Sindicatos

CAPÍTULO III

ESCENARIOS POSIBLES DE REFORMA DE LA LEY LABORAL

Y CRECIMIENTO ECONÓMICO

Alejandro Angeles Sevilla

En este capítulo se plantean dos escenarios de desempeño de los sindicatos del sector privado: uno en el que se realizan reformas que puedan contribuir a su democratización y a la adopción de la contratación de los trabajadores conforme a su productividad marginal, lo cual contribuiría a aumentar la productividad y competitividad de las empresas, así como el crecimiento económico; y otro donde se mantiene la situación actual.

1. Introducción

En nuestro país, es indispensable realizar la reforma laboral porque el marco institucional de protección al empleo en el sector privado –artículo 123º Constitucional, apartado A, y Ley Federal del Trabajo (LFT)–, es excesivamente rígido y desalienta la creación de empleo al imponer severas restricciones a la contratación, la movilidad y el despido de trabajadores, entre otros factores.

El funcionamiento competitivo del mercado laboral ha sido obstaculizado por diversas disposiciones del artículo 123º de la Constitución y por la LFT, que es necesario reformar, pues han conducido a un estándar de protección relativamente alto para pocos trabajadores (los sindicalizados) y una protección mínima o nula para la mayoría. Entre estas disposiciones destacan las que imposibilitan vincular la remuneración al trabajo con la generación de valor agregado (productividad marginal), contratar mano de obra por hora y diversas restricciones a la contratación temporal, así como también la existencia de altos costos de contratación y de despido, y una relación rígida entre sindicatos y empresas.

No obstante estos hechos, una encuesta realizada por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados sobre la reforma laboral, manifiesta que 22.0% de las personas considera que los únicos beneficiados serían los sindicatos; 20.0%, los empresarios, y 11.0%, los trabajadores. Asimismo, 43.0% de las personas cree que las propuestas dadas a conocer por los legisladores sólo son un maquillaje para que las cosas sigan igual que ahora, y 33.0% opina que permitirían a México generar mayor competitividad para las empresas. También muestra una disposición favorable para transformar la vida de los sindicatos: entre 70.0% y 76.0% está a favor de elegir a los dirigentes por voto libre, directo y secreto, obligarlos a rendir cuentas y a eliminar el descuento obligatorio de las cuotas sindicales. Por último, entre los resultados que presenta el CESOP, 31.0% de los encuestados piensa que el gobierno y los empresarios no tienen suficiente fuerza para impulsar una reforma laboral.

2. Escenarios políticos

La percepción de los encuestados por el CESOP no se aleja mucho de la realidad, pues Enrique Peña Nieto llegará a la presidencia con un Congreso dividido, lo que lo convierte en un posible presidente débil, ya que el PRI tendrá sólo el 41.0% de los diputados y senadores, y se necesita el 51.0% para cambiar las leyes y 66.0% para enmendar la Constitución. En este escenario (E1), se presume que no se realizará la reforma laboral que terminaría con los privilegios de los sindicatos, y tal vez ninguna otra de importancia, razón por la cual el país no tendría el desarrollo que requiere y no sería factible romper la inercia de bajo crecimiento de las últimas décadas ni enfrentar con solidez el escenario internacional de incertidumbre y crecimiento moderado y precario.

Bajo el E1, la economía funcionaría lo suficientemente bien para que el Estado y las principales instituciones tuvieran los recursos necesarios para seguir operando los instrumentos ya en funcionamiento, así como reaccionar ante algunos eventos no previstos (como desastres naturales o caídas en los precios del petróleo). Sin embargo, no habría recursos para inversión pública en infraestructura ni para capacitación, investigación y desarrollo, por lo que no se podrían aplicar los instrumentos de política pública más adecuados y necesarios.

Este escenario supone un crecimiento promedio de 2.60% para el periodo 2013-2018. Las tendencias históricas sugieren que es un supuesto razonable, pues a partir de 1980 el crecimiento ha bajado, promediando únicamente 2.55% y 2.73% desde 1990. A partir de 2000 la Tasa Media Anual de Crecimiento (TMAC) para el PIB nacional ha sido un pobre 2.17%. En este contexto de tasas de crecimiento decrecientes, el supuesto de 2.60% está justificado. Esta cifra estima que el crecimiento de los Estados Unidos, como se ha pronosticado, continuaría siendo débil y que no habría, como ya se mencionó, reformas estructurales en México (o en los EUA) que pudieran estimular de manera sustancial la capacidad de crecimiento de la economía.

Sin una reforma en el ámbito laboral capaz de afectar los privilegios de los sindicatos, el país no podría mejorar su baja productividad laboral ni incorporar a mujeres, jóvenes y personas con capacidades diferentes a la actividad económica; crear incentivos eficaces para promover el trabajo formal; vincular la remuneración al trabajo con la generación de valor agregado (productividad marginal), contratar mano de obra por hora y de manera temporal; reducir los altos costos de contratación y de despido, hacer menos rígida la relación entre sindicatos y empresas, y posibilitar la formación de sindicatos realmente democráticos.

En este contexto, si no se quiere tener otro sexenio de crecimiento mediano, el PRI necesita de aliados para cambiar leyes y enmendar la Constitución. Si se asocia con el PAN obtendría 70.0% en el Senado (podrían enmendar la Constitución) o 64.0% en la Cámara de Diputados (no lograrían modificar las leyes). Si además del PAN pacta con el PVEM, alcanzaría 77.0% en el Senado y 71.0% de los diputados con lo que lograría aprobaciones mayoritarias, lo cual constituiría el segundo escenario (E2). Esta parece ser la estrategia más adecuada y el mayor reto para el arranque del sexenio.

Bajo este escenario (E2), seguramente podrían aprobarse varias de las reformas necesarias, entre ellas una laboral que afectara los privilegios de los sindicatos (no limitada como la que a última hora se aprobará en el sexenio de Felipe Calderón), y la economía tendría un potencial de crecimiento anual promedio de 5.3%. La estimación aunque está por debajo de las tasas a las que debería crecer el país –6.0% o 7.0%–, se debe a que las reformas no son una barita mágica que dispararía el crecimiento en un dos

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