Mies.

El origen del concepto de “superhombre” para Nietzsche nace por la necesidad de querer cambiar la sociedad dominada por el cristianismo, y poder convertirla en un “ser” independiente, capaz de hacerla participe de una voluntad de poder, instalando al hombre en el gozo. Este concepto acuñado por Nietzsche pretende despojarse de toda moral autoimpuesta, centrando al sujeto en su capacidad de decidir libremente. (bien!)

Durante la modernidad predominaba todo aquello colectivo, y en la arquitectura se ve reflejado en cómo los arquitectos pensaban las casas como máquinas, y la idea de estandarizar y replicar en serie se convertía cada vez más en un mecanismo de producción masivo (Lo colectivo como “concepto” se manifiesta por distintos cambios que se vivía en ese periodo: revoluciones sociales, nuevos materiales, transformación en las ciudades, deterioro de las ciudades y de la sociedad. La clase obrera está ya dentro de programas sociales, políticos y viviendas, por lo tanto estos se materializaban en ensayos arquitectónicos de la época. Faltaría agregar esto, aplicando una mayor síntesis). Bajo este contexto el arquitecto Mies Van der Rohe supuso que la única manera de llevar a cabo una vivienda era el entendimiento del “yo” en el espacio privado y su individualización. Aquí podemos encontrar el primer vínculo entre Nietzsche y Mies, en donde ambos plantean la necesidad de romper con toda moralidad y de esta forma incorporar lo realmente importante, la figura del sujeto y su individualismo, promoviendo de esta forma la liberación del “yo”. (bien!)

La casa tres patios proyectada por Mies es un espacio destinado para sólo una persona, los muebles, materiales, muros, luz y privacidad (Bien, mencionar todo lo que conforma el sistema de Mies) están pensados para que el sujeto reflexione, desarrolle su propio yo y se encuentre consigo mismo. Todo aquello plantea una liberación del convencionalismo moderno, y pone a Mies como arquitecto que desea encontrar la “verdadera” naturaleza de la modernidad, dejando de lado toda concepción autoimpuesta por la sociedad y tomando como base la pura afirmación de su yo.

EI superhombre, esa forma de ser y pensar que Nietzsche vincula genealógicamente al sofista, conoce el poder de la convención, la historicidad de su propia figura: él es el que ha extraído el fundamento de las leyes de la polis de la naturaleza y ha afirmado su pertenencia al mundo del nomos, de la convención, del pacto entre hombres; las tradiciones no son mandatos sino convenciones que es necesario escoger en la construcción del yo: como un repertorio de referencias en las que mirarse (…)

Ábalos, Iñaki, "La buena vida", cap: “La casa de Zaratustra” página 30

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