Si el hombre vive es porque cree en algo.

Si el hombre vive es porque cree en algo

Por: Gustavo Cruz Cuevas 3ºB

Durante el trayecto hacia la escuela, una mañana me tocó escuchar en un noticiero de radio que existía una estadística confiable que señalaba que el número de creyentes católicos había bajado de manera alarmante en los últimos años; me quedé pensando varios días en ello y  me pregunté si debería concluir que esos datos significaban una crisis de fe en el mundo ¿ustedes qué pensarían?  ¿No es suficiente mirar con atención un noticiero para darnos cuenta de los acontecimientos de violencia, inseguridad, pobreza y desgracias para creer llegar a la idea de que la vida humana transcurre a través de una profunda crisis de fe?

¿En qué momento llegó esta crisis? ¿Por qué llegó? ¿Cómo vamos a actuar en un panorama así? ¿Cómo debemos tomar esta situación nosotros los jóvenes, futuro del mundo, ante tal responsabilidad?

 Para visualizar posibles respuesta, es necesario primero caracterizar o tratar de aproximarnos al significado de la palabra fe, pues tiene diversos y complejos significados. La fe me permite actuar con entusiasmo y convicción para conseguir algo que no está frente a mí ahora, que tal vez no es concreto, sólido;  y aun más complicado, tal vez sea algo abstracto como el amor o el respeto, de hecho es acertado parafrasear lo que señaló Santo Tomás: “La fe se refiere a cosas que no se ven, y la esperanza a cosas que no están al alcance de la mano y a veces ni de la razón…” La fe motiva la acción, fortalece el alma frente al sacrificio y la frustración cuando algo no se consigue pronto; la fe me permite ser más bondadoso, más generoso, cálido, es decir más humano.

El mundo se encuentra bajo la tendencia a conseguir bienes materiales con el menor esfuerzo y en el menor tiempo posible; hay una sobrevaloración del dinero y la gente que lo tiene en abundancia sin importar los medios cómo se ha conseguido; dejando en un segundo o tercer plano asuntos mucho más humanos y espirituales por considerarse que lo esencial es tener y no ser….¡no hay nada más equivocado que esto!  ¡Esto mismo es la crisis de fe a la que me refiero!

Es muy importante señalar que toda crisis es una condición que ofrece la oportunidad de evaluar, es decir, de observar, comparar y proponer ideas nuevas para aprovechar la experiencia de esa situación negativa o displacentera: a nadie le gustan las crisis, pero es innegable que a través de una crisis uno puede revalorar y desde ahí, intentar mejorar para no caer en otra más adelante. Por ello aquí plantearía: ya somos parte de esta crisis; aquí y así nos tocó vivir, pero ¿Cómo vamos a utilizarla para intentar evaluar y revertir la situación que la causó?

Para ello hay diversas formas. Yo propongo especialmente el día de hoy: a través de la reflexión, el examen de conciencia y el vivir con la guía de los principios religiosos.

Compañeros, no es ninguna justificación que actuemos de forma incorrecta o errónea solo porque así lo hace la mayoría, porque está de moda,  porque nadie se da cuenta  o porque representa un modelo perverso y artificial de éxito…es necesario que actuemos de forma responsable ante nosotros mismo y ante Dios anteponiendo nuestra fe en El y en nosotros mismos.

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