Salida en la frontera

Salida en la frontera

Estefani Brito

Ebritop24@gmail.com

La migración venezolana ha crecido de manera considerable en los últimos cuatros años, cada vez son más las familias que se separan y los jóvenes que hacen sus maletas, dejando atrás estudios, trabajos, casas, familiares y amistades, en busca de “un mejor futuro” que consideran su país ya no les ofrece.

De acuerdo a la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), durante los años 2015 y 2017 el número de inmigrantes venezolanos en Latinoamérica pasó de 89,000 a 900.000 personas, lo que representa un incremento de más del 900 por ciento.

Este organismo especializado también precisó que entre los años 2016 y 2017, un total de 1,6 millones de venezolanos han salido de su tierra para residenciarse principalmente en otros países de la región.

Los venezolanos, acostumbrados en otras épocas a recibir a cientos de migrantes, son hoy los que cruzan las fronteras con un pasado a cuesta y un futuro por construir en otras naciones del continente, debido a la situación económica, política y social que atraviesa Venezuela, de manera más difícil desde el año 2013.

        Migración Colombia informó recientemente que cerca de 35.000 venezolanos cruzan la frontera diariamente, unos con el fin de quedarse, otros como puente para llegar a otros destinos y un grupo para comprar alimento, productos de higiene personal y medicamentos que hoy no consiguen en su tierra natal.

        Esto nos lleva a pensar, ¿desde cuándo pasó Venezuela de ser un país rico en minerales y recursos naturales a ser un país con crisis humanitaria, un país donde, según datos de Provea, nueve de cada 10 venezolanos no pudieron pagar su alimentación diaria?

        El país lleva tiempo sumiéndose en una miseria que se aprecia en sus calles, en los rostros de la gente, demacrados por la malnutrición; una miseria que va más allá de lo material, pues abarca la moral, los valores y esa preciada democracia de la que siempre nos hemos orgullecido.

         Hoy los venezolanos nos encontramos en medio de un dilema, entre la calidad de la tierra, de la gente, el sentido patrio y la realidad que rudamente nos golpea; una inflación que de acuerdo a la Asamblea Nacional alcanzó un 110% en el mes de mayo, una crisis de transporte, electricidad y agua potable y un Gobierno que es rechazado y desconocido por más del 50% de la población votante, que se abstuvo de votar en las elecciones del 20 de mayo.

        El pasado 22 de mayo, durante una reunión en Brucelas, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) alertó que el éxodo de venezolanos a otros países de Latinoamérica, “a causa de la situación de Venezuela”, continuará a lo largo del 2018.

        Pero este no es el único pronóstico que hace ver que la migración venezolana crecerá para durante el año en curso y para el año 2019, pues la situación económica que enfrenta actualmente el país se agrava con el pasar de los meses.

De acuerdo al Fondo Monetario Internacional (FMI),  la inflación estimada para el 2018 es de 13.864,60% y de y de 12.874,60% para 2019, junto a una caída del Producto Interno Bruto (PIB) que el FMI estima en 15% para este año y de 6% para el próximo.

Estas cifras, sumadas a lo que se ve diariamente en las calles y a la cantidad de ciudadanos venezolanos que ponen sus documentos al día con el fin de irse del país dejan un claro mensaje: Los venezolanos ven la salida a la crisis en el aeropuerto o en las fronteras, ante la falta de confianza de la dirigencia opositora y del Gobierno nacional.

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