Militar
chrstnTesis19 de Septiembre de 2013
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Militar
• Fundamentos
Recursos humanos
Japón tiene unos 127.500.000 de personas lo que da una densidad demográfica de unos 337 h/km². Se trata de una población moderna que ha terminado la transición demográfica. Es un población muy envejecida. Tan sólo el 14% de la población tiene menos de 15 años, el 65% tiene entre 15 y 65 años y el 21% más de 65 años. El crecimiento de la población es negativo, sobre el -0,14% anual. La tasa de natalidad es muy baja, sobre el 8‰, lo que da una tasa de fertilidad del 1,2‰. La tasa de mortalidad es muy baja, sobre el 9‰, y mucho más baja es la tasa de mortalidad infantil, que no llega al 3‰, como corresponde a un país en el que la sanidad de calidad llega a todas las capas de la sociedad. La esperanza del vida al nacimiento es de unos 82 años.
El descenso de nacimientos ha sido una preocupación constante en la sociedad japonesa desde hace décadas, pero es especialmente llamativa desde la década de 1990. Desde el 2005 se producen más fallecimientos que nacimiento, puesto que la tasa de migración en Japón es casi cero. Esto supone un problema para el sistema de pensiones nipón, por lo que se han de tomar medidas en este sentido, a causa del aumento de la población dependiente. Como métodos de control de la natalidad preferentes están el condón y el aborto legal. La tendencia a la familia pequeña se debe a una baja tasa de matrimonios, la incorporación de la mujer a la vida laboral, la vivienda de reducidas dimensiones, y el alto costo de los hijos.
El 98,6% de la población es de origen japonés. Apenas hay asentadas minorías de otros países, y sólo se reconocen, dentro del país dos etnias, los ainu y los ryukyuans, y algunos grupos sociales minoritarios como los burakumin. Se trata, pues de una sociedad muy homogénea, que habla toda ella japonés, aunque el inglés es conocido por la mayor parte de la sociedad, en la que los lazos de sangre son importantes para establecer relaciones sociales. Los no japoneses se sienten discriminados en el país. Los inmigrantes son muy pocos, apenas unos 200.000 europeos y norteamericanos nacionalizados, y minorías de chinos, coreanos, filipinos, indonesios, tailandeses y vietnamitas. También existen unos 50.000 trabajadores temporales indios, fruto de los acuerdos comerciales entre la India y Japón. A ellos se suman los procedentes de Bangladesh, Irán, Afganistán, Pakistán, Brasil, Ecuador, México y Perú. Las personas extrajeras tiene ciertas restricciones legales, y no están bien vistas por la sociedad, incluidos sus descendientes y a pesar de las mezclas con los oriundos.
En Japón la población está irregularmente repartida. Sus 337 h/km² le convierten en uno de los países más densamente poblados del mundo. En general las zonas más pobladas son las costas, y el sur más que el norte. La costa del Pacífico es la más poblada, allí se encuentran las grandes megalópolis. La isla de Hokaido y el noreste de Honshu son las menos densamente pobladas.
La población japonesa no ha sido propensa a emigrar de su país, pero durante el siglo XX se produjo un auténtico éxodo rural que ha determinado el carácter fuertemente urbano de la sociedad japonesa. Tras la segunda guerra mundial el proceso se intensificó hacia las grandes megalópolis niponas, especialmente el entorno de Tokio. En la actualidad se están promoviendo políticas de dispersión que favorecen a las ciudades de tamaño medio, en contra de las grandes conurbaciones.
Sólo un pequeño porcentaje de la población, y muy ilustrada, emigra del país, para vivir parte del año fuera de él, aunque continúa manteniendo residencia fija en Japón. No obstante, las personas que viven largas temporadas en el extranjero no son bien vistas por sus conciudadanos.
La fuerte homogeneidad de la sociedad japonesa hace que se den frecuentes casos de xenofobia, que, a pesar de lo escaso de las minorías, han provocado graves conflictos sociales.
Territorio
Japón es un país insular que se extiende a lo largo de la costa Pacífica del nordeste de Asia. La isla principal es Honshu, y las otras tres más grandes son Hokkaido, en el norte del país, y Shikoku y Kyushu en el sur. Más de 4.000 pequeñas islas rodean a estas cuatro principales. Las islas principales están conectadas mediante un moderno sistema de transporte, del que forma parte el túnel Seikan, el mayor túnel ferroviario del mundo, con una longitud de 54 kilómetros. Los trenes japoneses de alta velocidad (conocidos como shinkansen, o trenes-bala) enlazan las principales regiones del país.
