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Necesidades Humanas.


Enviado por   •  16 de Febrero de 2016  •  Resúmenes  •  2.183 Palabras (9 Páginas)  •  337 Visitas

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NECESIDADES HUMANAS: EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO SEGÚN LA PERSPECTIVA SOCIAL Montserrat Puig Llobet, Pilar Sabater Mateu, Nuria Rodríguez Ávila Universidad de Barcelona El estudio de las necesidades humanas no es nuevo, de hecho podemos remontarnos a postulados de Aristóteles, aunque el significado de necesidad ha ido modificándose con las transformaciones sociales y políticas. En la industrialización y postindustrialización el estudio de las necesidades adquieres una mayor relevancia (Kehl, 1993). Durante este periodo los principales criterios eran la productividad y la idea de acumulación de bienes, ambos elementos eran esenciales para explicar el bienestar de un individuo, en este sentido, el progreso del capitalismo y el desarrollo se suponía que podrían satisfacer las necesidades humanas. Sin embargo, en periodos en los que se entra con la crisis del Estado de Bienestar es cuando se fomenta más la realización de estudios sobre las necesidades humanas desde otras perspectivas. La primera vez que aparece la noción de “necesidades humanas básicas”, fue en el seminario internacional patrocinado por UNCTAD (United Nation Conference on Trade and Development) y por el UNEP (United Nations Environmental Program) realizado en 1974 en México, llamado también la “Declaración de Cocoyoc”. La noción de necesidad humana se entiende en el sentido de desarrollo de los seres humanos y no en el sentido de desarrollo de países o producción de bienes materiales. Desde este 1 aposta revista de ciencias sociales ISSN 1696-7348 http://www.apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/monpuigllob.pdf nº 54, Julio, Agosto y Septiembre 2012 planteamiento, el desarrollo orientado hacia las necesidades va sustituyendo el concepto de bienestar ligado solamente al crecimiento económico (Kehl, 1993; Ballester, 1999). Desde las perspectivas sociológicas se ha profundizado en el concepto de necesidad, pudiéndose clasificar los enfoques según el periodo en el que han ido apareciendo. En general, los planteamientos giran en torno a dos grandes grupos: la postura relativista y la postura universalista. Los relativistas consideran que las necesidades se establecen en función de diversos factores entre los que se destaca el sexo, la edad, la raza, la cultura y las normas sociales adquiridas como elementos claves que influyen en la percepción de las necesidades. Para los relativistas, no pueden reconocerse las necesidades humanas como un factor universal, sino que tiene peculiaridades concretas del individuo. Por otro lado, la posición universalista, piensa que debe haber algo independiente a los gustos y preferencias individuales, que puede producir un prejuicio grave para todos. Según esta perspectiva, las necesidades básicas pueden determinarse como objetivas y universales (Doyal y Gough, 1994), considerando que las necesidades pueden medirse de igual forma en todos los seres humanos. El concepto de necesidad se debe estudiar desde la evolución del constructo y su significado. En el siglo XIX, período de la industrialización, autores como Karl Marx, Durkheim, Georg Simmel y Max Weber dan su visión sobre el significado de necesidad. La perspectiva de Marx se centra sobre todo en el concepto de escasez o carencia, se entiende con ello la falta de bienes para cubrirla y su superación se impone al sujeto con gran prioridad para poder continuar su vida individual. Marx distingue entre impulsos permanentes como el hambre y el instinto sexual, que se modifican en la forma de expresarlo según el contexto cultural, y los impulsos relativos, cuyo origen depende de la estructura social y de las condiciones de comunicación y producción. Las referencias aisladas que Marx expresa sobre las necesidades, mantienen un marcado carácter ambivalente que se debate entre la universalidad de las necesidades y la subjetividad de las mismas, marcada por un contexto capitalista (Alguacil, 1998; Ballester, 1999). Durkheim, a partir de sus teorías sobre la anomia, describe que los apetitos humanos son insaciables, y que sólo una autoridad moral puede parar las necesidades ilimitadas del ser humano. Este autor define los hechos sociales como formas de actuar, de pensar y de 2 sentir, que son externos al individuo, siendo las características básicas que representan a dichos hechos, la exterioridad, la coerción y la colectividad. Georg Simmel, por su parte rechaza que la pobreza se defina mediante una cantidad, o falta de cantidad de dinero, puesto que establece que los pobres lo son desde la comparación con los niveles de vida de su comunidad, manteniendo un punto de vista relativista de la pobreza. Por otro lado, Max Weber, insiste en que la motivación y las ideas del ser humano son las fuerzas que impulsan el cambio, Weber mantiene que los individuos disponen de la capacidad para actuar libremente y conformar su futuro (Giddens, 2007). El siglo XX, destaca por la revolución tecnológica y por el cuestionamiento del Estado de Bienestar y proliferan los estudios sobre cómo evolucionan y se incrementan las necesidades humanas, dando lugar a nuevas corrientes que discuten sobre estas necesidades. En primer lugar, nos encontramos con la perspectiva marxista, que actualiza el concepto y problemas planteados en la obra de Marx, entre los que encontramos el trabajo de Marcuse (1963), perteneciente a la Escuela de Frankfurt, que distingue entre falsas y verdaderas necesidades. Como verdaderas se refiere a las propias del individuo básicas (por ej. biológicas, como