Richar Chase El Vampiro Del Sacramento
mejia21630 de Noviembre de 2014
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RICHARD TRENTON CHASE nace el 23 de mayo de 1950 en Sacramento, California.
Desde muy joven, es conocido por su conducta psicótica con rasgos de apatía y constante agresividad. Sufre enuresis hasta los ocho años, y mojar la cama es algo que le causa constante vergüenza, pero que no puede controlar. Desde los doce años, Chase sufre las constantes peleas de sus progenitores. Su padre, alcohólico, no escatima insultos y violencia contra su esposa, quien lo acusa de querer envenenarla y de ser un drogadicto además de un borracho. Diez años duran las peleas. Este escenario termina en divorcio y su padre vuelve a casarse poco después, pero para entonces, toda la situación de violencia ha marcado profundamente la psique del chico. Su único desahogo es escribir un diario, que llevará por años. A duras penas, concluye sus estudios de secundaria. Su coeficiente de inteligencia, pese a todo, es normal: 95 puntos. Intenta relacionarse con chicas y tiene un par de novias, pero es impotente y nunca consigue una erección. Su autoestima se devalúa cada vez más. En 1965, Chase bebe en exceso y consume marihuana y LSD. Es detenido por posesión de marihuana y condenado a realizar labores de limpieza a favor de la comunidad.
Para 1969, Richard Chase consigue un empleo en el cual dura algunos meses. Después de que lo despiden, sólo encuentra trabajos de un par de días. Consigue ingresar a la Universidad, pero no puede concentrarse en los estudios ni soportar la presión social de la vida universitaria, y abandona la carrera casi enseguida. A los veintiún años, Chase se va de casa para compartir piso con unos amigos. Allí, continuamente drogado, su estado mental se deteriora aceleradamente: empieza a obsesionarse con la idea de que una organización criminal trata de acabar con él. Para protegerse, clava con tablas la puerta de su habitación, entrando y saliendo de ella por un pequeño agujero que hace en el fondo de un armario de pared. Duerme poco y mal, vigilando constantemente para que no lo atrapen los sicarios cuando por fin lleguen. En su diario escribe: “A veces oigo voces por teléfono. Ignoro qué voces. Amenazas. Suena el teléfono y alguien me dice cosas extrañas: que mi madre me envenena poco a poco y que me voy a morir. Me siento observado. Sé que alguien me vigila…”
Para 1972, es arrestado por conducir ebrio. Se asusta tanto que deja de beber: nunca vuelve a probar el alcohol. Un año después, en 1973, durante una fiesta, Chase intenta tocarle los pechos a una chica que no se lo permite. Se inicia una gresca y Chase saca un arma, una pistola calibre .22. Los demás invitados lo reducen hasta que llega la policía. Una fianza de $50.00 dólares le permite salir en libertad. Incapaz de tener trabajo, sus padres lo mantienen económicamente y vive a veces en casa de uno y a veces en casa del otro. Poco tiempo después, Chase se afeita la cabeza y acude asustado al médico, alegando que su cráneo se está deformando poco a poco y los huesos le agujerean la piel. También dice sentir que se muere porque alguien le ha extraído la arteria pulmonar, y nota que su sangre no puede circular. Para aliviarlo, se inyecta sangre de conejo en las venas. Chase es internado en un hospital psiquiátrico, saliendo al poco tiempo, pese a la opinión de algunos médicos que lo consideran peligroso. Una vez libre, deja de tomar la medicación y su conducta comienza a empeorar. Chase se convence de que su sangre se está convirtiendo en polvo y que necesita sangre fresca para sobrevivir. Nuevamente se inyecta y bebe sangre de conejo, tragándose además las vísceras de los animales. Al poco tiempo cae enfermo y los médicos, tras percatarse de su obsesión por consumir sangre, lo internan de nuevo, diagnosticándole esquizofrenia paranoide. De nuevo en el manicomio, Chase emula al personaje de Renfield que aparece en la novela Drácula, de Bram Stoker, y se dedica a cazar pájaros, a los cuáles les arranca la cabeza a mordidas para beber su sangre. En su diario comenta sus acciones meticulosamente, habla sobre la forma en que mata animales pequeños y describe el sabor de la sangre. También menciona: “Mi sangre está envenenada y un ácido me corroe el hígado. Es absolutamente necesario que beba sangre fresca”.
En 1977, de nuevo en la calle, comienza a secuestrar a numerosos perros y gatos, a los cuáles decapita, descuartiza y bebe su sangre mezclada con Coca Cola. Guarda los collares, formando una macabra colección. Luego ataca vacas y ovejas en el campo para beber su sangre; incluso es detenido por un oficial indio en una reserva, pero al comprobar que lleva cubetas con sangre ovina, es dejado en libertad: cuando se le pregunta por qué lleva la camiseta manchada de sangre, alega que estaba cazando conejos.
