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ORÍGENES DE LA CIENCIA MODERNA Y FE CRISTIANA


Enviado por   •  4 de Marzo de 2016  •  Informes  •  437 Palabras (2 Páginas)  •  73 Visitas

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Capítulo 1 ORÍGENES DE LA CIENCIA MODERNA Y FE CRISTIANA 1.0 Introducción Algunos historiadores de finales del siglo XIX han descrito la relación entre Teología y Ciencias como un “conflicto” o como una “guerra”.1 Pero la historiografía seria actual es mucho más equilibrada, y habla de relaciones diversas, de “conflicto” y de “armonía”.2 En éste primer capítulo, tras mencionar los contactos de la fe cristiana con la ciencia antigua y medieval (§ 1.1), nos centraremos en el influjo ejercido por ella sobre “la revolución científica” del siglo XVII. Estudiaremos la llamada “Tesis de Merton”, que relaciona el origen de la ciencia moderna con los ideales del puritanismo inglés; consideraremos también las críticas opuestas a esta tesis, y cómo, en último término, parece ser la idea cristiana de creación la que ejerció un profundo influjo sobre los orígenes de la ciencia moderna (§ 1.2). Situaremos este influjo en la epistemología de la época, y en la figura emblemática de Francis Bacon (§ 1.3). Estudiaremos finalmente el caso Galileo que, por penoso que sea, no destruye la situación de armonía propia del siglo XVII, por más que en el XIX se haya convertido en el mito de la ciencia contra la Iglesia (§ 1.4). 1.1 La ciencia antigua y medieval y la fe cristiana El primer contacto de la fe cristiana con la cultura científica griega se produce en la predicación de San Pablo, ya en Listra (Act 14,15-17), pero sobre todo durante su segundo viaje misional que le lleva a Europa y a predicar en el Areópago de Atenas (Act. 17,22-31). En ambas predicaciones puede apreciarse el nuevo lenguaje no judío de Pablo, y tras la segunda de ellas, el rechazo griego a la experiencia cristiana de la resurrección de Jesús. Según el relato bíblico, entre los pocos que se adhirieron a Pablo estaba Dionisio. Anecdóticamente indiquemos que hoy día, cuando nada queda sobre aquella colina del Areópago––si no es una solemne placa de bronce con el texto griego del discurso de Pablo–– el amplio paseo que desciende desde ella hacia la vieja Atenas lleva el nombre de “Dionisio el Areopagita”. Alejandría, en la desembocadura del Nilo, se convertirá en el centro de la ciencia griega desde el siglo III antes de Cristo hasta el V después de Cristo, con el famoso Museion y su enorme biblioteca (que llegó a tener 700.000 manuscritos). Allí, junto a la doble comunidad griega y egipcia, se agregarán pronto fuertes 1 JOHN W. DRAPER 1875 y ANDREW D. WHITE 1896, respectivamente. 2 Véanse, por ejemplo, JOHN H. BROOKE 1991, o IAN G. BARBOUR 1997, Part I

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