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Trabajo Social y Ciencias Sociales. Cien años de historia conflictiva.


Enviado por   •  15 de Enero de 2018  •  Resúmenes  •  9.476 Palabras (38 Páginas)  •  289 Visitas

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Trabajo Social y Ciencias Sociales. Cien años de historia conflictiva.

Frecuentemente se suele escuchar o leer en la bibliografía en castellano que el Trabajo Social es una disciplina joven, lo que explicaría algunas de sus dificultades de legitimación, de identidad, de reconocimiento social y académico, su escasa producción bibliográfica, los roles asignados que provocan insatisfacción, su situación subalterna, en definitiva. La tesis que mantengo en este apartado es que el Trabajo Social no es tan joven y que habrá que buscar otras causas a los problemas citados por más que en España, efectivamente, la profesión sólo se generaliza e institucionaliza en las últimas décadas. Pero en esta ocasión, no me interesa especialmente el caso español porque en el contexto internacional es poco significativo. Uno de los problemas que tiene el Trabajo Social en España es que, a costa de no mirar más allá de las fronteras, casi nos inventamos una nueva profesión, y por cierto muy devaluada respecto a la realidad profesional en otros países. El Trabajo Social no es un invento español. Como profesión nace en Europa y en los Estados Unidos de manera más a menos simultánea, pero en la configuración de la disciplina la aportación norteamericana resultará fundamental. Nace como parte del proyecto global de las Ciencias Sociales, ni antes ni después, y por los mismos motivos, en el mismo contexto social y político, y en permanente diálogo con ellas. Otra cosa distinta es lo que pasa en España,18 de manera similar a la tardía institucionalización de las Ciencias Sociales en general19. 1.1. Disciplinas y profesiones. Para entender la evolución del Trabajo Social en los países occidentales conviene en primer lugar, diferenciar disciplina y profesión. Esta distinción va a ser fundamental en este trabajo puesto que lo que aquí se defiende es que, independientemente de que en Europa a principios del siglo XX hubiera ya "profesionales", la disciplina, es decir, el conjunto de conocimientos teórico-prácticos, el corpus sistemático de conocimientos sobre un campo determinado sobre los que progresivamente se va a construir la profesión, se configuró fundamentalmente en los Estados Unidos. Por otro lado, cuando utilizamos la palabra "profesionalización" lo hacemos en el sentido de la tradición sociológica norteamericana. Se entiende por "profesionalización" la tendencia de los grupos profesionales a organizarse según el modelo propio de las profesiones liberales, 18 Abordaremos esta cuestión en las páginas finales. 19 Sobre el nacimiento de las ciencias sociales en España véase La Galaxia sociológica, de Fernando Álvarez-Uría y Julia Varela. 30 como por ejemplo, la Medicina, el Derecho o la Arquitectura. Esta definición sociológica del término "profesión" implica una serie de características: - Un cuerpo de conocimientos sistemáticos, en general enseñados en la Universidad. - Un saber hacer práctico, derivado de sus conocimientos. - Un código deontológico que regula las relaciones entre los profesionales y los usuarios. - Una organización interna que ejerce autoridad sobre el ejercicio de la profesión y que desarrolla una cultura profesional (congresos, coloquios, revistas y publicaciones diversas). - Un reconocimiento público de la naturaleza profesional de la actividad producida (en particular la prohibición del ejercicio paralelo de la profesión, del reconocimiento jurídico, en ciertos casos, del secreto profesional, etc.) (Bachmann y Simonin, 1981:110). En la misma línea Freidson, plantea que, en el sentido más elemental, una profesión es un grupo de personas que realiza un conjunto de actividades que proveen su principal fuente de recursos para la subsistencia; actividades llamadas "trabajo" más que "ocio", y "vocación" más que "pasatiempo". Dichas actividades se realizan a cambio de una compensación y no por sí mismas. Se las considera útiles o productivas, por eso aquellos que las llevan a cabo son compensados por los otros. Cuando una cantidad de personas realiza la misma actividad y desarrolla métodos comunes, que a su vez son transmitidos a los nuevos miembros y llegan a ser convencionales, podemos decir que los trabajadores se han constituido, dice este autor, en un grupo ocupacional, o una ocupación. En una clasificación muy general, una profesión es una ocupación. (Freidson, 1978:83). Como recuerda Comelles (1988:15), hablar de profesión implica una praxis reconocida socialmente que es susceptible de monopolizar legalmente ese campo en un país determinado y que cuenta con un aparato institucional que le permite la producción intelectual y sobre todo la reproducción de los profesionales. Por otro lado, diversos autores (Weber, 1993; Freidson, 1978; Foucault, 1979; Castel, 1980, 1997; Comelles, 198820) vinculan el desarrollo científico al proceso de institucionalización de las profesiones que suele ser paralelo al desarrollo económico e industrial y comparte también la tesis explicativa de los autores anteriormente citados: "El nacimiento, el desarrollo, y la diversificación de las disciplinas superiores es el fruto de los cambios que han seguido a la Revolución Industrial y a la implantación del Estado liberal-capitalista. Los 20 Sobre los problemas de la historiografía de la Antropología: Josep M. Comelles, Antropologia i salut. Etnografía, compromís y activisme. Revista d´Etnología de Catalunya. Ver también el nº 3 de la Revista Antropología, Octubre 1992. Asociación Madrileña de Antropología. Madrid. 