Navidad De Antaño En Oriente Venezolano

La Navidad de Antaño en el Oriente venezolano

(PARTE 1)

LOS PATINADORES

Definitivamente, con la fría brisa que acompaña la llegada de los primeros días decembrinos, en el Oriente de Venezuela, en los estados Anzoátegui, Monagas, Bolívar, Delta Amacuro, Sucre y Nueva Esparta, comienza a germinar en cada ser que vive en estas regiones, esa especie de sentimiento especial que da el toque mágico a nuestra Navidad.

Si nos trasladamos a algunos años atrás, podemos rememorar aquellos tiempos pascueros cuando se hacían sentir tradiciones como las Misas de Aguinaldos, las cuales comenzaban la madrugada del día 15, hasta el 24 de diciembre a partir de las 4:30, menos el día 24 que se realizaba, como aún sigue haciéndose a las 12 de la noche, es la celebración del Novenario de Jesús.

Pero con el diciembre y las misas de gallo, también llegaban los Patinadores, si, éramos grupos de mozalbetes que planeábamos la salida de cada día a las 4 de la madrugada poco, más o menos, entonces, aquel que despertaba más temprano, bien por la emoción que a veces no nos dejaba conciliar el sueño de manera plena, o porque en algunos casos, las mismas actividades del hogar implícitas a la temporada, ya sea embellecimiento de la casa, la preparación de platos y bebidas para la mesa navideña, obligaban al madrugador despertar.

Los que teníamos el sueño pesado y que no queríamos perdernos por nada del mundo cada momento, de cada fresca madrugada de diciembre, dormíamos en lugares de la casa de fácil acceso, donde se facilitara a los demás compañero la posibilidad de despertarnos, incluso habían casos en que nos amarrábamos un hilo pabilo largo, dependiendo del lugar donde reposáramos, en los dedos de las manos o pies, que nuestro compañeros y amigos al pasar halaban para despertarnos, y así íbamos sumándonos al ruidoso grupo que sobre patines a 4 ruedas nos desplazábamos en loca y graciosa algarabía.

Pero, un detalle importante de mencionar, es que para esa temporada y en aquellos años, existían los repartidores, de leche pasteurizada o jugos, pregoneros y panaderos que por suscripción llevaban estos productos a los hogares, precisamente en la madrugada dejándolos en las puertas o lugares estratégicos acordados previamente con los dueños de casa. El peligro era que al momento de pasar la muchachada frente a estos hogares, ya estuviesen allí estos productos, que sin pensarlo dos veces hurtábamos y nos repartíamos, mientras reíamos entre bromas y burlas.

Aunque eran actitudes o acciones más bien inocentonas, digo inocentonas porque no era el comportamiento habitual de estos grupos, sino que esto venía a ser parte de la tradición decembrina, así era el diciembre de entonces, pocos juegos pirotécnicos, pocos juguetes de lujos, pero que divino eran esos ratos de compartir

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