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Enviado por   •  21 de Septiembre de 2014  •  955 Palabras (4 Páginas)  •  108 Visitas

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ACTIVIDAD Nº 1

"EL LEÓN AMABLE"

“El león amable”

Resulta que en una parte bien escondida del África negra habitaba un joven león que se distinguía por su gran melena color de azabache. ¡Qué imponente era este león tan grande y tan fuerte! Cuando rugía se escuchaba su voz a una distancia enorme en la selva.

Pues, vayan a saber porqué el susodicho león era objeto del escarnio de los demás miembros de la manada, que cada vez que podían le cantaban una canción que decía:

Pobre león melenudo

tan grande y tan forzudo

no atrapa a nadie

y se muere de hambre

por ser un león amable.

Esto se lo decían porque cada vez que el león agarraba a un animalito, enseguida con una amabilidad exquisita le decía:

“No temas amiguito, perdona que te haya agarrado. Pero estás libre y puedes seguir tu camino”.

Aquello era inaudito para los demás leones, que pensaban que con esa conducta se afectaba el prestigio de la fiereza del león, como rey de la selva. Pero ni modo, el león amable siempre actuaba así, y no lo atacaban porque como era tan fuerte, todos le tenían miedo a un zarpazo.

¡Y hasta era vegetariano! ¿Saben lo que es ser vegetariano? Que solo come plantas y vegetales, más nunca la carne. ¿Un león que no come a otros animales? ¡Inaudito! Pero el león amable era así.

Así un día en que un pajarito cansado se recostó en un arbusto, ¡Zape!¡Qué ahí estaba el león!

¡Ay, león, no me mates, no me mates por favor!

No amiguito, yo no te mataré, sigue tu camino y vuela feliz.

El pájaro se quedó patidifuso, porque ya se veía en el estómago del león, y se dijo “Paticas, digo alitas, ¡pa’ que os quiero! Y se fue volando asombrado todavía de la amabilidad del león.

Otro día, un mono se cayó en un foso que habían preparado los cazadores para atrapar animales, y cuando éste vió una sombra que pensó era uno de sus amigos que venía a salvarlo, lo que apareció fue la enorme cabeza del león que lo miraba desde arriba.

¡Ay, león, no me mates, no me mates, por favor!

No, amigo mono, he venido a sacarte de tu atolladero. Y de un solo manotazo lo sacó del profundo hoyo.

El mono también se quedó patidifuso, y dándole un abrazo al león salió disparado, no fuera que éste fuera a cambiar de idea.

Una tarde, el león observó a un ratoncito que se le había trabado una pata con una raíz, y cuando el ratón detectó al león que se acercaba, empezó a llorar:

¡Ay, león, no me mates, no me mates, por favor!

No, ratoncito, le contestó el león, si a lo que vengo es a sacar tu patita de ahí. Con tu permiso, pues puede que te duela un poco. Y de un zarpazo lo soltó de la raíz.

Gracias, gracias, dijo el ratón, nunca había visto a un animal tan amable

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