31 historiadores sociales han analizado la aparición de la figura del profesional a lo largo del siglo XVIII como fruto de la necesidad, por parte del estado, de expertos capaces de ofrecer soluciones a problemas de gestión social, económica, política o jurídica (Foucault y otros, 1979). Profesiones que, en la medida en que el Estado iba creciendo, disponían de campos cada vez más amplios y diversificados de actuación (Castel y otros, 1980): en una primera etapa el experto ofrecía soluciones basadas en sus conocimientos; en la segunda, adquiría el monopolio sobre un espacio institucional que le permitía el desarrollo de su papel, la formación de nuevos expertos y aumentar los conocimientos sobre esa parcela de actividad; en una última etapa, los profesionales se organizaban en movimientos corporativos para defender sus intereses" (Comelles, 1988:16).21 López Piñero (1964) sugería un análisis parecido en relación a la Medicina y Comelles lo refiere a la institucionalización de la Psiquiatría, y nos parece muy adecuado mencionarlo en este apartado. Según este autor, los profesionales se van agrupando corporativamente y van creando u ocupando instituciones que sirven a sus intereses formativos y profesionales, se articulan con las disciplinas científicas fundamentales, se articulan también las instituciones con los saberes, un adecuado funcionamiento de la comunicación científica internacional y, muy importante, la ubicación de la disciplina en un marco sociocultural y político que posibilite su permeabilidad hacia la sociedad. Como ya dijimos más arriba, se puede definir la profesión como aquel grupo de personas que realiza un conjunto de actividades que proveen su principal fuente de recurso para la subsistencia. Por el ejercicio de estas actividades el individuo recibe una compensación porque dichas actividades son consideradas socialmente útiles y productivas. El nuevo grupo profesional realiza la misma actividad y desarrolla métodos comunes, que se van transmitiendo a los aspirantes. Una profesión es una clase especial de ocupación que ha desarrollado diferenciaciones analíticamente útiles entre las profesiones y las demás ocupaciones y además ha conquistado una legítima autonomía organizada: una profesión es diferente de otras ocupaciones porque se le ha dado el derecho a controlar su propio trabajo. A diferencia de las demás ocupaciones, a las profesiones se les concede autonomía deliberadamente, incluyendo el derecho exclusivo para determinar quienes pueden legítimamente ejercer su trabajo y cómo debiera realizarse éste. Además en la mayoría de las ocupaciones, los contratadores, los clientes y otros trabajadores pueden evaluar su trabajo, sólo la profesión tiene el derecho reconocido para declarar semejantes valoraciones "exteriores" ilegítimas e intolerables. Además, para la supervivencia de una profesión es necesario que esté en permanente relación con el conocimiento y los valores de la sociedad en la que está inserta, en caso contrario es muy difícil que sobreviva, (Freidson,1978:83).22 Con este modelo habremos de analizar más adelante el 21 Sin embargo en algunas profesiones, como la médica, las bases de su constitución profesional son muy anteriores y se remontan a la Baja Edad Media. Véase López Terrada, Maria L.; Martínez Vidal, Alvar, comps. (1996) El Tribunal del Real Protomedicato en la Monarquía Hispánica 1593-1808. En Dynamis (Dossier) (16). Granada. Universidad de Granada. 22 Este autor señala además que para la supervivencia de una profesión es esencial que la élite dominante permanezca convencida del valor positivo, o por lo menos de lo inofensivo de su trabajo, para que continúe protegiéndola de posibles intrusiones. 32 proceso de institucionalización del Trabajo Social como profesión y como disciplina en diferentes contextos nacionales. En segundo lugar, conviene hacer explícita una posición previa que no deja por otro lado de ser algo obvio: la historia del Trabajo Social comienza cuando comienza el Trabajo Social, bien como profesión, es decir, cuando por primera vez aparecen mujeres (en su inmensa mayoría) que se ganan la vida desarrollando una serie de funciones muy concretas, acotando su terreno profesional, marcando distancias respecto al voluntariado, creando sus asociaciones profesionales, etc., o bien cuando se inicia la disciplina, o lo que es lo mismo, cuando se empiezan a estructurar conocimientos específicos que se transmiten mediante las correspondientes actividades formativas en el seno de las organizaciones y agencias primero y en la Universidad, después. Por tanto, nos estamos refiriendo a una época no anterior a la última década del siglo XIX. Todos los antecedentes formarán parte de los prolegómenos, serán los precursores, o simplemente configurarán elementos de la historia de la solidaridad humana, de la acción social, o de la política social. En consecuencia, afrontar con rigor de la historia del Trabajo Social, si por tal entendemos una disciplina que quiere ser científica y de una profesión, en el sentido moderno del término, excluye remontarse al Código de Hammurabi, o hablar de Luis Vives o San Vicente de Paúl.23 1.2. Los orígenes de las Ciencias Sociales En general, podemos afirmar que las Ciencias Sociales nacen todas ellas para entender lo que está pasando en la sociedad como consecuencia de la Revolución Industrial. En el siglo XVIII "con la aceleración de la empresa capitalista, esa estructura de Estado y clases sufrió una presión cada vez mayor por parte de grupos y categorías sociales nuevos y "crecientes" que