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Sobre Dios Y La Msonería

HZM00713 de Noviembre de 2011

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Serie de Ensayos y recopilaciones N° 7 Sobre Dios

y la MasonerÌa

por el Q:.H:.

Ricardo Aldao Matilla : .

Nuestros Cuadernillos Polémicos, -como hemos da- do en denominar esta serie de trabajos-, tienen un contenido que aporta opiniones a los permanentes interrogantes que se advierten en las Listas Masó- nicas de Internet.

Seguramente tras las inquietudes de nuestros QQ:.HH:., manifiestas en el oleaje cibernético de preguntas y respuestas, se advierte un sinnúmero de problemas de conciencia, emergiendo sobre la libertad de expresión que Internet nos permite y que, por lo demás, debiéramos estar atentos a su conti- nuidad. Esto último, debido a las presiones que van surgiendo desde distintos ángulos de lo que deno- minamos «oscurantismo», pues soterradamente dis- tintos intereses creados tratan de «legislar para con- trolar».

Hemos decidido editar estos Cuadernillos llevando en forma clara y con poder de síntesis, la opinión de distintos QQ:.HH:. tanto de nuestro tiempo, como de aquellos que durante el siglo pasado expusieron sus ideas y sus convicciones, pues entendemos que al publicarlas podrán advertirse las similitudes en la problemática que nos ocupa.

También hemos advertido, durante nuestra mem- bresía en muchas de las Listas Masónicas en Internet, la fragilidad de conocimientos específicas de la Orden, obrantes en nuestros contertulios. Fuera de la comprensible situación de A:. y C:., no siem- pre con posibilidades de acceder a la literatura masó- nica por diversas circunstancias geográficas -por decirlo de alguna manera- también sucede que QQ:.HH:. M:.M:. confundan sus propias conviciones religiosas, con la doctrina masónica en relación a problemas de gravitación fundamental, en todo caso el tema de Dios.

Otros QQ:.HH:. adoptan posiciones teistas, deistas, panteístas o de neto corte religioso, colocando a la figura del G:.A:.D:.U:., en un conflicto fáctico con aquello que la Orden postula a lo largo de la escale- ra que culmina con el último G:. del Filosofismo.

Advertimos que en las postrimerías del siglo XX y comienzo del siglo XXI, el fenómeno producido por la Internet, ha desatado brisas y vientos que llevan a nuestros HH:. a indagar sobre los orígenes de la Institución y tratar de comprender su actual reali- dad, haciéndolo tratando de despejar los caminos de tanta ojarasca producida por las «interpretacio-

nes» que de nuestros principios, linderos, límites o landmarks se han precipitado en los últimos tiem- pos

Este trabajo del muy Q:.H:. Ricardo Aldao Mantilla, refleja con absoluta claridad la necesidad de un mayor conocimiento sobre las problemáticas de la Orden. Sabemos de la tendencia a circunscribirse a los Rituales, como una forma de debastar la piedra bruta. Es lícito, pero no basta.

Creo, fervientemente, que es necesario profundizar cotidianamente en toda la literatura masónica, su his- toria, sus leyendas, sus fundamentos. Pero no como una «alternativa» volitiva unipersonal de crecer den- tro de la Orden, sino como una condición necesaria para acceder a los grados filosóficos.

Es hora ya de terminar con las discusiones sobre si la Masonería es el Simbolismo y este su culmina- ción. Se trata de comprender y conocer el significa- do trascendente del Filosofismo y expresar con ho- nestidad a nuestros QQ:.HH:. A:.C:. e incluso M:., que cada escalón del R:.E:.A:. y A:. «es un conoci- miento más, y necesario, para la comprensión glo- bal de la estructura doctrinaria de la Masonería.»

Dando lectura a este trabajo tan meduloso, remitido a las Listas Masónicas por el Q:.H:. Ricardo Aldao Mantilla, es posible advertir varias vetas muy nece- sario de investigar. Su posición es muy objetiva e ilustra a nuestros QQ:.HH:. sobre aspectos que son polémica en muchos Talleres, debido, fundamental- mente, al desconocimiento que sobre ellos, poseen los QQ:.HH:.

En estos tiempos de mediocridad universal, en el que vemos crecer las nulidades y el inmovilismo pa- reciera campear por sobre las nociones de Progre- so que anidan en nuestras esperanzas masónicas, se levantan voces que se niegan a desconocer las Utopías. Respetables Grandes Maestres del mun- do, han expresado en diversos foros masónicos su negativa a aceptar la mentada «decadencia» que nos endilgan. Y que, lamentablemente, muchos aceptan. Por eso nos ha parecido encomiable deci- dirnos a editar el pensamiento de quienes no han caido ni cayeron en la desesperanza y la comodidad o la complacencia de lo que les es dado para consu- mir en bandeja de plata.

Ricardo E. Polo : .

