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Sexualidad Y Discapacidad


Enviado por   •  22 de Enero de 2015  •  2.997 Palabras (12 Páginas)  •  247 Visitas

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¿Qué es la sexualidad?

La sexualidad es una manera de comportarnos, de sentir, de hacer y tiene que ver con factores biológicos (el sexo), psicológicos (sentir y pensar como hombre o mujer) y sociales (comportamiento que establece la sociedad para cada sexo). La sexualidad es una parte más de la vida de las personas, y vivirla como algo sano y normalizado favorece el desarrollo tanto afectivo como físico del ser humano.

La sexualidad es la forma que tenemos de vivir y experimentar nuestro sexo. Pero no debemos confundir la palabra “sexo” con sexualidad, ya que la primera tiene dos connotaciones: una es el sexo de genero (la diferenciación biológica entre el hombre y la mujer, de cómo está compuesto cada uno de sus cuerpos) y la otra es la actividad sexual explícita (el contacto genital coital). Este término tiene que ver con sexualidad pero no es sexualidad. La sexualidad se refiere a la forma de sentir, vivenciar y actuar que tenemos hombres y mujeres. Tiene que ver con nuestro cuerpo y las sensaciones que él nos genera desde que nacemos hasta la muerte.

Al igual que con la palabra sexo, en muchas ocasiones el término sexualidad se ha usado para referirse sólo a las actividades que tienen que ver con el placer sexual; sin embargo, como ya se mencionó, la sexualidad forma parte de cualquier expresión humana, ya sea con búsqueda de placer sexual o sin ella.

Discapacidad y sexualidad

Las necesidades sexuales de las personas con cualquier tipo de discapacidad son las mismas que las de otras personas. Las necesidades de afecto y de intimidad son inherentes a la naturaleza humana y la satisfacción de esas necesidades contribuye a mantener el equilibrio psicológico y emocional de la persona.

Sin embargo, debido a sus circunstancias, el reto al que se enfrentan las personas discapacitadas en general es mucho mayor que el del resto de la población, ya que, en muchos casos, las personas con discapacidad son un claro ejemplo de necesidades sexuales frustradas. Esto se debe, en gran parte, a que las personas de su entorno no logran reconocer, identificar y resolver las necesidades sexuales de estas personas, ya que existen ideas preconcebidas y mitos acerca de la sexualidad en las personas con discapacidad; falsas creencias que conviene desmontar para dar un paso más adelante en el reconocimiento de estas necesidades.

Casi por tradición se ha intentado relegar a un segundo plano la sexualidad de la persona, y aún más tratándose de personas discapacitadas, a quienes con demasiada frecuencia se les considera, erróneamente, personas asexuadas.

Afortunadamente, se está comprendiendo de forma cada vez más clara que la educación sexual es un derecho para todas las personas y, por tanto, también para aquellas que sufren alguna discapacidad porque la educación y la información son más importantes debido a que sus circunstancias suelen requerir de mayores cuidados y precauciones.

Para facilitar el tratamiento de este tema vamos a establecer algunas ideas o pautas de actuación que faciliten el afrontamiento de las situaciones que se generan de manera más habitual.

Falsas creencias acerca de la sexualidad en personas con discapacidad

Acerca del sexo existen en general muchos tabúes, pero si además lo relacionamos con las personas con discapacidad surgen un millón de mitos que no son para nada ciertos. Nos referimos a falsas creencias como:

1. Las personas con discapacidad no tienen deseos sexuales.

2. Las dificultades físicas impiden la practica de sexo.

3. Las personas con discapacidad no resultan atractivas sexualmente.

4. Es mejor no despertar el interés sexual en las personas con discapacidad porque son inocentes.

5. Realizar el coito es la actividad sexual más importante.

Es evidente que las características particulares de cada persona condicionan la manera en que pueden desarrollar cualquier tipo de actividad. El sexo es una de ellas. Pero eso sólo significa que cada uno de nosotros tendrá su particular modo de disfrutar y vivir sus relaciones sexuales.

Todos tenemos derecho explorar y conocer nuestro cuerpo, a mantener relaciones sexuales de la manera que nos resulte más adecuada, a tener pareja si lo deseamos, a disfrutar de nuestra intimidad y a recibir información sobre ello si lo precisamos.

Todos y todas tenemos deseos sexuales porque es algo inherente al ser humano, da igual nuestra condición. Nosotros somos los que debemos decidir dónde están los límites y las alternativas. Quizás el secreto está en no ceñirnos siempre a lo convencional y crear nuestra manera particular de funcionar.

Las personas con discapacidad tienen las mismas posibilidades y el derecho a vivir una parte más de su desarrollo como persona, la misma capacidad de seducir y ser atractiva. Y por supuesto no necesitan que nadie les despierte el interés sexual, porque su cuerpo y su mente ya se encargarán de hacerlo si ayuda.