clamaban por el reconocimiento de sus derechos frente a aquellos grupos defendidos y representados por el Estado" (Wolf, 1982:20). Naturalmente que antes muchos pensadores habían reflexionado sobre la sociedad, sobre la cultura, y sobre cuestiones psicológicas. El mismo Aristóteles 23 De la misma manera, los relatos de los viajeros o misioneros pueden ser considerados como antecedentes o precursores más o menos cercanos, pero en ningún caso incluidos como una actividad propia de una disciplina con vocación de cientificidad como la Antropología. Igualmente, como veremos a continuación, la mayor parte de lo que llamamos Sociología es un fenómeno reciente, que se remonta en buena proporción a la obra de Montesquieu, Saint-Simon y Comte, y que se inspira en Tocqueville y Marx, dice Duncan Mitchell en su Historia de la Sociología (1973:2). Lo mismo en otras disciplinas más o menos cercanas al Trabajo Social. 33 escribía en su obra titulada Política sobre la naturaleza social del ser humano. Pero estamos hablando de Ciencias y es conocida la deuda de las Ciencias Sociales con las Ciencias de la Naturaleza. Scott Gordon (1995:29)24 señala que fueron los avances de las Ciencias Naturales los que inspiraron el desarrollo inicial de las Ciencias Sociales intentando aplicar a la sociabilidad humana los nuevos conceptos que las ciencias naturales habían utilizado con éxito en la investigación de los fenómenos naturales. A este propósito el autor señala el cambio profundo que supuso el Renacimiento. Los cambios introducidos en este periodo condujeron a la aparición de la Ciencia moderna. Para algunos (Bohanan y Glazer, 1992:xii) fue Adam Smith y su obra Wealth of Nations, en 1776, el umbral de la revolución de la ciencia social. Desde la publicación de este libro y a lo largo del siglo XIX fueron apareciendo diferentes disciplinas: la Sociología, la Antropología, la Psicología, la Economía, la Psiquiatría, la Enfermería y el Trabajo Social25. Según estos autores, de la Economía política y de los seminarios teológicos surgió la Sociología, de la Filosofía moral fue derivando hacia la Economía, de la Filosofía surgió la Psicología, que fue reestructurada más tarde por la Medicina, y la Antropología (Stocking, 1983). Como veremos, también la Psiquiatría se estructura en la misma época. Para Foucault (1999) las propias condiciones del pensamiento humano impidieron la existencia de las ciencias humanas antes del siglo XVIII: "el mismo concepto de naturaleza humana (en el siglo XVIII) y la forma en que funcionaba, excluía toda posibilidad de la ciencia del hombre clásica". Foucault afirma que es el siglo XIX el que trae posibilidades nuevas de conocer a los seres humanos y es en este siglo cuando inician su camino las ciencias humanas. Esta nueva perspectiva de lo humano está relacionada con los inmensos cambios institucionales en lo que él denomina lo microsocial: la educación, la medicina, el sistema penal... "No hay duda alguna, ciertamente, de que el surgimiento histórico de cada una de las ciencias humanas aconteció en ocasión de un problema, de una exigencia, de un obstáculo teórico o práctico; ciertamente han sido necesarias las nuevas normas que la sociedad industrial impuso a los individuos para que, lentamente, en el curso del siglo XIX, se constituyera la psicología como ciencia; también fueron necesarias sin duda las amenazas que después de la Revolución han pesado sobre los equilibrios sociales y sobre aquello mismo que había instaurado la burguesía, para que apareciera una reflexión de tipo sociológico” (Foucault, 1999:335). Junto a ella aparece pues lo que se va a denominar la "cuestión social". Es lo que R. Castel define como 24 Ver especialmente el capítulo 2 de Historia y Filosofía de las Ciencias Sociales titulado El surgimiento de la era de la Ciencia. 25 La propia Medicina fue una ciencia social. Véase Josep Mª; Comelles; Angel Martínez Hernáez. 1993. Enfermedad, Cultura y Sociedad . 34 "una aporía fundamental en la cual una sociedad experimenta el enigma de su cohesión y trata de conjurar el riesgo de su fractura. Es un desafío que interroga, pone de nuevo en cuestión la capacidad de una sociedad (lo que en términos políticos se denomina una nación) para existir como un conjunto vinculado por relaciones de interdependencia. Esta cuestión se bautizó por primera vez explícitamente como tal en la década de 1830. Se planteó entonces a partir de la toma de conciencia de las condiciones de vida de poblaciones que eran a la vez agentes y víctimas de la revolución industrial. Era la cuestión del pauperismo. Un momento esencial, en que apareció un divorcio casi total entre un orden jurídico-político fundado sobre el reconocimiento de los derechos del ciudadano, y un orden económico que suponía miseria y desmoralización masivas. Se difundió entonces la convicción de que había allí "una amenaza al orden político y moral" o más enérgicamente aún, de que resultaba necesario "encontrar un remedio eficaz para la plaga del pauperismo, o prepararse para la conmoción del mundo"26 Entendemos por esto que la sociedad liberal corría el riesgo de estallar debido a las nuevas tensiones provocadas por la industrialización salvaje" (Castel, 1997:20). Históricamente, las Ciencias Sociales van a aparecer como consecuencia de la necesidad de estudiar la sociedad para modificar su funcionamiento. Su origen se relaciona con la constatación de un fracaso: la pervivencia de la pobreza en el momento en que las fuerzas productivas son capaces de producir más riqueza. Las Ciencias Sociales darán sus primeros pasos a finales del XVIII en forma de Economía política, de la mano de Gerónimo de