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Odio A Las Mate

Linesanbrig6 de Junio de 2013

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ODIO A LAS MATE

Muchos estudiantes de primaria y secundaria odian las matemáticas, huyen de ellas con pavor, reprochan a los que las inventaron, tienen pesadillas nocturnas y sienten frustración escolar. Las matemáticas no son difíciles, a veces suelen ser un poco confusas y más cuando los maestros no aportan a su enseñanza. Tampoco hay estudiantes tontos, ni casos perdidos, solo que no han desarrollado del todo su sentido de la lógica y para variar, bastante desmotivados.

La solución no es un milagro, la clave está en aprender a desarrollar la lógica y adquirir un sentido numérico. Esto se logra desarrollando habilidades y estrategias numéricas que den seguridad, de forma amena, dinámica y divertida, características que se puede lograr con el juego.

Jugar con los números para mejorar la concentración y adquirir rapidez mental resolviendo ejercicios matemáticos es una estrategia desarrollada por el pedagogo estadounidense Larry Martineck, quien preocupado por el bajo rendimiento de su hijo en la materia, intentó buscar una solución diferente que pudiera ayudarlo. Su técnica para superar la tortuosa ansiedad que producen las matemáticas es tan efectiva que se ha dispersado por varios países del mundo con excelentes resultados.

Para este ingenioso pedagogo, el éxito en las matemáticas, radica en que lo niños entiendan el sentido numérico, que adquieran la facilidad de navegar en el patrón de números generalmente utilizados y para este efecto hay que desarrollar estrategias numéricas. La costumbre es resolver las operaciones de la forma tradicional como se enseña, hay muchos caminos para llegar a un resultado y están basados en tener un buen manejo de ese sentido numérico.

Al resolver un ejercicio cada persona usa su propio razonamiento numérico, pero siempre basado en el mismo sistema, el método generalmente utilizado en las escuelas está basado en la memorización de fórmulas y procedimientos, sin siquiera reflexionarlos y asimilarlos por el mismo hecho de la rapidez mental que se le exige a los estudiantes, de esta forma muchos adolescentes llegan a lo que los maestros conocen como punto de frustración, que es la acumulación de vacíos en el estudiante que a corto plazo produce gran desmotivación, desilusión, perdida de el interés y las ganas de continuar su aprendizaje. Es precisamente en este punto cuando los padres se preocupan del rendimiento de sus hijos en esta materia y creen que la solución adecuada son las clases de matemática intensivas, provocando que el chico se agobie y se sienta aún más frustrado, por eso es tan importante encontrar una alternativa preventiva en el aprendizaje de las matemáticas.

Lo importante cuando el estudiante tiene este tipo de problemas es el apoyo y la paciencia, tanto del padre como del maestro, sin olvidar que existen varios tipos de inteligencias y a veces se desarrolla mayor potencial en algunas disciplinas más que en otras. La poca confianza de los padres puede llevar a un detrimento de la autoestima y traer mayores dificultades.

Los maestros, pilar fundamental del desarrollo educacional del estudiante, también deben participar activamente de este proceso, sobre todo fomentando la confianza suficiente para que expresen sus inquietudes, pues muchas veces sienten miedo de preguntar temiendo la reacción del maestro o los comentarios burlescos de los crueles compañeritos. Es tarea del maestro dar un trato personalizado a sus estudiantes, para de esta manera, conocer las deficiencias de cada uno.

La clase no siempre debe ser la misma, maestro habla, estudiante escucha, debe tratarse con mayor dinamismo, para evitar caer en el aburrimiento, procurar juegos que involucren números, concursos, retos, en fin actividades que motiven a los estudiantes a aprender.

Los grupos de trabajo o tutorías, mezclando a los estudiantes, los que mayor rapidez mental tengan con los de menor

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