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MÉXICO DESMORALIZADO: UN PAÍS VÍCTIMA DE SUS PROPIOS DEMONIOS


Enviado por   •  16 de Mayo de 2017  •  Tareas  •  2.818 Palabras (12 Páginas)  •  124 Visitas

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Ensayo Final

Análisis socio-histórico y político de la educación en México

09/07/2016

Maestría en Educación/Univa Querétaro

Edgardo Viveros Ramírez

Docente: Mtro. Francisco Noyola González


Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo.

Albert Camus.

MÉXICO DESMORALIZADO: UN PAÍS VÍCTIMA DE SUS PROPIOS DEMONIOS

Ante las realidades ineludibles que ponen al descubierto las razones por las que nuestro querido país no ha sido capaz de sobresalir, y al mismo tiempo, revelan la ineficacia de iniciativas efímeras que terminan diluyéndose en el orden del caos; en esos hoyos negros de la corrupción, la indiferencia y la apatía, que devoran todo lo que se les acerca, y conforme se alimentan, van creciendo exponencialmente y acaban por no ser atendidas. En esa misma medida van creciendo: la incertidumbre, la desconfianza, la angustia, el desapego, el afán de provecho personal traducido a un acendrado egoísmo. Se escucha decir por ahí: “¡No todo está perdido!”,  “Somos más los buenos” Si esto fuera verdad, por qué entonces no observamos cambios significativos y trascendentales en los ámbitos de la economía, la política, los derechos humanos, el deporte, la ciencia y la tecnología, en la educación y la religión, etc. No existe duda al respecto, somos más las personas que deseamos que las cosas cambien para bien. El problema radica en que los “buenos” no estamos haciendo lo suficiente, o nada, para que puedan empezar a verse impactos claros contra todo aquello que nos disminuye como personas y como sociedad.

Qué necesitamos hacer para que la incertidumbre se vuelva seguridad, para que la desconfianza se transforme en fe, que en vez de angustia haya tranquilidad, ante el desapego se fomente la solidaridad y la unión, y que el altruismo y la caridad disminuya la dictadura del egoísmo. Muchos dicen que la respuesta se encuentra en el tema de la educación. Tema tan manido y desgastado en México, que no trasciende del discurso y la retórica rancia en cada sexenio por los -poco queridos- Secretarios de Educación. Ante la incapacidad y la negligencia del estado para proveer una enseñanza digna, tendríamos que apostar a fortalecer la escuela doméstica. A este recinto sagrado que supuestamente provee de principios y valores. Si la educación comienza en casa, tenemos entonces un grave problema, porque el tejido social, evidentemente está enfermo, infectado por virus y bacterias que carcomen la piel. Aumento en divorcios, padres solteros (por lo tanto, ausencia de la figura paterna o materna), violencia intrafamiliar, abusos sexuales, distorsión del concepto de familia, entre otras muchas problemáticas. Podríamos pensar en que, la epidermis social sufre de una especie de lepra aparentemente incurable.

¡He aquí el dilema! Si la familia y la escuela no están cumpliendo con esa función hominizadora y humanizante, que produzca hombres y mujeres que sirvan a la sociedad, y no que se sirvan de ella, algo estamos haciendo mal. Por lo tanto, es urgente hacer un alto en el camino y pensar si es necesario dar un golpe de timón que nos marque una mejor ruta.

En efecto, vivimos en esta era de la tecnología, de la vanguardia educativa, del flujo de información, de la interconectividad, de la manipulación genética y de los grandes avances de la ciencia en general, que de ser la sociedad de la información, ahora nos hemos convertido en la del conocimiento. Con todo esto, seguimos arrastrando altos índices de analfabetismo y, por supuesto, bajos niveles educativos.

Se dice “que los alumnos cada vez aprenden y saben menos, hay deterioro del aprendizaje. Como alguien ha dicho con cierta ironía, lo más preocupante del fracaso escolar no son los alumnos que reprueban, sino los que aprueban y no aprenden casi nada” (Pérez, 2009, pág. 5).

Hablando de colegios particulares, se presenta en nuestros días una gran y variada oferta académica en todos los niveles, sin embargo, la mayoría de las instituciones tiene como principal prioridad obtener utilidades. O sea, lo que realmente les interesa es el aspecto económico y no el desarrollo integral de la persona. Dichas escuelas venden y promueven lo siguiente: principios y valores; formación humana o educación humanística; sistemas y modelos pedagógicos de “primer mundo”; en fin…una serie de conceptos que ni sus propios promotores acaban de entender. Terminan siendo sólo argumentos de venta. Y aun así, no garantizan una educación digna.

Es verdad lo que señala Calero Pérez (2009) cuando sostiene que “La riqueza de un país se mide hoy por su capacidad para aprender y crear nuevos conocimientos” (p. 9).

Lamentablemente, los hechos que se suscitan en las aulas, en el día a día de la actividad académica, nos muestran la cruda realidad. Cómo pedirle a un alumno de Derecho o de Administración de Empresas que sea generador de nuevos conocimientos si no sabe leer y escribir – no exagero-, es frustrante porque no cuentan con la preparación básica para desempeñarse de manera óptima en un nivel superior. Por lo cual, no podríamos ser medidos bajo los parámetros de aprendizaje y creación de nuevos conocimientos. Nuestra riqueza se ubica en otros rubros y tendrá que ser ponderada con otros criterios.

Pero como reza la popular frase “El indio no tiene la culpa, sino el que lo hace compadre”. De nada sirve que apliquen exámenes de admisión, si al final, todos son “aprobados”. Una muestra más de que lo que importa, es el “bendito dinero”. Y los que terminan sufriendo las consecuencias, no son solamente los mismos alumnos, sino los docentes que tenemos que enfrentar y resolver semejantes retos.

Es decir, es necesario que las Instituciones dedicadas a impartir la educación, sobre todo la de nivel superior, ya sea particular o privada, utilicen y respeten correctamente los filtros utilizados para la aceptación de todos los aspirantes. De lo contrario, tendremos que lidiar con alumnos rezagados, con un grado de inmadurez que va a obstaculizar su desempeño y la dinámica pedagógica de los maestros. La discriminación que, lógicamente se permite por medio de los mencionados filtros, tiene una función muy importante, a saber: la de elevar el nivel de los alumnos que pretenden ingresar. Claro que esto será posible en la medida que existan los mecanismos regulatorios, que por ley  coordinen y supervisen las normativas que se estipulen.

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