Factores condicionantes

Desde el punto de vista fisiológico la sexualidad de un persona con discapacidad no es diferente a la de cualquier otra persona, es simplemente que sus características individuales, su historia y su forma de comportamiento condiciona de un modo u otro su sexualidad. En definitiva a cada uno nos condicionan nuestras circunstancias.

Los factores que a continuación vamos a desarrollar son algunos de los que dificultan el desarrollo pleno de la sexualidad en algunas personas con discapacidad.

Es evidente que no todas las personas se pueden sentir identificadas con lo que aquí se describe; la gran diversidad de casos y de circunstancias personales y sociales hace imposible enumerar cada particularidad. Sólo pretendemos indicar algunas pinceladas acerca de lo que se puede hacer para ayudar a las personas discapacitadas.

• Dificultad para socializar

Es bastante habitual que las personas con discapacidad tengan más dificultad de acceso a una vida totalmente normalizada en la que se pueda socializar fácilmente.

Si hay más problema para la relación con iguales, hay más problemas para poder tener vida sexual.

Además se da la circunstancia que en determinados casos es más que complicado que la persona tenga su propio espacio, sus momentos de intimidad. Hay personas que permanentemente están acompañadas por familiares, cuidadores o personal profesional. Es obvio que eso impide en gran medida satisfacer las necesidades sexuales de la persona.

• Un entorno familiar sobreprotector

En ocasiones es difícil que la familia entienda que las necesidades son para todos iguales. El intento bienintencionado de cuidar de la persona se convierte en un inconveniente. Limita las posibilidades de relacionarse normalmente con iguales por miedo a peligros que muchas veces no son tales. En ocasiones incluso existe cierta resistencia por parte de la familia a que se sus hijos formen pareja.

• Menor autonomía

Dependiendo de los casos hay personas que necesitan estar permanentemente acompañadas.

• Falta de referentes iguales (un espejo donde mirarse)

Las personas con discapacidad tienen quizás menos posibilidad de tener un modelo en el que fijarse, del que aprender ciertas conductas y con el que guiarse. Sus referentes son su entorno y lo que los medios de comunicación muestran y no personas con una idiosincrasia parecida.

• Falta de educación sexual

No sólo hacen falta modelos sino educación al respecto, como en todos los ámbitos de la vida. Este es uno más en el que también hay que incidir ya que el desarrollo de una sexualidad sana tiene mucho que ver con un desarrollo personal íntegro y saludable; tiene que ver con la felicidad y el desarrollo pleno.

• Prejuicios sociales

En ocasiones es la propia sociedad la que presenta ciertas reticencias a la hora de plantearse relaciones con personas con dificultades de movilidad.

En general es fácil que se tienda a pensar que el sexo es sólo determinadas conductas sexuales como el coito u otras. Eso implica que muchas personas quedarían excluidas de toda actividad sexual. Si abrimos el abanico de posibilidades a la hora de tener relaciones sexuales no existirían limitaciones para nadie. El hecho de necesitar una silla de ruedas por ejemplo no significa no poder tener una sexualidad satisfactoria con uno mismo o con la pareja.

Algunas pautas para desarrollar una sexualidad sana

Lo que aquí se pretende es dar una serie de pautas básicas dirigidas tanto para las personas con algún tipo de discapacidad como para las personas que les rodean. La idea es que cada cual acate la parte de responsabilidad que le toca a la hora de vivir y dejar vivir una sexualidad lo más sana posible.

Aspectos claves serían:

1. Respeto a la intimidad para todas las personas

2. Educación sexual para todo/as

3. Superación de prejuicios

4. Socializar y relacionarse con otras personas aunque a veces cueste

5. No descuidar nuestra autoestima y querernos por encima de todo.

6. Saber que en las relaciones de pareja se puede ir más allá de la genitalidad

7. Conocernos muy bien a nosotros mismos

8. Permitirnos disfrutar

Aprender a respetarnos y redescubrirnos si es necesario.

Conceptos importantes a tener en cuenta

 Sexo: Está constituido por una sucesión compleja de acontecimientos bio-psico-sociales que hace que seamos seres sexuados: hombres o mujeres.

 Sexualidad: Es la manera peculiar que de cada persona de ser hombre o mujer; a nivel personal y en la medida en que vivimos rodeados de otros hombres y mujeres.

 Erótica: Es la expresión de la sexualidad. Así, dentro de la erótica podemos hablar de las producciones, hechos e interacciones a través de las cuales vivenciamos y expresamos que somos sexuados y sexuales. Dentro de la erótica se habla de la sensualidad, las caricias, las actividades sexuales de cada uno, etc.