Mar del Plata -Argentina- octubre de 2001

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Sobre Dios y la MasonerÌa

por el Q:.H:. Ricardo Aldao Matilla : . Resp.·. Log.·. Ara Solis Or.·. de A Coruña

Hace ya tiempo, hemos sostenido en la lis- ta(1) un interesante intercambio de aportes al res- pecto de uno de los matices, que diferencian a la masonería regular, dogmática o de tradición, frente a la masonería irregular o liberal.

Intercambiamos entonces, lo que representaba el concepto G.·. A.·. D.·. U.·. y su rela- ción con un dios, o con Dios revelado, así como analizábamos de manera minuciosa la exigencia por parte de las potencias masónicas reconocidas por la United Grand Lodge of Englad, y consecuente-

mente autodenominadas regulares.

Concluimos que mientras en la ma- sonería liberal o irregular, no era precepto ser cre- yente, y por tanto se podían sustentar posiciones agnósticas e incluso ateas (al prescindir de la invo- cación al G.·.A.·.D.·.U.·. para la apertura y cierre de los trabajos), en la masonería de lazos ingleses, era necesario, ya que sus propios reglamentos de ma- nera explicita no solo lo exigían, si no que incluso de manera implícita, conlleva el ejercicio de ser autentico creyente en Dios, pues sería una incon- gruencia ser creyente sin tener en cuenta la religión profesada, y no ejercerla como la consecuencia ló- gica. Sería como hacerse reconocer como masón, conocer los retejos de los distintos grados, exigir nuestras máximas, y sin embargo ejercerlas en nues- tra vida profana, como profanos o gentes sencillas sin compromiso alguno con nosotros mismos y con

nuestros semejantes.

Antes de continuar, sí me gustaría precisar que en mi animo no está la polémica esté- ril, ni tampoco el determinar qué legitimidad pueden sostener algunos para llamarse regulares y señalar quiénes son irregulares. Pues aunque a veces pue- da ser pasional y vehemente en determinados argu- mentos, considero, fruto de la experiencia, que es un problema irreal en la convivencia diaria de las bases masónicas, y que cada cual es libre de poder desarrollar el trabajo allá donde se considere más a gusto. Y sí deseo a este respecto, que todos poda- mos aportar nuestros diferentes puntos de vista sin el animo de imponer, y muy al contrario, con la tole- rancia, ejercicio crítico, y desarrollo intelectual, uni- do a la intima reflexión que deben coronar la sabi-

duría.

Entrando ya en materia, decir que en 1722 apareció en Londres una versión de las Constituciones Antiguas, cuyo artículo prime-

ro era :

Os exhorto a honrar a Dios en su Santa Iglesia. No os dejéis llevar por la here- jía, el cisma y el error en vuestros pensamientos y

en las enseñanzas de hombres que hayan perdido su credibilidad.

En las constituciones de Anderson de 1723, encontramos el contrapunto, y lo que era

inevitable ocurrió.

Los partidarios de la Log.·. de York constituyeron otra Orden, La Gran Logia de Los Masones Antiguos, por oposición a los Modernos. El enfrentamiento se sustentaba en la supresión de la referencia a los dos San Juan y de las oraciones, la manipulación de los rituales y por consiguiente,

la perdida de su carácter cristiano.

Será en 1813, cuando se resuelvan estas disputas y se constituya una nueva Ob.·. de- nominada Gran Logia Unida de los Antiguos Ma- sones de Inglaterra, de la que fue el primer G.·.

M.·. el duque de Sussex.

Aún así persistían grandes diferen- cias, y a fin de resolverlas de una manera definitiva, diez años después en 1823, se constituyo la Emu- lation Lodge of Improvement, que trabajó para fi- jar definitivamente el ritual, de manera lo mas aproxi-

mada a sus origenes.

Los miembros de esta Log.·., no solo trataron de rescatar un rito, sino que además, cons- tataron y explicaron las diferentes aportaciones que habían tenido lugar, justificando la creación de nue-

vos ritos.

Como podemos observar en térmi- nos históricos, el conflicto sobre el carácter religio- so data de los nacimientos mismo de la masonería

simbólica.

Entre los años 1720 y 1730, y sin que interviniera en absoluto la Gran Logia de In- glaterra, nace el rito francés, y aun a pesar de que la propia Gran Logia de Inglaterra no había funda- do logias francesas, mantenían con ellos relaciones. La Gran logia de Francia, y después el Gran Orien- te Francés, no poseían rituales oficiales hasta que el G.·.O.·.F.·. los redactó a partir de 1779 y convirtió

en obligatorios en 1785.

Así pues, existen diferentes cunas de la masonería, tal y como hoy la conocemos. Pero

hay más.

A partir de 1723, los jacobitas, que hasta aquél entonces y desde la expulsión de Jacobo II por los partidarios de la casa de Orange en 1688, se habían agrupado entorno a la sociedad secreta denominada, Sociedad Real, e infiltrado en las lo- gias operativas británicas, fueron excluidos de las logias

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