Mi Compromiso Es: El Gua, Mi Rio, Mi Vida.

EL NACIMIENTO DEL AGUA

Cuentan que hace mucho tiempo, cuando Dios apenas había decidido crear la tierra, dejó que esta se hiciera sola, y como la tierra no sabia como tomar forma por si sola, empezó a acumular toda clase de materiales que encontró en el cielo inmenso, y así se hizo así misma, pero únicamente tenía rocas, muchos minerales y todos los elementos con los que estaba hecho el cielo, pero estaba muy, muy caliente por tantos volcanes que hacían erupción a todo momento.

El Señor al ver tanto esfuerzo que había hecho la tierra para formarse se compadeció de ella y le dio un regalo, para que no solo tuviera los elementos de que esta hecho el cielo sino que además tuviera su espíritu, el espíritu de Dios.

Fue ahí cuando la tierra, apagó de su superficie ese calor inmenso que había tenido desde que empezó a formarse, con un liquido que al principio no era transparente pero debido al amor que tenía la tierra por ese regalo lo purifico y lo guardo por muchísimos años en los lugares más escondidos que ella tenía para que no se le perdiera.

Sin darse cuenta, la tierra, por guardar y cuidar tanto su regalo empezaron a formarse los continentes y las islas que sobresalían sobre su regalo para cuidarlo y su regalo formaba mares y lagos en las partes mas bajas y ríos que salían de las más altas.

El Señor solo sonreía al ver a la tierra tan contenta con su regalo y al ver como lo cuidaba pues ésta había mandado el fuego y el calor que la cubría al centro como si fuera su corazón, para seguir sintiéndose tibia y en la superficie había dejado lo mas fresquito de ella para mostrarle a los demás planetas todo lo que había recibido como regalo de Dios y como fruto de su esfuerzo.

Cuando pasaron muchísimos años mas, la tierra se dio cuenta como en el regalo que tanto amaba se empezaban a mover unos seres pequeñitos y a medida que pasaba el tiempo los veía crecer y cambiar de formas. Como la tierra tenia mucho amor y todo el tiempo del mundo para esperar porque era muy paciente, esperó con fé.

Su esperanza valió la pena por que al principio creyó que el regalo recibido del Señor se multiplicaba, pero se dio cuenta que no era solamente eso, lo que pasaba era que los seres pequeñitos eran ya grandes y que no solo nadaban sino que podían caminar o quedarse quietitos y multiplicarse en la superficie y en el fondo y en todas las partes de ella misma y que podían convivir, cuidarse a si mismos y cuidarla a ella.

La tierra se sentía agradecida por que el Señor le había dado un regalo que no era su espíritu, como ella creyó al principio, pero que si hacia que de el naciera, creciera y se reprodujera, le había dado el agua que hasta ahora nos da vida y la sostiene

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