Ustáriz, Thomas Malthus, Adam Smith, y David Ricardo entre otros. Otros autores inciden en la misma línea. Saint-Simon, Comte, Weber, Marx, Durkheim se van a mostrar interesados con la industrialización y sus consecuencias: la separación del trabajo del gremio y la familia, las transformaciones en la propiedad, el crecimiento demográfico, la ciudad industrial y el sistema fabril, entre otros (Roca 1998:58; Greenwood, 1996). Todos ellos van a estudiar el crecimiento enorme de la productividad, consecuencia de la revolución industrial pero también constatan el aumento de la pobreza que va a afectar a la mayoría de la población. Contrariamente a lo que pensaban las generaciones anteriores, la sociedad no se conformaba de acuerdo a las leyes de la razón sino que estaban actuando una serie de fuerzas más allá de la capacidad humana de elección racional. Comprender dichas fuerzas sería la misión de las nuevas Ciencias Sociales. Comprenderlas y actuar sobre ellas a fin de conseguir un mejor funcionamiento de la sociedad, evitando la pobreza y el desorden social. Comprender y actuar eran las dos caras de una misma misión (Greenwood, 2002:6). 1.3. Aplicar las Ciencias Sociales. Pues bien, durante la segunda mitad del XIX va a comenzar un proceso de subdivisión de las Ciencias Sociales sin dejar de prometer cada una de ellas estudiar la sociedad 26 Castel cita a este propósito a Vicomte A. De Villeneurve-Bargemont. Économie politique chétienne ou Recherches sur le paupérisme. París. 1834, y a E. Baret, De la misère des classes laborieuses en France et en Anglaterre. París. 1840. 35 para tratar de mejorar su funcionamiento27. Sin embargo, esta promesa quedó pronto olvidada. Greenwood (2002:6) ha explicado recientemente con meridiana claridad el proceso de escisión entre algunas ciencias sociales y el mundo de la reforma social y de la acción en el que tuvieron su origen. Para ser más precisos, este autor crea dos subgrupos. El primero de ellos estaría integrado por las ciencias más "prestigiosas" como las Ciencias Políticas y Económicas, la Sociología, la Antropología y la Psicología. El segundo grupo en el que incluye la Pedagogía, el Trabajo Social, las ciencias de la comunicación, la Sociología y la Psicología de las organizaciones y los estudios de familia, sería el grupo de las ciencias sociales "inferiores". El nivel de prestigio o su situación de inferioridad vendría dado precisamente por su vinculación con el mundo de la acción y de la empresa. Cuanto mayor voluntad de vinculación con la realidad social y el cambio social, cuanto más fuerte sea la voluntad de ser ciencia aplicada menor será su estatus, al menos en el mundo académico.28 La tesis de Greenwood es que fueron los científicos sociales académicos los que dominaron las asociaciones profesionales empeñados en conseguir un nivel profesional a la vez que fueron relegando a un segundo plano a los reformadores sociales no académicos y enviando al baúl de los recuerdos las promesas de crear conocimiento científico al servicio de la mejora de la sociedad. En este proceso habría jugado un papel importante una variable a tener en cuenta: el origen adinerado de los profesores universitarios que apoyándose en su procedencia de clase, realizaban su carrera académica. En unas pocas décadas, tanto en el mundo universitario como en el seno de las asociaciones profesionales, los reformistas fueron relegados progresivamente y purgados finalmente gracias al empeño del senador Joseph McCarthy. De esta manera, en los Estados Unidos, para los años sesenta del pasado siglo, la idea según la cual el propósito de las Ciencias Sociales consistía en actuar sobre la sociedad para mejorarla les parecía a muchos profesionales una noción anacrónica, arriesgada y desaconsejable. Así, finalizó el proceso por el que las Ciencias Sociales dejaron de ser lo que fueron al principio: ciencias aplicadas, aunque precisamente durante esta época de desmovilización social -en el ecuador del siglo XX- también se oyen voces que reclaman por ejemplo, una Antropología aplicada para evitar la escisión entre 27 Las líneas divisorias entre las distintas disciplinas integrantes de las Ciencias Sociales no alcanzaron nitidez hasta bien entrado el siglo XX, concretamente en algunos casos ya en su segunda mitad. (Roca, 1998:14, 58). 28 Por otro lado, con motivo del homenaje a Joaquín Costa que fue el VII Congreso de Antropología Social, celebrado en Zaragoza, Greenwood afirmaba que "...es el momento de desechar el modelo estratificado de las ciencias sociales que ha colocado a la Antropología en el lugar más local e idiosincrático y a la Economía, la Sociología, la Ciencia Política y el Derecho en una supuesta cumbre social donde los “sistemas” substituyendo a los seres humanos, se presentan como actores". 36 pensamiento y acción (Bastide, 1971:28; Foster, 1974; Willigen, 1986; Partridge y Eddy, 1987).29 No está sólo Greenwood defendiendo esta posición. El recientemente premiado con el Pulitzer de Historia 2002, Louis Menand (2002:309), desde otra perspectiva, pero de manera complementaria, mantiene una posición parecida. Afirma que las ciencias sociales americanas en esencia se constituyeron en disciplina como una reacción contra las ideas de laissez-faire asociadas con Sumner, un profesor de Yale, y su profesor de filosofía Herbert Spencer. El evolucionismo no ofrecía muchas expectativas profesionales para los practicantes de este nuevo campo de investigación. Su única respuesta en cada situación es la misma: "que el mercado decida". Por el contrario si se admite que las sociedades se desarrollan según leyes subyacentes cuya eficiencia puede ser mejorada por políticas