Reflexión sobre el XVIII Congreso Internacional de Humanidades

Paula Andrea Alquichire Ballesteros.

Facultad de Arquitectura.

Reflexión sobre el XVIII Congreso Internacional de Humanidades.

Merecemos un país libre, donde se pueda vivir en paz y armonía, que todos esos casos de violencia registrados por el lente y ojo de Jesús Abad permanezcan en nuestra memoria, pero no para cubrir una sed de venganza o guardar rencor si no para recapacitar y construir un mejor país, ese nuevo inicio que dejaremos a futuras generaciones. Un país donde aprendamos a darle el respeto y valor a la dignidad, entregar amor y apoyo a toda nuestra comunidad, pero especialmente al campesino, pues estamos mal acostumbrados a alabar a ese político que le importa más el oro que puedan sacar de nuestras montañas o explotación de ríos, que velar por el bienestar de las familias que dependen de ese ecosistema. Jesús Abad me hace reflexionar sobre ese compromiso que debemos adquirir como personas para recuperar nuestro país, pero que no se logra con racismo, egoísmo, ni mucho menos clasismo, pero que se puede lograr si empezamos a perdonar a los demás, sin guardar rencores, teniendo empatía, con integridad, siendo respetuosos y sintiéndonos orgullosos del país en que nacimos, y con todo esto llegar a elegir líderes con sentido de pertenencia, que exploten los recursos naturales equilibradamente para que no perjudiquen a ninguna habitante y así halla equidad en la distribución de los recursos para el bienestar de la comunidad. Estamos llamados a ser pioneros de esa restauración, a no callar ante las injusticias sociales, ni ante las barbaries contra personas ni con los mismos recursos naturales, y como universitarios también estamos llamados a ser la voz de los que no hablan y dar pasos importantes en cuanto a la protección de estos recursos naturales, pues las sanas protestas son eficientes para no entregar nuestros recursos a empresas extranjeras sin haber un compromiso de por medio para la protección de estas tierras y las personas que dependen de estas.

Personalmente, creo que todos deberíamos tener un lente como el de Jesús abad, pero no el de una cámara como tal, sino ese lente que nos permita capturar esa idiosincrasia de los pueblos, recopilado esa huella que dejan varias décadas de violencia consecutiva en un país, la desesperación, el maltrato, entre otros factores negativos que se puedan presentar. También, así como Jesús Abad, recopilar alegrías en medio de la desolación, rostros felices, logros de muchos, recuperación de bosques, los más divinos paisajes, etc. Que este sea el legado de enseñanza para futuras generaciones y trabajemos entre todos con esperanza para la recuperación de la dignidad humana.

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