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Politica.


Enviado por   •  12 de Marzo de 2013  •  Informes  •  2.777 Palabras (12 Páginas)  •  231 Visitas

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El adulto que había presidido la ceremonia que llegaba a su fin, Gerardo Mosqueda Martínez, vecino también de León, ordenó el retiro y la escuela quedó otra vez silenciosa y a oscuras. Su seudónimo era Vekemans, como el sacerdote belga, también jesuita, que sacudió Europa en los sesenta en su lucha contra el comunismo.

Menos de dos décadas después, el nuevo miembro de la Organización —que en Lagos editaba los periódicos Encuentro y Luz y Sonido— llegaría al poder nacional en un ascenso paulatino: jefe de la Oficina de Innovación Gubernamental de la presidencia de la República y el personaje más influyente y cercano a Vicente Fox.

Y como Muñoz Gutiérrez, Mosqueda Martínez también saltó de Guanajuato al gobierno federal con Fox: coordinador general de Delegaciones Federales de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), reducto de La Orquesta, como también le llaman sus miembros a la Organización Nacional del Yunque con el fin de mantener el sigilo que, por décadas, ha sido exitoso.

De menor jerarquía, pero con aspiraciones mayores, el director de la escuela, Tomás López Martínez, lleva el seudónimo de Luis Franco, conformado por el apellido del dictador español y el nombre de Carrero Blanco, líder de las Falanges.

Ex dirigente municipal del PAN en León, es —desde diciembre de 2000— director del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Guanajuato (CECYTEG) , estado identificado desde los setenta por el gobierno federal y la Iglesia católica como uno de los enclaves de grupos subversivos de ultraderecha, particularmente la Organización Nacional del Yunque, heredera doctrinal de la subversión cristera de la década de los veinte.

El que obedece no se equivoca

Ahí mismo, en León, la preparatoria y la Universidad La Salle fueron desde los sesenta semillero —como en casi todos los planteles del país— de numerosos cuadros de la Organización Nacional del Yunque, en una de cuyas ceremonias de juramentación fue iniciado otro prominente personaje del actual escenario político: Luis Felipe Bravo Mena.

Efectuada en pleno movimiento estudiantil de 1968, la ceremonia del hoy presidente del PAN contó con la participación de otros jóvenes —hombres y mujeres— que han hecho también carrera política en ese partido. Una de ellas: Ana Teresa Aranda, directora del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).

Hermano de Ignacio Bravo Mena, identificado en un tiempo como uno de los dirigentes de la Organización Nacional del Yunque en Guanajuato y quien después sería jefe policiaco en León, a principios de los noventa, Luis Felipe fue un fiel militante cuando estudiaba Derecho en la Universidad de Guanajuato.

Su carrera política siguió, simultáneamente, en el PAN del Estado de México y en la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), el organismo que lo impulsó para penetrar ese partido y que es semillero de cuadros directivos de la Orquesta.

El juramento obligatorio explica el principio de hermandad mediante el cual Bravo Mena escaló posiciones y, al ganar la presidencia del PAN, integró a miembros de la Organización Nacional del Yunque al Comité Ejecutivo Nacional de su partido.

Es el caso del diputado federal Manuel Espino, secretario general del CEN del PAN, quien relevó en el cargo a otro prominente miembro de la Organización, Jorge Ocejo Moreno, ex presidente de la Coparmex y coordinador de asesores de Carlos Abascal, titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) desde el inicio de la actual administración.

En esta dependencia del gobierno federal laboran desde el inicio del gobierno de Fox numerosos miembros de la Organización Nacional del Yunque:

Raúl Vázquez Osorio, secretario particular de Abascal; Francisco Xavier Salazar Sáenz, Capablanca, subsecretario; Jesús Rivera Barroso, coordinador general de Planeación, quien transitoriamente fungió como subsecretario de la Reforma Agraria; Fernando Urbiola Ledezma, Emilio Jasso, director general de Presupuesto, así como Mosqueda Martínez, Vekemans.

No es casual, tampoco, que el enlace entre el CEN del PAN y el gobierno de Fox sea —desde marzo de 2002— Ramón Muñoz Gutiérrez, Julio Vértiz, responsable de integrar el gabinete y de aprobar —o vetar— funcionarios desde el nivel de direcciones generales hasta secretarías de Estado.

De hecho, debido a la gran influencia de Muñoz, la membresía de la Organización Nacional del Yunque es vasta en el gobierno foxista y sus integrantes han sido colocados en posiciones estratégicas.

Además de la STPS y otras dependencias, proliferan los miembros del Yunque en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol): Antonio Sánchez Díaz de Rivera, subsecretario de Desarrollo Regional; Gonzalo Robles Valdés, subsecretario también; José de Jesús Castellanos López, quien inició el sexenio como coordinador de Comunicación Social y actualmente es director general de la Unidad de Enlace; Gustavo Serrano Limón, coordinador general de Servicio Social, miembro del clan que ha escandalizado por su ultraconservadurismo.

Pero también, como parte de la conspiración para conquistar y mantenerse en el poder, los miembros de la Organización están incrustados en los gobiernos estatales y municipales —y en sus respectivos congresos locales—, así como en las cámaras federales de diputados y senadores.

Aunque el grueso son miembros del PAN, al que penetraron paulatinamente desde mediados de los setenta, también participan en el PRI y en organizaciones empresariales, cívicas y educativas.

Es el caso de la ex diputada federal priista María de la Luz Lima Malvido, subprocuradora General de la República en la actual administración foxista, cuyo esposo, Luis Rodríguez Manzanera, fue integrante de la primera dirección del Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), uno de los grupos de choque del Yunque.

En efecto, el MURO, fundado en 1961, como su antecesor en Puebla, el Frente Universitario Anticomunista (FUA), en 1955, fueron organismos creados deliberadamente para operar públicamente y ocultar la verdadera estructura de la Organización Nacional del Yunque, el engranaje paramilitar y ultracatólico concebido para combatir en México la "conspiración judeo-masónica-comunista".

El objetivo que se propusieron fue consumar la "Causa" en México: ordenar el Estado para instaurar la "Ciudad de Dios" conforme al Evangelio.

El Yunque es, también, el creador de otros organismos de camuflaje con tareas de aliento a la participación cívica, dentro del proyecto de "vertebración

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