Particularidades sexuales de las personas con discapacidad psíquica

No es que existan unas particularidades sexuales que caractericen a las personas con discapacidad psíquica, sino que, mucho más que particularidades sexuales de las personas con discapacidades psíquicas, con frecuencia aparecen discapacidades psíquicas asociadas a procesos de sexuación anómalos.

De hecho, muchas alteraciones genéticas en el proceso de sexuación causan con discapacidad psíquica.

Ejemplos:

- Síndrome de Turner: sólo hay 45 cromosomas. Estas personas se sexúan como mujeres, pero no tienen gónadas, ni genitales internos, ni desarrollan caracteres sexuales secundarios. No siempre, pero muchas veces tienen discapacidad psíquica.

- Síndrome Klinefelter: es otra anomalía genética en la que el par 23 tiene trisomía. Son varones infértiles con ciertos caracteres femeninos (ginecomasia, travestismo, disforia de género…). Con alguna frecuencia padecen discapacidad psíquica.

▫ En estos ejemplos, su sexualidad, sexuación y erótica no están definidas por su discapacidad, sino por su anomalía sexual.

Desarrollo afectivo-sexual de la persona con discapacidad psíquica

El desarrollo sexual de las personas con discapacidad psíquica difiere muy poco del desarrollo del resto de personas. Mientras que los desfases en otros aspectos de la vida psíquica, emocional o social son muy llamativos, los ritmos y cadencias del desarrollo del impulso sexual no están particularmente retrasados con respecto a las personas de su misma edad cronológica.

Su interés por el sexo suele ser precoz, como en los niños normales, sus características sexuales secundarias suelen aparecer también en la adolescencia, etc.

Esta realidad nos plantea la necesidad de desarrollar una formación y una educación que les ayude a enfrentarse con las circunstancias sociales que se vinculan con la sexualidad humana, insertada en su proceso educativo como un contenido de importancia y cotidiano, con un adecuado conocimiento de uso práctico de los métodos anticonceptivos, evitando la incomodidad y procurando no moralizar. Además, junto a estas consideraciones realizadas desde el punto de vista profesional, la actitud personal de los padres debe dirigirse en esta misma línea.

Particularidades eróticas de las personas con discapacidad psíquica

No es que existan particularidades eróticas de las personas con discapacidad psíquica, pero hay dos aspectos “clave” contextuales que no siendo estrictamente eróticos, sí resultan importantes en la realización erótica de estas personas:

1) Las particularidades derivadas de la deficiente socialización sexual.

2) Las derivadas del restringido acceso a un universo íntimo propio.

Deficiente socialización sexual

Existe una clara falta de socialización sexual en las personas con discapacidad psíquica.

Lo peculiar de estas personas, además de su propia y característica dificultad para aprender, es la restricción a la que se ven sometidos respecto a cualquier contenido de naturaleza sexual. Por eso la socialización sexual es escasa, torpe y desde luego nada o muy poco formalizada y elaborada. En otras palabras, no es educativa.

Este hecho que tradicionalmente ha querido servir para preservarles de los peligros de “lo sexual” ha tenido un efecto contrario, haciendo que este tipo de población, sobre todo las chicas s encuentren más expuestas a las lacras más execrables de lo sexual (VIH, abusos sexuales, comercio sexual y embarazos no deseados).

Los mecanismos de preservación que tradicionalmente se han seguido han sido fundamentalmente tres:

1) La negación de la existencia misma de su sexualidad → negando su sexualidad infantil en primer término y presuponiendo la infantilidad eterna de los discapacitados.

2) La represión sistemática de cualquiera de sus manifestaciones eróticas.

3) La impermeabilización absoluta sobre cualquier contenido real o simbólicamente relacionado con la sexualidad.

● Por eso, el papel de los profesionales que trabajan, viven y sienten con ellos y ellas ha de ser respecto a las normas sociales un esfuerzo de ajuste e integración; respecto a ellos una función socializadora y normalizadora. Es decir, los dos principios que rigen la Educación Especial: integración y normalización.

Restringido acceso al universo de lo íntimo

El universo de lo íntimo nos es necesario a todos los humanos. Las personas con discapacidades tienen muchas dificultades para su acceso a un tiempo y un espacio de absoluta privacidad, y esto impide que podamos socializarles en lo íntimo si no pueden tan siquiera acceder a ello. Además, a esto se le añade nuestra idea general de que intimar con una persona con discapacidad psíquica el ilícito, reprobable e incluso consideramos que sería un delito.

