Para qué la historia

María Fernanda Martínez Díaz

Gloria Ines

9 de octubre de 2017

Historia, para qué

Podemos como espectadores cambiar el sentido en el que se ve la realidad

He visto a lo largo de muchas noticias de prensa la representación del conflicto Colombiano dónde se ha ido planteando como un reto a vencer común y  deber de todos los ciudadanos en la construcción de la memoria. Manejar la información es algo realmente complejo, pues estamos en un era donde la mayoría de las personas con acceso a internet tiene acceso a la “toda” la información existente en el mundo y solo por hablar de internet, pues también se leen revistas, periódicos o se ven los noticieros todos los días; por este tipo de medios es fácil informar y ser informado; sin embargo, lo que realmente importa es la fuente de la cual proviene.

Lo que vemos como colombianos es lo que se nos transmite, casi como un cucharada de sopa. Así es la historia, es verídica hasta que se demuestre lo contrario, se construye historia como comunicadores en el sentido de mostrar. En este país los comunicadores toman desiciones  de transmisión, de tal manera eligen la mejor forma en la que la información llega a cada colombiano, teniendo en mente una respuesta esperada. Creamos historia gracias a los acontecimientos, creamos una opinión gracias a lo que vemos, a lo que sentimos y a lo que se nos muestra. Las víctimas no tienen una sola voz; debido a las manipulaciones que en estos casos se presentan existen varias versiones de los relatos presentados por una sola persona, puede ser gracias al poder que se ejerce por un control absoluto y conveniente de la información, llamemos a esto como corrupción. Claramente existe un problema en las sociedades que han sufrido eventos traumáticos  (dictadura, genocidios o guerras) se produce un discordancia política por determinar la memoria, por imponer la “verdadera” interpretación histórica y de la manera mas conveniente hacer “olvidar” a estas sociedades de manera políticamente no ética acontecimientos perjudiciales para aquellos que logran el “control de la memoria”, que no se construye solo con el testimonio de las víctimas, sino como ya había dicho antes, haciendo una revisión sobre la problemáticas innegables.

 Se requiere el testimonio de los victimarios y cuando estos no coinciden, queda una guerra de memorias. Los victimarios son diversos y no han hablado, ya sean las innumerables razones por las cuales no lo han hecho es muy importante que exista la verdad que se obtiene de testimonios de guerrilleros, paramilitares y perpetradores de violencia. Aquí existe otro problema y es con el origen que se despierta por la necesidad de construir una historia en la que se refleje claramente los puntos donde se identifican las víctimas y su sufrimiento. Se podría hacer mejor justicia si existiría menos indiferencia por el conflicto colombiano.

Existe también la historia personal, la que algunas personas realizan al escribir diarios. Sigue siendo  un conjunto de datos que pueden dar constancia de sucesos que aunque no sean importantes para la mayoría sí lo son para otros en la recopilación de información para poder comunicarla.

A partir de recuentos y testimonios sobre las víctimas que han sufrido por el conflicto, creamos una historia que da significado a un futuro que se está forjando. No solo la historia se crea por expertos investigadores de huesos (arqueólogos) ni por estudiosos historiadores que podrían contar la historia de todo un mundo y más; sino, también podríamos crear historia desde las memorias colectivas, personas que vivieron bajo acontecimientos que marcarían la historia de un país. En nuestro caso, Colombia.

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