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emily260909Informe16 de Febrero de 2014

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El niño adquiere las primeras nociones aritméticas antes de lo que

normalmente piensa el adulto y, en todo caso, antes de que comience a

realizar sus primeros pasos en el uso de los numerales convencionales.

Actualmente se reconoce que el conocimiento numérico, se manifiesta a

temprana edad, sobre todo en lo que respecta a la percepción numérica

y la construcción de correspondencias, incluso, algunos autores plantean

que este conocimiento es innato, natural a la especie.

En lo que respecta a la discriminación de la numerosidad, hay quienes

afirman que los neonatos son capaces de discriminar entre dos y tres

objetos, pero no entre cuatro o seis, lo que sugiere en conclusión, que

los recién nacidos poseen la habilidad de abstraer la invarianza numérica

con conjuntos pequeños. No obstante hay investigaciones más

convincentes que indican que los bebés de cuatro meses

aproximadamente, efectivamente si reconocen este tipo de invarianzas.

No obstante, las tareas ordinales parecen más complejas para los niños

y solo hasta el año y medio aproximadamente parecen incapaces de

estimar numerosidad relativa, es decir, la relación ordinal existente

entre dos conjuntos diferentes. Más o menos entre los 14 y 15 meses, el

niño es capaz de detectar la relación más que y menos que. Estudios

realizados en la década de los ochentas y noventas, han planteado que

la habilidad para construir correspondencias entre colecciones de

objetos aflora durante el segundo año de vida del niño, igualmente

emergen los primeros intentos de conteo, al usar con frecuencia los

nombres convencionales de los primeros números en situaciones por lo

general familiares par él. Sí se acercan a los dos principios

fundamentales del conteo: por una parte el principio de correspondencia

uno a uno, que se manifiesta en la asociación numeral – objeto, y por

otra, el principio de orden estable, que supone el mantenimiento del

mismo orden en la secuencia de numerales.

En el tercer año poco a poco se va haciendo presente el principio de

cardinalidad, pero su completa adquisición puede requerir un período

mayor de tiempo. El desarrollo del conocimiento aritmético se comienza

también muy pronto, a los dos años, los niños representan los efectos

producidos por las acciones aditivas o sustractivas, al añadir o retirar un

objeto de conjuntos pequeños en cantidad de objetos; los niños de tres

a cinco años utilizan frecuentemente procedimientos de conteo para

solventar problemas de adición.

Piaget y Szeminska, en su texto la génesis del número en el niño

plantean como hipótesis principal, que la construcción del número es

correlativa al desarrollo de la lógica misma. Los pilares del concepto

piagetano de número, son eminentemente lógicos y por lo tanto, poco o

nada tienen que ver con los cálculos o cómputos que el niño aprende de

memoria en sus primeros años de escolaridad. La memorización de los

cálculos aditivos o sustractivos, supone la comprensión de los conceptos

básicos subyacentes.

La conservación y la correspondencia uno a uno, son los pilares básicos

para la comprensión del concepto de número. La primera, porque el

número es inteligible en la medida en que permanece idéntico a sí

mismo y porque todo conocimiento, tal como lo planten Piaget y

Szeminska, supone un sistema implícito o explicito de principios de

conservación: un conjunto y las operaciones realizadas

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