La casa de Richard Chase
Su padre intenta acercarse a él; pasa los fines de semana en su compañía, le compra regalos y se lo lleva de excursión. Pero es inútil: Chase está totalmente demente. No puede pensar en otra cosa más que en el ficticio deterioro de su cuerpo. También se obsesiona con los extraterrestres y habla constantemente sobre OVNIs. Cuando se encuentra a algún antiguo conocido, le dice que una agrupación nazi lo persigue desde que estaba en la secundaria. Richard Chase está convencido de que, a causa de la supuesta falta de sangre, su estómago se está pudriendo, su corazón disminuye de tamaño y sus órganos internos se desplazan en su interior. En su mente, se trata de una metamorfosis que lo transformará en un vampiro humano.
Para septiembre de ese mismo año, Chase discute con su madre. Incapaz de controlar su violencia, toma al gato de la casa y lo asesina. Días después, va a la perrera municipal; adquiere dos perros por $15.00 dólares y los asesina, bebiéndose su sangre. El 20 de octubre roba gasolina para su furgoneta, que está descuidada y llena de basura; cuando un policía lo descubre, Chase niega la acusación y convence al agente, que lo deja irse. Después responde a un anuncio en el periódico, va a una casa y compra dos perros labrador por el precio de uno. Los sacrifica también. Su colección de collares crece. Luego roba un perro que ve en la calle, y esta vez lo tortura antes de asesinarlo, beberse su sangre y comerse sus vísceras. Después se entera de que los dueños ofrecen recompensa; eufórico, los llama por teléfono y les cuenta cómo torturó y mató al animal.
El 7 de diciembre, Chase va a una armería y se compra otro revólver del calibre .22. Las desapariciones de mascotas continúan. Fascinado con los crímenes cometidos en Los Ángeles por los primos asesinos, Kenneth Bianchi y Angelo Buono "Los Estranguladores de Hillside", guarda celosamente los recortes de prensa que los mencionan. Señala en los periódicos los anuncios puestos por personas que regalan gatos o venden perros. Su padre le regala en navidad un anorak amarillo, que ya no se quitará. Chase practica con su nueva pistola. Dispara contra el muro sin ventana de la casa de una familia apellidada Phares. Al otro día, dispara contra la ventana de una cocina, partiéndole el cabello a la señora Polenske, quien está inclinada y evade la muerte por milímetros.
Richard Chase decide que es hora de practicar sobre otros blancos. Tiene 28 años y una mente hecha pedazos. El 28 de diciembre toma su revólver, sale a la calle y le dispara a Ambrose Griffin, un desconocido a quien ve en la calle. Lo mata mientras el hombre regresa del supermercado con su esposa, disparándole desde su furgoneta. Griffin vive justo enfrente de la casa de los Phares, donde Chase efectuó su primer disparo. Chase comienza a coleccionar recortes de periódico sobre el crimen aparecidos en el Sacramento Bee. El 16 de enero, le prende fuego a un granero para alejar a unos adolescentes que habían puesto música a volumen alto.
Está enloquecido: necesita beber sangre y ya no queda satisfecho al conseguirla desangrando animales. Ha llegado a la conclusión de que es un vampiro, así que inicia una cacería humana. El 23 de enero por la mañana, intenta allanar una casa entrando por la ventana, pero se topa de frente con el rostro de la dueña. Se sienta entonces en el jardín y allí se queda un rato, pasmado. La mujer llama a la policía, pero Chase se marcha antes de que lleguen. Se mete a otra casa, defeca en la cama de un niño y orina en un cajón lleno de prendas íntimas. Roba algunos objetos. Después es sorprendido por el dueño. Chase huye, el hombre lo persigue, pero consigue evadirse. El hombre regresa a su hogar y descubre los daños. Una hora después, el asesino se dirige a un centro comercial. Lleva la camisa manchada de rojo y tiene costras de sangre seca en la boca. Hiede y se nota perdido. Una amiga suya de la secundaria está en el aparcamiento. Chase se le acerca y le pregunta si ella iba en la misma motocicleta donde se mató un viejo amigo suyo de la escuela (la chica era la novia). Ella no le reconoce hasta que él le dice quién es. Lo evade, se mete a un banco, pero él la espera hasta que sale. Ella intenta alejarse y al subirse a su auto, Chase trata de meterse por el asiento del copiloto. La mujer logra escaparse.
Richard Chase sigue vagando. Se mete a un jardín, el dueño sale y le reclama. El criminal alega que sólo está tomando un atajo, sigue su camino y entra al jardín de otra casa. Es la vivienda de una mujer llamada Terry Wallin, una joven de veintidós años con tres meses de embarazo, que se encuentra sacando la basura. Chase la obliga a entrar en la casa; una vez adentro, le arranca la sudadera, en pantalón y el sujetador, y después dispara dos veces sobre ella; aún viva, le abre el vientre para arrancarle los intestinos, y los esparce cuidadosamente por el suelo.
El cadáver de Terry
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