públicas, que son organismos multivariables cuyo progreso puede ser guiado por una inteligencia científica se está señalando el terreno de juego para un nuevo campo profesional. Las profesiones cobran existencia porque hay una demanda de pericia. La pericia que aquí se demanda es la que posibilitará introducir modificaciones sin dejar el futuro en manos de las fuerzas ciegas del mercado. Las Ciencias Sociales tenían algo que decir sobre cómo entender la sociedad y qué hacer para modificarla, para conseguir un mayor bienestar para todos los seres humanos. El futuro está en manos de los propios seres humanos y el conocimiento científico ha de estar implicado en su construcción de la misma manera que las ciencias físicas tratan de conocer y dominar las leyes de la naturaleza. El evolucionismo prometía bienestar para los más aptos y a la vez negaba el espacio profesional necesario para el nacimiento de las ciencias sociales. Refiere Menand que en 1883 Ward30, el "oponente más vigoroso" de Sumner, había publicado el primer libro de texto de Sociología americano titulado Dynamic Sociology. Un año más tarde, en una de las sesiones del Club de los metafísicos defendió el papel de la inteligencia en la evolución humana y utilizó este argumento: "La doctrina del laissez-faire es el evangelio de la inacción, el credo científico está atacado de esterilidad, la política de poner todo en manos de la naturaleza es una rendición. La supervivencia de los más aptos es simplemente la supervivencia de los más fuertes, lo que... bien podría denominarse la destrucción de los 29 Para Foster "La Antropología aplicada es una subdisciplina especializada dentro del amplio campo de la Antropología, en el cual los intereses tradicionales han sido teóricos más que prácticos y en el que se dedica mucho tiempo y esfuerzo a la enseñanza universitaria y a la investigación de base académica". A pesar de la reducción a subdisciplina que transmite en sus primeras páginas, el desarrollo de su obra no hace a nuestro juicio, sino confirmar los planteamientos de Greenwood, aunque probablemente el autor estaría en desacuerdo con esta afirmación. Willigen se mueve en terrenos parecidos a los de Foster. 30 La referencia es especialmente interesante porque lo que afirma Louis Menand es que Ward pertenecía al mundo académico en el que habitaba Dewey, que, como se verá, algo tiene que ver con nuestros propósitos y que además Ward se relaciona con el Club de los metafísicos, que también tiene algo que ver con los pragmatistas. 37 débiles. Y si la naturaleza progresa mediante la destrucción de los débiles, el hombre progresa con la protección de los débiles." 1.4. La fundación del Trabajo Social como parte del mismo proyecto y con vocación de disciplina "aplicada". Siguiendo pues estas sugerentes tesis, el Trabajo Social nace formando parte del mismo proyecto global de las Ciencias Sociales, y nunca dejó de ser "aplicado" porque en caso contrario, a nuestro juicio, sencillamente hubiera dejado de existir. En el proceso de subdivisión y de construcción de las diferentes identidades disciplinarias, el Trabajo Social no hubiera podido construir una identidad diferente a las demás que justificara su existencia y le legitimara como disciplina y como profesión diferenciada. Y precisamente esta vinculación con el mundo de la acción, de la reforma social, es la que le sitúa, junto a otras disciplinas y profesiones en una situación de "inferioridad" en relación a quienes se reservaron para sí el monopolio del pensamiento a la vez que los escrúpulos por intervenir en la realidad social. Pero como dice Greenwood, si el conocimiento social no se aplica, no es conocimiento, es pura especulación. Sin la comprobación a través de la acción, no es posible diferenciar las teorías sociales de las interpretaciones, ya que también la mayoría de las ciencias se basan en el método experimental para tratar de comprobar sus formulaciones. Por ejemplo, no se puede hablar de Antropología ni de ninguna otra ciencia social si no se aplica, si no se da una fusión entre el pensamiento y la acción. Para este autor, si la Antropología ha de tener futuro, este futuro depende del pensamiento antropológico y la acción social de una manera que aporte luz al funcionamiento de la cultura y de la sociedad (Greenwood y Levin, 1998). Respecto a la Sociología, Bryan Turner (1998:22) explica que el término "Sociología" emergió en la primera mitad del siglo XIX en asociación con el intento de Augusto Comte y Claude Saint-Simon para establecer un estudio científico de la sociedad industrial en las condiciones que resultaron de la Revolución francesa. Comte uso el término "sociología" en una carta en 1824 y aparece otra vez en el volumen 4 de su Cours de philosophie positive en 1838 para reemplazar la expresión "physique sociale". Así pues, la emergencia de la Sociología ha sido, afirma este autor, asociada con posterioridad con las reacciones sociales e intelectuales a la revolución francesa y a la revolución industrial. Para Beriain e Iturrate la reflexión (proto)sociológica comienza con Saint Simon, Comte y Spencer y los primeros hombros sobre los que se empieza a 38 construir la "mirada sociológica" son los clásicos "fundadores" Marx, Durkheim, Weber, Simmel y Tönnies, "...que, al calor de la revolución industrial y la división del trabajo, la vida urbana y la creciente proletarización de la población, despliegan no sólo una innovadora "caja de herramientas" conceptuales sino que además interpretan, dan nombre, a las nuevas realidades sociales emergentes..." (1998:8). Pero como dice Ely Chinoy (1968:13), a pesar de esos comienzos la Sociología es