MARISOL EN LA ANTARTICA.

MARISOL EN LA ANTARTICA

CAPITULO 1

LLEGADA A LA ANTARTICA

Marisol y su familia llegan a la antártica a la isla Rey Jorge, en la base Teniente March, donde lo esperaba el Señor Matus quién los guío a su nueva casa color roja de puertas y ventanas azules, ubicada en Villa Las Estrellas.

Al llegar a la casa desempacaron y Marisol fue a su cuarto de color amarillo con puerta blanca, donde ordenó sus cosas, sus libros preferido de Enid Blyton que tanto le entretenían porque se trataban de niñas que hacían cosas divertidas y peligrosas; los cuentos de Gabriela Mistral que la habían hecho querer la naturaleza, hablar con los árboles, las flores la tierra. Etc. Y su mayor tesoro, que era una colección de 54 fotos y discos de Michael Jackson, su cantante preferido, que coleccionaron durante un año con su mejor amiga Anita.

 Después de ordenar, salieron con el señor Matus y unos vecinos a  conocer la isla.

CAPITULO 2

ENCUENTRO CON LOS PINGUINOS

La familia se encuentra con miles de pingüinos, Tomas el hermano mayor de Marisol les dice que son sus nuevos vecinos, la familia Reyes De la Fuente y Panchito el hermano menor está preocupado porque piensa que los pingüinos pasan frío,  pero su papá le explica que no es así, porque ellos tienen un plumaje muy tupido y una capa de grasa que sirve para aislarlos del frío, y que cuando hace demasiado frío se van nadando a otro lugar más temperado.

CAPITULO 3

PLANES Y DUDAS

Después de cenar se prepararon  para ir a clases al día siguiente, sus padres irían con ellos ya que trabajarían allá.

Don Esteban era sicólogo y viajó a la antártica para hacer un estudio sobre la conducta humana, lo que él quería probar era que el ser humano en armonía consigo mismo y con sus semejantes, eran capaces de acostumbrarse a situaciones difíciles como el clima, la soledad y todo lo que los obligaba a cambiar  sus costumbres.

Todos estaban contentos y tenían planes a futuro, don Esteban debía observar el comportamiento de las personas y anotar los cambios, la señora Ester que era la madre, estaba fascinada con lo maravilloso del lugar y porque podría pintar y dejar en los lienzos todo lo bello de ese mundo blanco. Ella iba a hacer talleres en el colegio para enseñar a pintar y a dibujar y para preparar una exposición para personas de otros lugares del mundo para mostrar los paisajes de ese lugar.

Solo Marisol no estaba segura de nada y lo único que pensaba era si algún día volverían a la civilización o sea a las autopistas, las calles llenas de gente los mall y todo lo demás.

Ella entró a un colegio moderno, con calefacción alfombras, computadores, biblioteca, pero lo mas extraño era que habían solo dos profesores para todos los cursos y que los compañeros eran de todas las edades, solo cinco eran de su nivel, séptimo año, Camila, que era la menor del colegio, fue la primera que se le acercó y le pidió que le leyera un libro, ella se lo leyó con gusto porque estaba acostumbrada a leerle a su hermano Panchito, luego Camila le mostro el colegio y le presentó a las demás personas.

CAPITULO 4        

EL RAYO DE SOL APAGADO

Pasaron varios días y Tomas y Panchito se acostumbraron rápidamente al clima, se hicieron de nuevos amigos, y aparte de estudiar, iban al gimnasio a practicar voleibol, solo Marisol se sentía extraña e incómoda,  algo le faltaba para sentirse realmente bien, a veces, se entretenía bailando las canciones de Michael Jackson o le ayudaba a su mamá en la cocina y otras veces se encerraba a pensar y un día dibujando una casa de campo con árboles, chimenea naranjos con frutas y flores, de repente sintió ganas de llorar de ver a su abuelita Rosa y de acurrucarse en sus brazos gordos, pensaba en sus amigos Isabel, Anita,  Pedro, Rodrigo a su primo Sebastián, deseaba estar con ellos y contarles las novedades de su nueva vida fría y solitaria extrañaba todo, quería ver los árboles, las flores con abejas, las ,mariposas, sentía mucha pena.

Pensaba que no la deberían llamar más Marisol era tonto nombrar el sol si no calentaba nada y siempre se escondía detrás de las montañas de nieve, mejor sería que la llamaran Soledad porque eso era lo que sentía, asi es que le pidió a la mamá que así la llamaran y ella dijo que bueno.

CAPITULO 5

UNA NUEVA AMISTAD

Al otro día después de la tormenta que hubo en la noche, el día amaneció bonito así es que el papá les propuso ir a conocer los muros de hielo y por si veían una ballena azul, Tomás quería ir al cementerio de ballenas a sacar fotos para su diario de vida, en el camino se encontraron con focas, pájaros de ojos azules  y gaviotines. Don Esteban les dijo que el gaviotín era un pájaro muy viajero, que en otoño se iban al Polo Norte, se lo pasaban entre el Polo Sur y el Polo Norte.

Increíble la resistencia de un ave tan pequeña, les dijo Panchito. Te imaginas Marisol vuela doce mil kilómetros sin gastar una gota de bencina, Marisol se imaginaba que ella también podría volar  para volver a Melipilla, que es una ciudad llena de árboles y donde vivía su abuelita y sus amigos, su padre le recordó que acababan de llegar y que en todas parte podía hacer buenos amigos.

En el camino encontraron un pingüino Papúa que tenía dos huevos entremedio de las patas, el papá les dijo que cuando la hembra salía, el macho cuidaba el nido, Marisol le dijo que ese no era un nido que solo eran piedras, ese es su nido dijo el papá, ahí nacerán las crías. Marisol pensaba que el pingüino quería decirles algo y se acercó, pero no se atrevió a tocarlos, el pingüino no se asustó y Marisol le dijo que quería ser su amiga y que volvería a verlo.

Al otro día a las tres y media de la tarde, Marisol no aparecía por ninguna parte, pero ella estaba tranquila y confiada por primera vez desde que llegó a la antártica. Una fuerza extraña la hizo ir al nido y a medidas que se acercaba, sentía que debía llegar lo antes posible donde el pingüino Papúa, o algo horrible podía pasar, llego con el corazón latiéndole fuerte, el nido estaba solo y los huevos estaban tapados con piedras, de repente llegó un pájaro raro de plumas castaño oscuro y se paró encima de los huevos, sacando las piedras con sus patas el pájaro ladrón Skúa, así se llamaba, quería comerse uno de los huevos que era su alimento preferido, Marisol empezó a gritar y a echarlo pero tenía miedo acercarse a quitarle el huevo, ahí llego el papá pingüino y al verlo el pájaro se fue volando, ella le dijo que nunca más los dejara solos. Ella empezó a cantarle y le dijo que volvería cada vez que pudiera. (entonces en este capítulo la nueva amistad es el pingüino).

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