comer) y como falsas las que la sociedad le marca al individuo (por ej. las condicionadas por un estatus social). Así desde esta perspectiva se relativiza las necesidades humanas a un planteamiento general (Kehl, 1993; Ballester,1999). Dentro de esta postura, destaca el trabajo de Doyal y Gough (1994), que se inclinan por la vertiente objetiva e universal de las necesidades, señalando como necesidades básicas la salud y la autonomía (Doyal y Gough, 1994). En segundo lugar, nos encontramos con la perspectiva funcionalista que sostiene que la sociedad es un sistema complejo cuyas diversas partes funcionan conjuntamente para generar estabilidad y solidaridad, esta perspectiva entiende que las necesidades humanas motivan las acciones organizadas y crean instituciones que ayudan a satisfacer las necesidades de los individuos. A medida que las necesidades se vuelven más complejas se desarrollan en las estructuras sociales complejas. Los funcionalistas mantienen una postura relativista de las necesidades (Giddens, 2007) destacando aportaciones como las de Parsons (1951) y Merton (1964). En la evolución del funcionalismo de Parsons; se entiende que un sistema social es un sistema de acción, y que dicho sistema es un todo estructurado con unas partes interdependientes que tienden a la estabilidad. Según Parsons, la sociedad está compuesta por tres subsistemas que correlacionan con los 3 respectivos tipos de necesidades: el sistema de la personalidad (necesidades individuales y motivaciones), el sistema cultural (valores y creencias compartidas) y el sistema social (variedad de papeles sociales y normas). En la compleja evolución de la obra de Parsons, el interés por las necesidades aparece desde el principio, cuando busca construir una “teoría voluntaria de la acción”. Parsons estudia la forma en como se modela y modifica la acción individual respecto a determinados objetivos, ciertas personas y determinados símbolos culturales, que se cogen como modelos para las valoraciones y juicios. Así, en síntesis, las necesidades humanas son el resultado de la internalización en el sistema de personalidad (socialización) de las pautas culturales que están institucionalizadas. Sin embargo, Merton (1964) cuestiona que una institución o elemento cultural, sea la única forma de satisfacer una necesidad, al poner en duda, que los prerrequisitos se cumplan siempre, además para el autor las necesidades van cambiando y deben observarse los factores que intervienen para renovar los conocimientos (Ballester, 1999; Coller, 2003). Finalmente, dentro del funcionalismo, hay que considerar también la aportación del antropólogo Malinowsky (1944) que señala que el ser humano tiene que satisfacer ciertas necesidades, y que la satisfacción de éstas debe buscarse de forma simultánea en lo social y en lo individual. Determina las necesidades como valores de uso y como valores simbólicos (Ballester,1999). Otras dos perspectivas sociológicas que tratan las necesidades, son la fenomenología y la etnometodología. La fenomenología trata de describir los fenómenos en sí mismos, entendiendo dichos fenómenos como hechos significantes. Dentro de esta perspectiva destacan autores como Schütz (1965) y Berger y Luckman (1966), estos últimos, especialmente, con su publicación de la obra La construcción social de la realidad. Por otro lado, la etnometodología concibe la sociología como estudio del proceso de construcción social, siendo los máximos representantes Garfinkel (1967) y Goffman [1] (1959). En ambas perspectivas, las necesidades son construidas socialmente, a través de las interacciones de la vida cotidiana y son subjetivas y dinámicas, dependiendo del entorno en una estructura cultural determinada. El lenguaje y las discusiones entre grupos es la forma en que se revelan o muestran las necesidades en la etnometodología, Así, tanto la fenomenología como la etnometodología, rechazan la idea de que las 4 necesidades sean objetivas y universales (Doyal y Gough, 1994; Alguacil,1998; Coller, 2003). Por último, en la sociología contemporánea, en la conceptualización de las necesidades humanas, cabe destacar autores como Baudrillard (1972) y Habermas (1981). Baudrillard, muy influenciado por el marxismo, señala que la expansión de las comunicaciones y medios de comunicación han transformado la visión marxista según la cual las fuerzas económicas conforman la sociedad, determinando, con apoyo del estructuralismo, que la vida social está influenciada por los signos e imágenes. Para Baudrillard las necesidades no son simplemente un elemento de conexión entre personas. Las necesidades facilitan en los individuos, la capacidad de establecer ciertos niveles de relación interpersonal y de implicación en el proceso social. El autor distingue cuatro clases de lógicas diferentes en la dinámica de reproducción social: la lógica funcional de uso, la lógica económica del valor de cambio, la lógica del cambio simbólico y la lógica del valor de signo. Así, la dinámica de las necesidades, seria la consecuencia de las cuatro lógicas combinadas. En cambio para Habermas (1981) que representa la segunda generación de la Escuela de Frankfurt, su planteamiento es que estar perjudicados por debajo de ciertas normas de bienestar, es otra forma de decir que los estados de necesidad no son otra cosa que normas sociales expresadas de forma individual. Es decir, los criterios para valorar las necesidades tienen que ver con las normas sociales. De este modo, rechaza la objetividad y universalidad de las necesidades y plantea la idea de que la satisfacción de una necesidad va ligada a una estructura simbólica, al nivel sociocultural y a las normas sociales establecidas (Ballester, 1999).

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