esencialmente una disciplina del siglo XX, ya que muchas de sus ideas y la mayoría de sus datos seguros han sido acumulados desde 1900. También Escohotado, afirma que la Sociología es una ciencia bastante moderna, apoyándose en la afirmación de Augusto Comte que la consideraba como la más joven de las ciencias, tanto que a estas alturas, su situación en el conjunto de los conocimientos no está todavía perfectamente definida. "Además, el siglo XIX trajo consigo una preocupación por los hechos, problemas e instituciones sociales como consecuencia de las grandes transformaciones provocadas por la Revolución Industrial. La sociedad aparecía, pues, como un objeto de estudio apetecible. El prestigio de las ciencias naturales impuso una metodología y una preocupación por la exactitud de los resultados. Se convirtieron en modelos de conocimiento. Por eso, al instituir la sociología como ciencia autónoma y dotarla de un nombre y una función específicas Augusto Comte insistía en su carácter positivista, de explicación concreta. Para él, la Filosofía no podía satisfacer la curiosidad sobre el funcionamiento real de la sociedad. Para satisfacerla, hará falta una ciencia disciplinada, metódica, aferrada a lo concreto." (Escohotado, 1998:525-526). Queremos desarrollar en este apartado con más detalle las tesis enunciadas y mostrar cómo se da esa coincidencia cronológica de contexto social en el nacimiento de algunas ciencias sociales. AÑO DE FUNDACION DE LAS ASOCIACIONES PROFESIONALES Y DE ALGUNAS CIENCIAS SOCIALES en USA. (Greenwood, 2002). American Social Science Association. 1865 American Historical Association. 1884 American Psychologial Association. 1882 American Anthropological Association 1902 Ciencias Políticas. 1903 Sociología. 1905 En lo que se refiere a la Sociología, son relevantes los cambios de perspectiva que tienen lugar en el siglo XVII con autores como Thomas Hobbes (1588-1679), John Locke (1642-1704) y Adam Smith (1723-1790). Gracias a estos pensadores se empiezan a abandonar hipótesis explicativas de la sociedad de orden teológico -es un producto de un plan de la divinidad- y se la empieza a concebir como resultado de la acción de los hombres que tratan de satisfacer con sus acciones sus necesidades e 39 intereses. La revolución francesa supuso una ruptura con el pasado aun más radical. Alexis de Tocqueville (1805-1859) afirmó que los cambios operados implicaban nada más y nada menos que "la regeneración de la especie humana" y a juicio de autores recientes exageraba poco (Macionis y Plumer 2000:18).31 Que la Sociología fue fruto de las inmensas transformaciones sociales que tuvieron lugar en los dos últimos siglos es una afirmación reiterada por los autores. "Los seres humanos siempre hemos sentido curiosidad por las fuentes de nuestro propio comportamiento, pero durante miles de años los intentos por comprendernos a nosotros mismos se apoyaron en formas de pensar transmitidas de generación en generación que, con frecuencia, se expresaban en términos religiosos (por ejemplo, antes de la aparición de la ciencia moderna, muchos creían que fenómenos de la naturaleza como les terremotos eran ocasionados por dioses o espíritus). El estudio objetivo y sistemático del comportamiento humano y de la sociedad es un hecho relativamente reciente, cuyos orígenes se remontan a principios del siglo XIX. El transfondo de la primera sociología fue el de los cambios arrolladores que trajo consigo la Revolución francesa de 1789 y la Revolución industrial en Europa. La sacudida que sufrieron las formas de vida tradicionales con estos cambios produjo una revisión de la forma de entender tanto el mundo social como el natural.” (Giddens, 1998:33).32 Partiendo de esta idea, Macionis y Plummer (2000:17) sostienen que no es sino el producto de la inquietud de algunas personas que empezaron a reflexionar de un modo más riguroso y científico sobre la naturaleza de la sociedad y los cambios sociales que se estaban produciendo. La secuencia sería la siguiente: avance científico y tecnológico que posibilita la producción fabril, desarrollo de la economía industrial basada en la producción de fábricas convirtiendo en modos de producción secundarios o subordinados a los anteriores y por último concentración en las ciudades de millones de personas de una manera muy rápida sin que las estructuras urbanas estuvieran preparadas para ello. La consecuencia fue que los problemas sociales se multiplicaron, se hicieron visibles porque afectaban a amplias masas de la población: hacinamiento, desempleo, pobreza, enfermedad, delincuencia... en un contexto de liberalismo puro y duro, de ausencia de sistemas de protección social y de gestión de los riesgos. No se veían fáciles las soluciones y se suscitó un debate sobre la naturaleza de la sociedad y las relaciones sociales, el sistema democrático y los derechos civiles y políticos. Otros autores inciden en la misma tesis: para entender cómo se llegaron a formular los interrogantes sociológicos básicos hay que mirar hacia los siglos XVIII y XIX: 31 Citado por Macionis J.J. y Plumer en Sociología. Se puede consultar el capítulo titulado La perspectiva sociológica. 32 Nos conviene resaltar aquí que en el mismo texto (1998:705) Giddens afirma que "los orígenes de la Sociología -con las obras de Marx, Durkheim y Weber- fueron principalmente europeos. Sin embargo durante este siglo (el XX) la disciplina ha arraigado en todo el mundo y algunas de las aportaciones más importantes han venido de los Estados Unidos. La obra del filósofo George Herbert Mead (1863-1931), que daba clase en la Universidad de Chicago, ha tenido una influencia decisiva en el desarrollo de la teoría sociológica". 