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Mensaje Multicultural De Arguedas


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2012  •  2.678 Palabras (11 Páginas)  •  297 Visitas

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INTRODUCCIÓN:

A continuación Ud. Podrá establecer una estrecha relación de Arguedas con su pensamiento en la cultura andina, su plena identificación con el Perú profundo que demostrado en cada una de sus obras.

He tomado referencias solo de algunas de sus obras para presentar este trabajo en el área de Comunicación.

Arguedas vivió un conflicto profundo entre su amor a la cultura indígena, que deseaba se mantuviera en un estado "puro", y su deseo de redimir al indio de sus condiciones económicas y sociales. Se puede decir que la añoranza a las formas tradicionales de la vida andina hizo que postulara un estatismo social, en abierta contradicción con su adhesión al socialismo.

Su obra revela el profundo amor del escritor por la cultura andina peruana, a la que debió su más temprana formación, y representa, sin duda, la cumbre del indigenismo peruano. Dos circunstancias ayudan a explicar la estrecha relación de Arguedas con el mundo campesino. En primer término, que naciera en una zona de los Andes que no tenía mayor roce con estratos occidentalizados; en segundo lugar, que a la muerte de su madre, su madrastra lo obligara a permanecer entre los indios. De esa manera asimiló la lengua quechua, y lo mismo sucedió con las costumbres y los valores éticos y culturales del poblador andino.

Espero colmar las expectativas del profesor y ser considerada como lectora de obras peruanas que enseña bastante la identificación con nuestra cultura andina.

MENSAJE MULTICULTURAL DE ARGUEDAS

El Perú es un país que engloba una infinidad de culturas y lenguajes la cual sirve de inspiración a Arguedas para referirse al Perú. Los últimos años los estudios de la cultura se imponen mas a la crítica literaria y la literatura parece perder importancia .sin embargo la critica cultural están implícitos en las obras literarias y la creación verbal por sí sola puede comunicar una voz auténtica de una cultura a los lectores de otros países. Siendo la literatura, clave para comprender la Cultura la cual forma parte del fondo de imágenes básicas de una nación, donde la renovación de imágenes mantiene viva la cultura.

La obra de Arguedas tiene como principal objetivo esta potencia creativa. La cual se pueden percibir aun sin conocer los contextos que insinúan en su texto. La literatura es un campo donde lo común y lo diferente no se excluyen. Posibilita ver lo otro y, a la vez, descubrir cercanías íntimas entre regiones tan distantes como América Latina y Europa Central.

La lectura de Arguedas posibilita tal encuentro cultural y personal. En las novelas de Arguedas hay un ansia de armonía que posibilita relacionar su obra con la tradición idílica de proveniencia Europea. José María Arguedas contradice la idea de una irradiación de la creatividad desde un centro metropolitano a las regiones periféricas. La cual Abandona la relación centro/periferia, asumiendo otro punto de vista. Cada región y cada cultura es un foco de creatividad.

La cultura andina no se subordina a otra cultura, sino todo lo contrario: se apropia de sus elementos y los transforma: “Ocurrió lo que suele suceder cuando un pueblo de cultura de Alto nivel es dominado por otra: tiene la flexibilidad y poder suficiente como para defender su integridad y aun desarrollarla, mediante la toma de elementos libremente elegidos o impuestos.

Arguedas se empeñó inmensamente en crear un nuevo lenguaje literario que expresara fielmente la sensibilidad del habla, y por consiguiente, la mentalidad de un hablante quechua. Consideramos el discurso literario de Arguedas, gracias a su inusitada belleza, sonoridad y originalidad como un hecho exclusivo no sólo artístico, sino también como un vínculo simbólico que une y comunica dos civilizaciones en conflicto en Una única comunidad pulsante. Las páginas de este artículo tienen como fin reflexionar sobre los Significados y profundidad del mensaje lingüístico arguediano. La elaboración experimental de la expresión lingüística aparece en muchas de las obras de Arguedas. Nosotros hemos escogido las novelas Los ríos profundos (1958) y El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971). La primera, porque representa la cumbre del nuevo discurso y la segunda, porque documenta su destrucción.

