Publicidad Actual: ¿cómo Nos Afecta?

Hoy en día es casi imposible no toparse con el constante bombardeo publicitario en nuestra vida diaria. Todo está inundado de colores llamativos, imágenes tentadoras y tipografía extravagante, diseñado para atraer a un público que cada vez piensa menos por sí mismo.

Y es que ¿cómo no dejarse influenciar, aunque sea en un grado menor, cuando la industria publicitaria usa tanta y diferentes tácticas para conquistar incluso el subconsciente de sus clientes potenciales? Aparte de tener los medios para ser percibidos de forma masiva, los anuncios publicitarios han sido cuidadosamente pensados para que todo en ellos sea atractivo para el `público objetivo. Es muy frecuente el uso de estrategia como magnificar el producto, cuando se exageran las cualidades que ofrece para aquel que lo utilice, a laves que se critican sutilmente a las marcas de la competencia sin permitir que el espectador se llegue siquiera a preguntar por las posibles falencias de aquello que le está siendo ofrecido. Otra táctica muy usada es la de acudir a los sentimientos y principios del público, insinuando que si no obtienen el objeto o servicio promocionado podrían ser inferiores a los demás y por lo tentó se sentirían mal. Esto hace que cuando alguien compra algún tipo de producto, ya no lo haga por real necesidad o porque se ofrezca una calidad realmente buena, sino porque se le ha convencido de que ese objeto en específico le hará más fácil la vida.

Aparte de ello, como la publicidad se ha vuelto tan común en nuestra sociedad actual, son evidentes los efectos que tiene sobre aquellos influenciados y constantemente expuestos a ella. Por ejemplo, cuando vemos un logo lo relacionamos de inmediato con la marca y todo lo que llega a ofrecer en su propia gama de posibilidades, al igual que cuando escuchamos el sonido característico de una empresa o marca en particular ('audiobranding'). También ayuda el hecho de que hay cierta presión social, como cuando alguien nota que un producto está siendo particularmente exitoso a su alrededor y muchos lo adquieren, recomendándolo a su círculo por tal o cual razón, la persona puede terminar comprándolo, en ocasiones sin siquiera saber muy bien a qué se referían las propagandas ni las personas que se lo recomendaron. Incluso, los efectos sobre los niños y jóvenes llegan a ser más profundos, siendo que tienen aún una mente que es fácilmente manipulable por medio de los sentimientos.

En una investigación hecha por la Fundación de Ayuda a la Drogadicción (FAD) se encontró que en los anuncios dirigidos a la los jóvenes se destacan valores como el consumismo, el hedonismo (placer inmediatista), la independencia, transgresión, prestigio, aventura, entre otros, mientras que se ignoran valores como el compromiso, amistad, esfuerzo, solidaridad, etc. Para el mundo publicitario, la juventud es un valor que vende muy bien. En los anuncios se ven en general, por no decir en todos los casos, personas delgadas y atléticas, guapas, ganadoras, un estereotipo que es muy difícil de alcanzar en la realidad, pero que se les vende a los jóvenes como lo obligatorio, como una especie

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