40 "una época tumultuosa, cuando los violentos cambios sociales como la revolución estadounidense, además de las sublevaciones de las colonias y de las cuatro revoluciones separadas de Francia, sacudieron las mentes del pueblo que alguna vez defendió las opiniones tradicionales de la sociedad. La revolución industrial, también anunció una amplia gama de cambios sociales. (...) En estos tiempos extraordinarios, algunos pensadores talentosos trataron de dar sentido a los cambios que tenían lugar a su alrededor utilizando las herramientas de la ciencia. Al hacerlo, pusieron de moda una nueva disciplina, la sociología, término acuñado por el pensador, pionero francés, Auguste Comte (1798-1857)." (Light, Keller y Calhoun, 1991:15). En relación al propósito que nos ocupa algunos autores hacen una mención que no podemos pasar por alto, teniendo en cuenta los últimos objetivos de nuestro trabajo: "Una reflexión sociológica, prácticamente simultánea a la de los europeos, es la realizada por el grupo de la Universidad de Chicago, caracterizada como interaccionismo simbólico, bajo el que se agrupan: Ch.H. Cooley, G.H. Mead, W.I. Thomas, F. Znaniecki, R.E. Park y H. Blumer. Al mismo tiempo que Durkheim, Simmel y Weber esbozaban el significado de la acción social, estos autores norteamericanos la definían como acción mediada, como vehiculizada por dispositivos de simbolización a través de los cuales se anticipan los cursos de acción..." (Beriain e Iturrate, 1998:8). Y al hilo de esta constatación enunciaremos algo que nos interesa resaltar especialmente por lo que se refiere al Trabajo Social y sobre lo que volveremos ampliamente mucho más tarde: la afirmación de Macionis y Plummer (2000:18) en su reciente tratado de Sociología, en el sentido de que fue Jane Addams, "una asistente social de gran prestigio debido a su activismo a favor de los inmigrantes la verdadera fundadora de la Escuela de Chicago". Como veremos más adelante los intereses de los "reformadores sociales", y de las "instituciones de caridad" fueron un buen acicate para la realización de diversos estudios empíricos sobre los problemas sociales, estudios que forman parte de los inicios comunes del Trabajo Social y de la Sociología. Esta etapa en común también tuvo su correlato en la pertenencia a la misma Asociación científica, hasta que la orientación aplicada de los grupos de Trabajo Social, frente a unas pretensiones de crear "ciencia pura" por parte de otros sectores obligó a la escisión y a caminar por separado. Lo que les separa no es la búsqueda de la cientificidad, que era una característica común, sino la pretensión de ser "ciencia aplicada". Los trabajadores sociales quieren valerse de la ciencia para transformar la realidad, para enfrentarse a los problemas sociales, para producir cambios. Algunos sociólogos del momento también y no hay más que ver sus objetos de estudio y sus investigaciones. Pero otros grupos de la naciente Sociología se dedicaron "...a la búsqueda de leyes sociales que dieran a su disciplina el prestigio y la solvencia que poseían otras ciencias. Al hacer esto, muchos de ellos abandonaron la solución de los problemas sociales, a la cual, por otra parte no se oponían. Pretendían que su tarea era sólo conocer desinteresadamente, con la mayor objetividad, y no cambiar la realidad social." (Giner, 1968:24).33 33 Véase Salvador Giner, 1968:25. Sociología y Trabajo Social. Memoria del I Congreso Nacional de Asistentes Sociales. Por lo demás la tesis que defiende este autor de que "el Trabajo Social surge como solución práctica en pequeña escala a problemas limitados, aunque acuciantes, sin preocuparse demasiado por teorías e interpretaciones cuya generalidad las hacía aparentemente inútiles para su labor" me parece a estas alturas sencillamente insostenible. Como trataremos de probar más adelante, precisamente el 41 Berger se refiere también a esta relación entre el Trabajo Social y la Sociología americana cuando intenta explicar una cierta imagen del sociólogo como una especie de teórico de la labor social. A su juicio: "...cuando menos una de las raíces de la sociología estadounidense ha de encontrarse en los apuros de los trabajadores sociales al tener que afrontar los problemas masivos que surgieron a raíz de la revolución industrial: el rápido crecimiento de las ciudades y de los barrios bajos que surgieron dentro de ellas, la inmigración en masa, los movimientos masivos del pueblo, la desorganización de los medios de vida tradicionales y la desorientación resultante de los individuos atrapados en estos procesos. Se ha estimulado gran parte de la investigación sociológica debido a esto..." (Berger, 1995:14). A continuación el autor realiza una crítica, a la que un poco más adelante nos referiremos, respecto a la psicologización del Trabajo Social para concluir que hay una diferencia fundamental: "El trabajo social, cualquiera que sea su justificación racional teórica, es una práctica positiva en la sociedad. La sociología no es una práctica, sino un intento por comprender..." (Berger, 1997:16). Esta afirmación es especialmente relevante en relación con la parábola del pescador a la que nos hemos referido en la introducción de este trabajo. Según esta propuesta, el Trabajo Social, una actividad inventada y ejercida por mujeres es una práctica positiva, una actividad que intenta intervenir en la realidad social mientras que el sociólogo es un intelectual que en todo caso proporciona elementos de reflexión de gran utilidad para el trabajador social, dice Berger, lo que le evitaría buscar explicaciones en la Psicología de cuestiones que, a su juicio, son de