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PRECAMPAÑAS EN MEXICO


Enviado por   •  12 de Febrero de 2012  •  853 Palabras (4 Páginas)  •  408 Visitas

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LA PRECAMPAÑA

Por si alguien no lo ha notado, hace tiempo que estamos en campaña. Dice la ley que la campaña electoral consiste en el conjunto de actividades lícitas llevadas a cabo por los candidatos, partidos, federaciones, coaliciones o agrupaciones en orden a la captación de sufragios. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que, con esta definición, la campaña electoral es una actividad esencial y permanente de los partidos políticos. Pero con bastante ingenuidad –o perfidia, no sabría decirlo- nuestra normativa electoral prohibe hacer campaña a partir de la convocatoria de elecciones hasta dieciséis días antes de las elecciones; y lo prohibe de nuevo el día anterior –la jornada de reflexión- y el día de la votación. Aunque esto queda inmediatamente descafeinado cuando la ley dice que todo sin perjuicio del derecho constitucional a la libertad de expresión.

La traducción práctica de todo esto es que el grueso de la campaña electoral se hace en un período que la ley no considera campaña electoral, y que nos hemos acostumbrado a llamar con el eufemismo de precampaña. La diferencia entre campaña y precampaña consiste, a mi entender, sólo en dos cosas. Primero, que en precampaña la propaganda electoral debe evitar la consiga de "vota a…" y obliga a un mayor esfuerzo de imaginación para diseñar los lemas electorales. Y segundo, que en la precampaña quien hace principalmente campaña es el Gobierno.

La regulación legal debería establecer un sistema de garantías para que durante la campaña electoral todas las candidaturas tengan, más o menos, igualdad de oportunidades. En la realidad lo que sucede es que la campaña electoral se divide en tres partes. En la primera parte, antes de la convocatoria de elecciones, el Gobierno –y me da igual cuál, el central o el autonómico, el actual o el anterior- no tiene límites a la hora de hacer campaña –para eso tiene todo el aparato propagandístico oficial, especialmente las radios y televisiones públicas y paraoficiales-, y además la puede planificar con la ventaja de conocer antes que nadie la fecha de las elecciones. La oposición carece de la menor protección legal. En la segunda fase, a partir de la convocatoria, empieza a haber algunos límites, las juntas electorales empiezan a controlar ciertos aspectos. Es el momento en que el Gobierno lanza campañas institucionales, hace balances, presenta grandiosos proyectos que tenía en el cajón, sube o promete subir las pensiones, inaugura obras, sus miembros padecen una súbita manía viajera. La oposición se lanza también a la presentación de programas, de candidatos, de balances, pero, claro está, en evidente desventaja.

La tercera y última parte es la campaña electoral legal, los quince días donde se supone que hay que captar los sufragios, aunque para entonces casi todo el bacalao está cortado

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