Motivación

MOTIVACIÓN: EL Pilar en la Educación de México

En México la educación es uno de los principales problemas sociales y económicos que requieren de acciones conjuntas, inmediatas y sustentables para el desarrollo del país. Pero ¿Por qué es la educación un problema social y económico? Para respondernos la pregunta basta con una comparación macroeconómica donde se demuestra que en los últimos 20 años países como Brasil y Chile, con quienes compartíamos ante la UNESCO los niveles de educación más bajos de países en vías de desarrollo en 1992; para el año 2010 esa misma organización coloca a México muy por detrás en educación a diferencia de Brasil y chile, por lo tanto, la educación impacta directamente a la economía, debido a que si el capital humano de un país esta menos preparado los ingresos económicos son menores y las empresas maquiladoras infieren oportunidades con grandes cantidades de producción y menores costos de mano de obra en sus procesos. El problema es claro y esta presente con su consecuencias y carencias, se deben proponer acciones que reviertan esta realidad y como expuso el científico Albert Einstein “Un problema no resuelto, es un problema mal planteado”.

Ahora que ya hemos visto los efectos secundarios de la educación en cualquier país y por supuesto en México, notemos que este es un pilar, y por lo tanto, los pilares o cimientos son los que debemos construir y reforzar antes que cualquier obra o proyecto, entonces haciendo conciencia de ello partamos a la educación en México y a su pilar, “La Motivación”

La educación en México no solo son alumnos, profesores, padres y gobierno como factores tangibles de la responsabilidad de un sistema educativo que debe dejar de trabajar con deficiencia y retraso, para comenzar un desarrollo eficiente y eficaz en la educación. También existe un factor intangible y pilar para el éxito de este proceso, este es: “La Motivación” definida por los investigadores y profesores mexicanos, García Garduño y José María Organista (2006) como “la fuerza que energiza, dirige y mantiene el comportamiento humano”. En el ámbito educativo se encuentran tres cimientos imprescindibles que sostienen esta definición; ellos son: la fuerza, la dirección y la constancia; por lo tanto, la pregunta ¿Para que estudiar?, la responde la motivación personal y el entorno social de cada estudiante; la motivación que da fuerza e impulsa a cada uno de a alcanzar y ascender en su propio aprendizaje en el contexto educativo, dicho de otra forma “lo que da la fuerza”.

Es claro, la motivación es la energía de la educación que debe ser fomentada y proyectada dentro de cada alumno, haciéndoles razonar este concepto como el impulso mental que da la fuerza necesaria para iniciar en la educación y la acción para mantenerse en el camino trazado y adecuado hasta alcanzar un determinado fin, es decir “la dirección”.

La motivación del alumno se compone de entusiasmo, pretensiones, necesidades e intereses internos o externos que empujan a forjar un objetivo y alcanzarlo. Para aclarar esto y ampliando nuestra definición, existe la motivación intrínseca y la motivación extrínseca; el primer tipo de motivación es la más fuerte, se representa cuando se siente una atracción hacia la educación misma y emerge de manera espontánea, arraigándose en nuestro ser y empujándonos a cumplir con ese objetivo ó esa expectativa que adquirimos solos, es algo por lo que lucharemos con gusto, con amor y sobre todo con pasión. Aunque está motivación interna también puede surgir por una necesidad impuesta por nosotros mismos. En el segundo caso, es decir, la motivación extrínseca, se describe mediante la necesidad impuesta por el entorno; existen factores externos que trascienden en nuestras vidas y en nuestras decisiones. La motivación no se encuentra fuera del alcance de factores como el dinero, la fama, la exigencia de la familia, la pareja, etc. Estos factores además de influir en nuestras vidas se convierten en motivaciones externas. Respetando lo anterior podemos decir que todos los seres humanos necesitamos

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