Normalidades

Normalidades

Estos dispositivos y estrategias pedagógicos poseen tal vez un dominio específico en el ámbito psicopedagógico.

Los gabinetes, las escuelas especiales, los parasistemas recuperadores poseen un sentido que se reconoce a partir de la misma normatividad y normalidad pedagógica, aunque se alimente de la práctica clínica tanto médica como psiquiátrica.

Las lecturas y críticas, que se realizan parecen basarse en expresiones concretas: la "hipótesis represiva".

El saber clínico-escolar o la práctica de detección, diagnóstico, tratamiento, reeducación y derivación se alejan de lo normado se los conoce como los fenómenos del "fracaso escolar" (Luis, 1988).

La tecnología didáctica y la tecnología reeducativa, psicopedagógica, introdujeron percepciones, estrategias, insinuaciones provenientes del campo psicológico y psiquiátrico.

La "unidad de análisis", de explicación y de evaluación, de descripción o de control, es el individuo, el niño, el alumno. Se examina del desempeño individual, sea que se evalúe o diagnostique, se controla el rendimiento esperado. El aula, el grupo, es el ámbito natural de su trabajo, pero si el desempeño del alumno alerta debe ser observado en detalle, y sin ruidos, en un gabinete y con técnicas más precisas, más sofisticadas, más herméticas, de lectura menos comprensible.

El examen pedagógico es evaluable por examinador y examinado. El alumno examinado evalúa su propio saber. Cuando el desempeño alerta, cuando el examinado no demuestra conocer lo evaluado según los tiempos, espacios y criterios esperados, se debe analizar que hizo que no se produzca lo esperado. Se requiere mayor información y modelos más precisos.

Entra en escena el autor de la obra, que da cuenta de éxitos o fracasos. El examen psicológica diferencia del pedagógico posee explicaciones complejas, poco evidentes, los cánones que evalúan el desempeño no deben ni suelen ser conocidos por el examinado, y buena parte de los resultados, de las conclusiones son ignorados. Será el psicólogo quien determine quienes deberán conocer y de qué modo.

Esta práctica psicopedagógica constituye la parte más o menos explícita de la práctica pedagógica cotidiana. Los modelos psicológicos de interpretación de los aprendizajes o del desarrollo, se entraman en los recursos didácticos cotidianos, en la organización general del trabajo escolar.

Se espera, en el discurso pedagógico una maduración psicomotora que permita la iniciación en la lectoescritura, adquirir conocimientos complejos. El discurso puesto en escena reconoce como límite de la acción pedagógica un desarrollo anormal o una maduración no advenida. Esta maduración no es sólo cognitiva, también se presenta en la"vida afectiva" y hasta "socioemocional". Se precisa un mínimo de "estabilidad emocional", de independencia, de respeto a normas, de motivaciones o intereses propios.

Los nexos entre el desarrollo del individuo y la acción pedagógica son oscuros, por lo tanto el "interés" es el motor natural del desarrollo. Si el conocimiento no se produce en el grado y la manera, existe una perturbación en la naturaleza del individuo que aprende o la acción pedagógica es inadecuada, si el individuo no logra apropiarse de los saberes en juego, es su naturaleza "educable" la que aparecerá perturbada y obturando el proceso.

Esta tensión entre lo deseable y lo que ocurre tiñe, produce o convive con varias tensiones en el seno del mismo discurso. El sujeto de interés o estudio de la pedagogía se confunde con el perfil ideal de un egresado de un grado o nivel de escolaridad específica.

El discurso pedagógico ocupa un específico: el del sujeto que aprende en el contexto específico de la vida escolar.

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