Aproximadamente un 73 por ciento del territorio japonés es montañoso, y todas las ciudades importantes, excepto la antigua capital de Kyoto, se ubican en torno a una estrecha franja de llanuras costeras. Japón era una de las sociedades más aisladas y tradicionalistas del mundo cuando el comodoro Matthew C. Perry entró en la Bahía de Tokyo al mando de una flota norteamericana en 1853. Hoy, en cambio, es un país democrático y de mentalidad abierta, además de uno de los tres mayores exportadores de productos manufacturados y la segunda potencia económica mundial, sólo por detrás de Estados Unidos.
Instituciones militares
Las Fuerzas de Autodefensa de Japón, son las fuerzas armadas establecidas en Japón tras el fin de la ocupación estadounidense del país tras la II Guerra Mundial. Durante la mayor parte del periodo de posguerra estas fuerzas estuvieron confinadas a las islas de Japón y no se les permitía desplegarse en el extranjero. Sin embargo, en los últimos años han participado en operaciones internacionales de mantenimiento de paz. Recientes tensiones, particularmente con Corea del Norte y China, han reactivado el debate acerca del estatus de las Fuerzas de Autodefensa y su relación con la sociedad.
Las Fuerzas de Autodefensa de Japón se componen de 239.430 hombres (2005), de los cuales 147.737 pertenecen a la Fuerza Terrestre de Autodefensa, 44.327 a la Fuerza Marítima de Autodefensa, 45.517 a la Fuerza Aérea de Autodefensa y 1.849 a la Oficina del Estado Mayor Conjunto. Por su parte, los reservistas suman 57.899.
• Factores
Doctrina militar
Japón quedó devastado al concluir la Segunda Guerra Mundial. En ese entonces, una de las vías que encontró para salir de la crisis en que había quedado inmerso, fue dedicarse por completo a la recuperación económica. Para ello, en 1951, firma el Tratado de Seguridad con los EE.UU., a partir de la Doctrina Yoshida, que consistía, en la concentración de Tokio en la recuperación económica, mientras se transferían las necesidades de seguridad del país, al gobierno norteamericano. Hasta 1960, existió el debate entre los distintos círculos japoneses sobre si se debía continuar o no, bajo esa Doctrina y si se mantenía el Tratado de Seguridad con EE.UU. (el cual fue revisado en este año), pues contradecía los principios pacifistas instaurados por la Constitución en 1947.
Después de la revisión del Tratado de Seguridad en 1960, Japón entra en una fase de cooperación militar con EE.UU. Ello se evidencia en la introducción del artículo 6 del Tratado, según el cual “para edificar su propia seguridad y la de los EE.UU., Japón permitiría establecer bases militares norteamericanas, especialmente en Okinawa” . La necesidad de incluir esta cláusula fue explicada por, la guerra en Corea y lo que ellos denominaron “la creciente amenaza comunista en el Este asiático”, razones por las cuales “Japón necesitaba protegerse”. En 1969, después de la guerra en Vietnam, el gobierno estadounidense formuló la Doctrina Guam, en la cual se exhortaba a los aliados asiáticos de este gobierno, a que tomara mayores responsabilidades en su seguridad regional. Sin embargo, no es hasta 1976 que Japón formula el Programa Nacional de Defensa (PND), donde se afirma que el país mantendrá unas Fuerzas de Autodefensa (FAD), para poder responder a cualquier agresión directa limitada, es decir, sin armamento nuclear.
De esta manera, Japón asentaba las bases para empezar a desarrollar una tímida doctrina militar de defensa contra ataques exteriores con la coordinación de los EE.UU. Desde ese momento, ambos gobiernos estipulan una división de sus funciones: Tokio aumenta su potencial militar para asistir a Washington en el cumplimiento de su deber para defenderle, mientras que este se compromete a proporcionar en última instancia la defensa del país asiático.
Al terminar la Guerra del Golfo, el gobierno estadounidense y el japonés, llegaron a la conclusión de que, la participación de Japón en este conflicto había sido mínima, sobre todo por las limitaciones constitucionales del país asiático, de lo que se dedujo que, el esquema de seguridad nipón era inapropiado para responder a los desafíos regionales y globales. Esto fue suficiente para que Tokio decidiera reordenarse jurídicamente y llevar a cabo un cúmulo de acciones que le permitiera incorporarse como miembro de primera línea en el sistema internacional. En este sentido, podrían destacarse dos grandes etapas en el proceso de cambios en la política de seguridad japonesa. El comienzo de la primera etapa podría enmarcarse a mediados de los años 90 y la segunda, a partir de los acontecimientos del 11 de septiembre hasta la actualidad.
Capacidad de mando, Integracion de las fuerzas armadas y Capacidad de movilización.
Se divide en dos etapas la capacidad de mando e integración en la Primera etapa que comienza a mediados de los años 90; El fracaso que supuso para los japoneses la Guerra del Golfo, unido a la desconfianza en sus FAD, originada en su falta de operabilidad,
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