrificar todo en su altar

El hablar de ética de la investigación implica no solo a los científicos en su carácter de grupo social, sino en alusión a cada uno como individuo. El tema tiene implicancias como el desfase entre el gran avance en lo científico y tecnológico por un lado y los valores por otro.; de tal manera que ahora enfrentamos el riesgo de la hecatombe nuclear siendo hoy más que nunca patente que cada suceso en el campo de la ciencia tiene una gran trascendencia en el futuro de la humanidad en pleno; para mejor o para peor.

Los aspectos que comporta la ética de la investigación son variados y puede afirmarse que la investigación es un aspecto particular de la más amplia problemática que significa la relación entre ética y ciencia.

Una primera cuestión implica las exigencias éticas del investigador en su relación de trabajo con otros científicos y sus colaboradores:

En este plano, es de preponderancia ética el reconocimiento de los trabajos utilizados para obtener información así como el mérito de cada persona que haya colaborado en el trabajo. Cada vez menos los logros científicos son fruto del trabajo de una sola persona, cada trabajo se basa ya se a en el esfuerzo de un equipo o por lo menos en antecedentes y/o teorías ya enunciados con anterioridad.

El uso de ideas o resultados preliminares ajenos, sin permiso para hacerlo constituye una práctica ajena a la ética e incluso comporta un robo intelectual o plagio científico.

Investigación científica y ética Hay quienes piensan que hablar de “límites éticos” de la investigación es algo así como caer en formas de censura que no permitan al científico desarrollar todas sus intuiciones

Hay quienes piensan que hablar de “límites éticos” de la investigación es algo así como caer en formas de censura que no permitan al científico desarrollar todas sus intuiciones. Pero si la ciencia es una actividad humana, que toca a los demás, que beneficia (o perjudica) a otros, que conlleva grandes cantidades de dinero y que puede servir para detener enfermedades o para provocarlas, está claro que debemos poner muros firmes y seguros para que no se dañen a seres inocentes o “culpables” (no nos parece justo que se realicen experimentos sobre criminales o prisioneros, cosa que por desgracia se ha hecho en algunos momentos de la historia).

¿Cuáles son los límites mínimos que podemos pedir al científico en su trabajo de investigación? Podemos aplicar un esquema sencillo: límites en los fines u objetivos, límites en los medios, límites en los resultados y en los costos económicos y sociales.

Límites en los fines: está claro que una investigación que tenga como objetivo destruir vidas humanas debe quedar totalmente fuera de nuestro horizonte. Por desgracia es algo que se hizo en la Alemania nazi, donde se veían qué gases y qué métodos eran más adecuados para los asesinatos de masa. Y es algo que se sigue realizando cuando se buscan maneras más o menos refinadas para el aborto, el infanticidio, la eliminación de ancianos o de personas enfermas, la construcción de “eficaces” armas de exterminio.

La ciencia permite abordar problemas aparentemente insolubles; en los últimos años ha llegado a un despliegue tan extraordinario de la capacidad de reproducir y modificar la dinámica de los procesos naturales que muchas personas ven con recelo, y a veces con pánico, cierto tipo de investigaciones científicas, porque creen que pueden convertirse en el peor enemigo del ser humano y de su dignidad. La clonación humana, la experimentación con células embrionarias, los cultivos genéticamente modificados, etcétera, son objeto de un debate social a menudo plagado de demagogia.

En esos discursos falaces se presenta a la ética como la voz unívoca de los principios que delimitan las conductas lícitas e ilícitas, y que reclama la configuración de las leyes, a pesar de su pugna con los hechos y con las teorías científicas.

Esta contraposición entre ética por un lado, y realidad y ciencia, por otro, constituye un grave error de ciertas formas de pensamiento arraigadas en la sociedad. Las éticas dogmáticas establecen principios y normas sin tener en cuenta los conocimientos adquiridos y las necesidades humanas. Sin embargo, desde los orígenes de la filosofía, las éticas argumentativas han promovido el saber sobre la naturaleza y el ser humano y la armonización de ambos, así como la resolución de los conflictos entre personas y grupos por vías racionales.

La reflexión sobre las conductas justas e injustas, punibles o loables, surge de una necesidad individual y social constitutiva de la estructura de las comunidades, vinculada a la capacidad humana de decidir en función de intereses complejos y de un horizonte amplio que trasciende la simple inmediatez. Es preciso hablar de éticas en plural, porque sólo las comunidades aisladas o institucionalmente cerradas han podido mantener una única concepción ética común.

Hoy las convicciones morales de los ciudadanos son más plurales que nunca y es ineludible la distinción entre la ética personal (ámbito privado) y la ética de la comunidad (ámbito público). En éste se definen las reglas de juego para el logro de la mejor y más justa convivencia ciudadana dentro del respeto a la diversidad de los planes de vida personal, algo que requiere algunas convicciones básicas compartidas sobre el valor singular de toda persona y de sus vínculos morales con la humanidad.

2.1.2 Decisiones éticas en la investigación científica (media hora)

Una decisión ética en una investigación, experimento o un trabajo científico, es cuando se debe medir realmente si aquello que se está haciendo transgrede o va contra la dignidad de humana, contra la naturaleza, contra la moral o la ley. El científico debe poner en la balanza las cosas y por razones éticas debe descontinuar el trabajo y encauzarlo por otros rumbos que no tengan choques éticos. Los protagonistas de la práctica de experimentos en seres humanos justificaron sus puntos de vista basándose en que en muchas ocasiones resultan provechosos para la sociedad y en la idea de sus resultados no pueden ser obtenidos por otros medios, sin embargo parte importante de los acuerdos fue mantener ciertos principios básicos para satisfacer conceptos morales, éticos y legales. En tiempos

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