Sub-géneros de la poesía
javis64Informe9 de Abril de 2013
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Lirica
De acuerdo al mapa conceptual de los subgéneros de la lírica, estos variaran de acuerdo a los sentimientos que tenga el autor. El subgénero lirico de la Sátira se caracteriza en la crítica mediante la mezcla temática mediante un tono y presentándolo de una forma adecuada. El tema puede ser variado, pero siempre resalta la crítica a las costumbres, burlarse de algo, alguien o de un colectivo, por ello trata de que sea constructiva y de corregir defectos.
Así la sátira nos trasmitirá alguna enseñanza sobre el tema que critica, el cual puede estar escrito en verso o prosa. El ejemplo se trata de una sátira escrita en verso que hace Sor Juana Inés de la Cruz, sobre los sentimientos o emociones, mediante una crítica constructiva. Emplea el tema de los hombres, donde al principio los critica, dice que son injustos y que siempre culpan de todo a las mujeres, resaltando que son ellos quienes les enseñan el camino y luego se quejan, compara ambos sexos concluyendo que finalmente los dos hacen lo mismo.
En esta crítica vemos que sus sentimientos se enfocan al tema de la liberación feminista, porque ella sufrió la censura de su época, donde la mujer era oprimida. Aboga por las mujeres, pero también se trata de una forma de defensa personal, a su derecho al saber, al conocimiento. Hace un ataque moral a partir de la hipocresía de los hombres seductores.
Redondilla: Es una estrofa de cuatro versos octosílabos, con rima. Se diferencia del cuarteto porque el tamaño de los versos es más corto y de arte menor.
Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para prentendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?
Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Opinión, ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.
¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende?,
¿si la que es ingrata ofende,
y la que es fácil enfada?
Más, entre el enfado y la pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es de más culpar,
aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?
¿Pues, para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis
...