A su vez, las novelas reflejan como fieles espejos la evolución ideológica de Arguedas. El primer texto manifiesta plenamente la concepción armónica del encuentro cultural, mientras que el lenguaje del texto posterior es distinto. Arguedas llega a saber que la convivencia del pueblo indígena con la sociedad blanca no queda sin huellas mortales en el mundo quechua. Así, el discurso experimental unificador de Los ríos profundos se deshace irreversiblemente

en una polifonía caótica de voces superpuestas.

La visión mítica forma un estrato de la novela de Arguedas sin neutralizar su polo conflictivo. Una tensión entre la historia y la inclinación a la unidad del mundo es propia del género novelesco como tal; en la distinta configuración de ambos polos se basan los tipos de novela. El ansia de armonía determina la construcción del tipo idílico. Pero Los ríos profundos pertenece otro tipo que podríamos llamar “novela de conflicto de dos mundos” y cuyo antecedente es el Quijote. No es casual que en Los ríos profundos aparezca una alusión al personaje cervantino (aún más visible en El Sexto). En el sentido tipológico, la novela de Arguedas está más emparentada, por ejemplo, con la novela La vorágine que con Don Segundo Sombra con la que fue comparada. En Los ríos profundos el conflicto de los mundos tiene dos niveles.

El primero y más obvio es el enfrentamiento de dos tradiciones culturales en el ambiente bilingüe. El protagonista está encerrado en el colegio eclesiástico ajeno y no es aceptado tampoco por los indígenas de Abancay, humillados y pasivos. Vive entre dos comunidades sin pertenecer plenamente a ninguna. Ambas tradiciones conviven y se compenetran (p. ej. el motivo

de zumbayllu en el colegio) pero no se fusionan. La confrontación de las culturas no se resuelve con una armonización indigenista, que solo invertiría la relación centro/periferia.

La visión de Arguedas tampoco es mestiza en el sentido de la concepción armónica de la sinfonía de culturas, que tiene su tradición en el pensamiento hispanoamericano (Reyes, Vasconcelos, Carpentier). José María Arguedas concibe la relación entre las culturas como una “superposición”. Este concepto aparece en los ensayos de Mariátegui y más tarde en los de Octavio Paz. La crítica no suele relacionar a Arguedas con Paz, pero ambos coinciden

en temas fundamentales: la posiblidad de revivir la unidad originaria del universo (el “eterno presente” de Paz); el pensamiento analógico; la superposición de distintas tradiciones culturales que se mantienen en convivencia dramática sin fusionarse. La coincidencia de ambos escritores también revela una relación orgánica entre el ansia de armonía de illud tempus y la visión conflictiva de la convivencia multicultural. En México el estrato no moderno parece más oculto, mientras que en el Perú es visible. En los dos países la tradición indígena forma la base – igual que en la arquitectura de los palacios cusqueños.

Arguedas reconoció públicamente la influencia que Mariátegui y su revista Amauta M tuvieron en su formación proporcionándole la orientación doctrinaria y el instrumento «teórico indispensables para juzgar estas vivencias y hacer de ellas un material bueno para la literatura».15 José María Arguedas expuso los propósitos (y aun las tesis) de sus obras, con la excepción de El zorro de arriba y el zorro de abajo. Al hablar de su primera etapa que correspondería a Agua él pone énfasis en una dicotomía que ha sido pasada por alto por los críticos que han preferido enfocar la marginalidad de niño protagonista, en vez de su Posible identificación con el mestizo peruano. Arguedas expresa lo siguiente: En esa aldea los elementos humanos son más simples, está el señor de la mayor parte de las tierras, unos cuantos mestizos angustiados que no saben de quién va a depender su destino, que no saben si ponerse al lado del indio o ponerse incondicionalmente al lado del señor.

