Mi Mejor Amigo Criss

Mi mejor amigo Criss.

Por Sánchez Rivero D. Cecilia.

Hola, soy Anastacia y tengo 20 años y mi historia comienza conmigo y una expulsión de una de las escuelas más prestigiosas de Londres hace tres años. Otra vez había decepcionado a mi padre, un rico empresario del que yo estaba muy orgullosa. En realidad solo éramos mi padre y yo, el solo tenía que lidiar conmigo y con mis malas decisiones en la vida.

- Lo siento padre, te volví a decepcionar - pensé mientras este me llevaba camino a la que seria mi nueva escuela.

- Creo que mi error es darte lo mejor Anastacia - solo escuche y asenté con la cabeza y la mirada baja. Y ahí estaba, el lugar donde terminaría mis estudios de preparatoria, el lugar parecía normal, nada comparado con lo que estaba acostumbrada a ver, nada lujoso, solo una escuela normal más, era justo lo que quería. Al entrar al que sería mi salón de clases examine a cada uno de los que había en la pequeña habitación, me senté en el lugar más aislado y así transcurrió mi día, nada fuera de lo normal, no llegue con el propósito de hacer amigos así que no fui muy sociable, solo quería terminar mis estudios y hacer feliz a mi padre.

Mi segundo día de clases pensé que sería justo como el día anterior pero no, escuche murmullos por parte de todos, mire hacia la puerta y era un chico al que no había visto el día anterior y al juzgar por la vista de todos, este chico igual era nuevo en la escuela. Lo mire y examine detenidamente, este chico tenía algo que nadie más tenia. Me apresure a llegar a casa para hablar con los trabajadores de mi padre que eran muy amigos míos para que averiguaran sobre el chico este. Yo había tenido muy mala suerte en el amor, todos los hombres con los que había salido antes eran todos unos patanes, buena cara, buen porte, era lo que toda chica quería, pero unos estúpidos patanes, yo me había dado por vencida, no quería saber nada del amor, pero este chico de piel morena, cabello no tan fino y ropa sucia que parecía ser de clase baja, tenía un no se que.

- Christian Steele, 17 años, trabaja en el campo y sale con una chica que al parecer fue su amiga de la infancia - La voz del trabajador de mi padre me sacaron de mis pensamientos. – Oh, ¿en serio? Hmm gracias Esteban – dije enseguida, no es que tuviera esperanzas, solo quería conocer un poco de el sin tener que hablarle.

Al tercer día llegue a la escuela y lo vi ahí platicando con los demás, era como si su presencia no fuera nueva en el lugar, a diferencia de mi, el era muy sociable, un chico energético por lo que pude notar. No paso nada fuera de lo normal, no hablaba con nadie, solo llegaba y con la misma me regresaba a mi casa. No fue hasta como al quinto día que mi rutina cambio. Era el almuerzo y estaba sentada sola mirando nada como ya era costumbre, cuando de la nada apareció el chico este, lo mire a los ojos esperando que hablara.

- Hola, eres Anastacia ¿cierto? – dijo mientras que su vista no se apartaba de mis ojos - ¿Si? – y se sentó a mi lado – Hola, soy Cristian, pero, puedes decirme Cris – dijo sonriente - ¿Cómo te gusta que te digan Anastacia? - -Sinceramente me gusta más que me digan Elly, mi primer nombre no me agrada mucho – conteste seria – Un gusto, Elly – haciendo énfasis en mi segundo nombre, pero sin dejar de sonreír y continuo hablando – Siempre quise hablarte, pero pareces un poco seria y no quería molestarte – No quería hacer platica, había olvidado por completo mi primera impresión de el y hasta me parecía un poco molesto.

- Ah no, solo es que… no soy muy sociable –Hice una mueca fingiendo una sonrisa. Y asi paso el resto del descanso, el hablaba y yo fingía que escuchaba y sonreía a veces para no hacerlo sentir mal.

Fueron pasando los días, ‘’Cris’’ como me costaba decirle, se fue acercando cada vez más a mi, hasta llegar a sentarse a lado de mi en clases, el había llenado ese vacio que yo había creado al llegar a esa escuela, hacíamos la tarea juntos, platicábamos y le contaba sobre mis cosas, fue algo raro, jamás había tenido una buena amistad con un hombre. Fueron pasando los meses, hacíamos todo juntos me divertía

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