Sexos, sexualidades y conductas: Pautas de actuación

¿Qué se debe hacer o cómo se debe reaccionar ante determinadas conductas sexuales de las personas con discapacidad? Tras la elaboración de un estudio concreto en un centro específico para discapacitados, que aparece en el libro de FAPDAS, se elaboraron por parte de los profesionales, una serie de pautas de actuación para dar respuesta a las dudas de los profesionales a la hora de enfrentarse a situaciones o comportamientos no adecuados en cuanto a sexualidad se refiere. Estas pautas no persiguen eliminar la sexualidad, sino suprimir sus expresiones no adecuadas, que permitan, por tanto, crecer en lo sexual a chicos y chicas.

Desde esta línea se consideró que, antes, incluso, de hablar de pautas de actuación, se debería hablar de Educación Sexual. Pero, de una Educación Sexual que no consista sólo en prevenir, sino que debe procurar el desarrollo integral de la persona, incluyendo el desarrollo psicosexual. Por tanto, además de informaciones sobre temas concretos y del conocimiento del propio cuerpo y del de los demás, se deben incluir aprendizajes sobre las “relaciones interpersonales”, “la intimidad” y “los límites” → adecuando esta educación a cada caso concreto (y a los diferentes ritmos).

Esta Educación Sexual debe abarcar también a padres y madres, promoviendo en ellos actitudes saludables ante el hecho de que sus hijos e hijas son sexuados y que viven y se expresan como tales → la Educación Sexual es tarea de todos y las familias son muy importantes (también lo son la escuela y los educadores) .

● En cuanto a la eliminación de conductas sexuales consideradas socialmente no adecuadas, podemos hacer una pequeña lista de las conductas más frecuentes (estas conductas se refieren a un centro concreto, por lo que no son generalizables a todas las personas con discapacidad):

- Masturbación en público.

- Uso abusivo de vocabulario y gestos obscenos.

- Tocamientos en pareja.

- Abusos sexuales a otros alumnos.

- Tocamientos al educador/a.

- Falta de pudor, desnudez en público.

- Preguntas o comentarios relacionados con la sexualidad.

Masturbación en público: No se trata de evitar que el niño o niña se masturbe, sino que aprenda el “DÓNDE” y el “CUÁNDO”. Para lograr esto cuando la conducta se presente, la persona que esté a su cargo, se limitará decirle “Esto aquí no se hace, esto cuando estés tu sólo” acompañando sus palabras con un gesto neutro. Si no hace caso de estas recomendaciones se puede recurrir al castigo.

Uso abusivo de vocabulario y gestos obscenos: Se trata de reducir este comportamiento a través del “modelo del educador”. Si nosotros como educadores utilizamos palabras adecuadas ellos también lo harán y no debemos reforzar con gestos de aprobación el empleo de esos términos.

Tocamientos en pareja: Se trata de que aprendan a “saber estar” y que tengan en cuenta que no vale todo en cualquier sitio. Hay que hacerles entender que estas conductas corresponden al ámbito privado y que en público resultan inadecuadas. También hay que tener en cuenta que estos tocamientos en pareja pueden darse de chico a chica, de chica a chico o de chico a chico o chica a chica. En estos últimos casos, deberían tomarse las mismas medidas que en los casos de heterosexualidad, pero es cierto que en los casos de homosexualidad existe claro riesgo de que se pueda sufrir discriminación e incluso burlas de sus compañeros, por lo que debe hacerse hincapié en que esos tocamientos se hagan en el ámbito privado.

Abusos sexuales a otros alumnos: Debemos hacer que este tipo de conductas desaparezcan, se extingan. El gesto hacia el abusador ha de ser de rechazo, sobre todo si es plenamente consciente de lo que está haciendo. Nuestras acciones como educadores deben dirigirse a “reparar el daño”.

Tocamientos al profesional: Somos nosotros como profesionales los que debemos establecer los límites. Al igual que con otras conductas es aconsejable “dejar pasar” la primera vez para no ser nosotros quienes la refuercen por “prestar atención”. Si después de decirle que eso no nos gusta no deja de hacerlo, se puede recurrir al castigo.

Falta de pudor, desnudez en público: Hay que explicarles de manera natural que los lugares en los que nos podemos desnudar son los lugares privados, como la habitación de uno o el baño. Debe hacerse hincapié en que todo el mundo cumple estas normas sociales, y que no es habitual que las personas se desnuden en público, habiendo lugares específicos para ello.

Preguntas o comentarios relacionados con la sexualidad: Dada la referencia y la confianza entre educador/alumno debe haber también un clima adecuado para este tipo de consultas.

Cuando un chico o chica le hace una consulta relacionada con la sexualidad a un educador/a este debe dialogar con él o ella, además de escucharle, ya que es muy importante.

Debemos intentar responder a sus dudas con un lenguaje que se entienda, pero si no sabemos responder a la pregunta porque no somos profesionales y no conocemos la información que nos están pidiendo, podemos remitirles a otros profesionales que resuelvan adecuadamente sus dudas.

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