Esta gente también tiene una tragedia con la cual yo me he sentido perfectamente identificado. Algunos indigenistas odian al mestizo porque lo consideran instrumento vil del señor; no, puede que sea un instrumento Vil, pero en el fondo, por eso mismo, los mestizos son miserables y hay que salvarlos y en ellos hay una posibilidad, hay un primer intento de fusión entre los elementos de la cultura criolla y la cultura indígena.El niño narrador de los cuentos de Agua es hijo de un misti (caballero blanco), pero por su posición social en la casa de su madrastra y hermanastro él es tratado como un sirviente. Es la madrastra la que es latifundista y su padre es un abogado nómada. En «Los escoleros» don Ciprián le grita al niño «Otra vez te voy a tirar látigo. Ya no hay más doctor ahora, si eres ocioso te haré trabajar a golpes. ¿Sabes? Tu padre me ha hecho perder un pleito con la comunidad de K'ocha; yo le di treinta libras, tienes que pagar eso con tu trabajo»

Muy semejante es el dato biográfico que él ofrece cuando su hermanastro le gritó «no vales ni lo que comes» cuando lo acusaba de ser un mal sirviente. En su niñez él había amparado por los indios con los que comía y dormía, por ello se puso al lado del indio. Arguedas en 1950 publicó un artículo «La novela y el problema de la expresión literaria en el Perú»,19 y allí dice que «el mestizo bueno» es el que «se identifica con el indio, lo ama y sacrifica generosamente su vida por defenderlo» mientras que «el mestizo malo es el que sirve a los terratenientes y actúa ferozmente contra el indio».20 Hay otro vínculo entre Arguedas y el indio: la lengua quechua. El Perú es un país en el que dos lenguas existen, una predominantemente en la Costa: el castellano, y la otra en la Sierra del centro y del sur. Hay mestizaje lingüístico también. La lengua que él aprendió primero fue la quechua y hasta los ocho años no aprendió bien el castellano. Él nos relata la siguiente anécdota que revela de un lado la actitud de los blancos hacia los que no hablan bien su lengua y por otra parte la confusión que Arguedas experimentó, ya de adulto, al tener que escribir en la lengua «tradicional» del castellano sobre su mundo andino quechua y mestizo: Y sin que esto sea nada en contra de mi padre que es lo más grande que he tenido en este mundo, a veces mi padre se avergonzaba que yo entrara a reuniones que tenía con gente importante porque hablaba pésimamente el castellano.

Cuando yo leí ese relato —Agua— en ese castellano tradicional me pareció horrible, me pareció que había disfrazado el mundo tanto casi como las personas contra quienes intentaba escribir. Ante la consternación de estos mis amigos, rompí todas esas páginas. Unos seis o siete meses después, las escribí en una forma completamente distinta, mezclando un poco la sintaxis quechua dentro del castellano, en una pelea verdaderamente infernal de la lengua. Guardé este relato un tiempo, yo era empleado de correos, estaba una tarde de tumo y en una hora en que no había mucho público lo leí y el relato era lo que yo había deseado que fuera y así se publicó. Arguedas captura la lengua «sincretizada» que uno escucha en todos los rincones andinos del Perú en la boca de los mestizos que hablan castellano.

En Arguedas su conflictiva actitud de mestizo lo hizo decir en El zorro de arriba y el zorro de abajo «Estoy luchando en un país de halcones y sapos desde que tenía cinco años». Sería incompleto decir que Arguedas no se sintió tironeado hacia los blancos: su padre principalmente con «ojos» azules es el modelo para mucho de sus personajes hispánicos que tienen algo que los redime, como don Bruno en Todas las sangres o el padre director de Los ríos profundos, pero como el modelo biográfico —su padre— hay intolerancia en ellos hacia los indios. Arguedas dice «Yo no entendí nunca muy bien el mundo de mi padre.

Era una cosa muy curiosa, mi padre sentía simpatía por los indios pero formalmente los trataba mal».23 En su vida nunca superó su alienación íntima, aunque obtuvo

reconocimiento literario intemacionalmente. Su niñez lo había marcado, como él lo dijo «por el fuego y el amor», la pasión destructiva de los blancos y el amor de los indios Otra dicotomía que aparece en Yawar fiesta es la confrontación de dos mundos: el de la costa y el de la sierra. La costa va a estar representada por el Subprefecto, que es la autoridad máxima del pueblo, Puquio. Él representa al gobierno central de Lima y por lo tanto la política del momento.

Los más escasos de entendimiento, pero con algo de poder, como don Demetrio, quien equivocadamente se identifica con la Élite del poder de lima, proponen la erradicación de todas las costumbres nativas en los indios y en ellos mismos. Consideran cualquier cosa india como inferior y diferente, una diferencia que misteriosamente e incómodamente se les adhiere. Su razonamiento es que para realizar sus vidas, lo que en la cosmología peruana significa Ser tratado como igual por el limeño, deben eliminar todos los vestigios «indios», «Retrógrados» y «salvajes» de ellos mismos y de lo que los rodea. Pero hay que aclarar que las corridas de toros fueron introducidas por los españoles. Entonces lo que queda es que es la vida misma de los pueblos y el «Aindiamiento» que muchas costumbres han adquirido en el correr de los siglos. es lo que ellos quieren eliminar.

Resultaría una labor que nunca acabaría, porque en la mentalidad del limeño, pueblos como Puquio son «¡pueblos como de otro mundo! Sólo la necesidad, la plata, puede traer a uno a sufrir esta cochinada». En cambio para el serrano don Pancho ese pueblo tiene algo. Le responde «¡como pues no va a ser feo para usted! Usted ha nacido en pueblo de la costa así también como el señor Sargento es arequipeño / Para don Demetrio también es pueblo basuriento. Pero yo soy pues de aquí, mi cuerpo ha crecido en este aire, para mí, valgan verdades, Puquio no es feo. Yo he probado vivir en otros pueblos, pero no puedo. Como usted, triste vivía». Hay otro elemento en la dicotomía (y hay que aclarar que la novela refleja la vida de los Pueblos y los hacendados en la década de los veinte) y es que el limeño agrupa a todos los serranos sin diferencia de clase, dinero o privilegio en el mismo tipo de comportamiento: el Subprefecto dice «Roban, chupan, engordan, desuellan a la indiada y vienen al despacho. Ay señor Supre”

Arguedas, como serrano que participa de las ideas cósmicas de los indios, puede encontrarle a la sierra, especialmente a la naturaleza, una fuerza y vitalidad extraordinarias. Incluso, él afirmó que la tesis de su novela Yawar fiesta fue mostrar «el poder del pueblo indígena? que al querer la corrida de toros destruye el mito representado por el toro Misitu».

CONCLUSIONES:

• Arguedas, como serrano que participa de las ideas cósmicas de los indios, puede encontrarle a la sierra, especialmente a la naturaleza, una fuerza y vitalidad extraordinarias.

• Arguedas quiere mostrar que los indios le demuestran su valor a los señores matando a su propio dios y esta fuerza del poder indio radica en su contacto con La naturaleza.

• En su vida nunca superó su alienación íntima, aunque obtuvo

reconocimiento literario internacionalmente.

• Su niñez lo había marcado, como él lo dijo «por el fuego y el amor», la pasión destructiva de los blancos y el amor de los indios Otra dicotomía que aparece en Yawar fiesta es la confrontación de dos mundos: el de la costa y el de la sierra.

• El proceso de socialización que tiene lugar en los colegios hispánicos, muy especialmente los de religiosos, tiene un propósito definido de darle a los niños que llegan un sentido de Clase pero también de individualismo dentro de su clase.

• En un microcosmos se puede ser a varios niños que provienen de lugares en los que sus compañeros de juego y sus criados y niñeras han sido indios. Ellos han absorbido las creencias y mucho de la cosmovisión de un mundo indígena cuando eran muy Pequeños.

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