naturaleza social. Pero lo que tiene claro el autor, es que no existe nada inherente a la empresa sociológica de tratar de comprender la sociedad que lleve forzosamente a esta práctica o a cualquier otra. Este, parece ser el sesgo con el que la Sociología se institucionalizó en España. Alvarez Uría y Varela afirman: "...se entiende mejor el estatuto que recibió la naciente sociología en tanto que ciencia situada más allá de la acción social y de la asistencia social, situada aparentemente por encima de los conflictos sociales y políticos. La naciente sociología, alejada por tanto en teoría de los intereses de clanes y grupos, será oficialmente institucionalizada por el primer modelo de Estado social como una ciencia distante y neutra, un saber objetivante y objetivo, cuyo objeto puede así convertirse en lo que Azcárate definió como lo Trabajo Social en esa época está ansioso de teoría, con las antenas bien puestas, observando qué se "inventa" en las Ciencias sociales por si lo puede aplicar en el terreno que le es propio. De ahí su encuentro con la Escuela de Chicago y posteriormente con el Psicoanálisis y con el Conductismo, etc. Por otro lado, la opción del Trabajo Social por lo micro, como veremos, no descartaba lo que M. Richmond llamaba la "venta al por mayor", es decir reformas sociales con su correspondiente reflejo en la legislación. Por lo demás, la otra corriente dominante, los settlements houses, las dimensiones comunitarias las tenían claras desde el principio. Lamentablemente ni el Trabajo Social, ni tampoco la Sociología, ni ninguna otra disciplina, a pesar de las esperanzas depositadas en las Ciencias para encontrar soluciones a los problemas de la desigualdad, la injusticia, la marginación y la pobreza, ha dado aun con la solución mágica que solucione todos los problemas. Algunos ya nos cansamos de ese reproche permanente hacia la intervención individualizada, el trabajo de caso y familiar así como de la también permanente minusvaloración del nivel microsocial como objeto de estudio y de intervención. 42 social total y genérico.(...) La sociología se institucionalizó en España a la sombra del poder del Estado, como instancia amortiguadora de los conflictos sociales..." (Álvarez Uría; Varela, 2000:43-44). Pero en realidad, según mantienen los mismos autores es la cuestión social la que provocó el nacimiento de la sociología: las cuestiones sociales, el problema obrero, el pauperismo, la degeneración de las cases trabajadoras, éstas eran las cuestiones que reclamaban soluciones y análisis científicos. "Así pues, la Sociología surge en España, al igual que en la mayoría de los países occidentales, en tanto que ciencia del campo social, ciencia de la pobreza, del vicio, de la degeneración de las clases trabajadoras. Se trata de observar las lacras sociales, de levantar acta de las formas de vida de obreros y jornaleros, en suma, de encuestar, informar y traducir a datos estadísticos, y a estudios razonados, los problemas que las llamadas clases peligrosas plantean al mantenimiento del orden de la vida social" (Álvarez Uría; Varela, 2000:36). Y de hecho, afirman Álvarez Uría y Varela, la producción de la Sociología española se centra en informes y encuestas sobre las condiciones de vida de las clases trabajadoras, estudios de Sociología del Derecho y de Sociología criminal y trabajos de Sociología rural. 34 "La sociología abarcaba por tanto no solo el campo de la integración de los obreros y campesinos, promoviendo las reformas legítimas, sino también el de la disidencia, el de la criminalidad, categoría que coincide con la de peligrosidad social representada por el magma de los degenerados, considerados como una amenaza y un peligro para la seguridad social. Sin el concurso de la sociología el intervencionismo del Estado sería ciego y el programa de tutela de las clases laboriosas y peligrosas quedaría sin anclaje. Tales son, en suma, las contribuciones de la sociología oficialmente reconocida al virulento problema de la cuestión social" (Álvarez Uría; Varela, 2000:46). Eric R. Wolf lo afirma claramente: la Sociología esperó poder resolver "la cuestión social": "Tenía como observó Rudolph Heberle, "un origen eminentemente político... Saint Simon, Auguste Comte y Lorenz Stein concibieron a la nueva ciencia de la sociedad como antídoto contra el veneno de la desintegración social" (1994:21). "... la sociología brotó de un esfuerzo por contrarrestar el desorden social creando para ello una teoría del orden social, situando el orden y el desorden en la cantidad y calidad de las relaciones sociales" (Wolf, 2000:24). En fin, que las tesis expuestas por Davydd J. Greenwood parecen contar con más apoyos que los que parecía al principio y en todo caso nos proporcionan una clave muy interesante para entender la posición del Trabajo Social en España y el mundo.35 34 Sobre este tema, que aquí solamente sugerimos por no ser otro nuestro propósito se pueden consultar las siguientes obras: M.C. Iglesias, et al. 1989. Los orígenes de la teoría sociológica; Del Campo, Salustiano, 2000 La Institucionalización de la Sociología (1870-1914) Cuadernos de Investigaciones Sociológicas. Madrid.; Nuñez Encabo, M. 1999. El nacimiento de la Sociología en España: Manuel Sales y Ferré; Luis Saavedra, 1991. El pensamiento sociológico español. 35 En el mismo sentido véase A. de Francisco. (1997:13). En Sociología y Cambio Social. El autor afirma: "La Sociología nace, esto es, se constituye en disciplina científica (o en saber con vocación científica) como resultado del cambio social. (...) ... si el cambio social, es un factor explicativo privilegiado del 43 1.5. La Antropología Social y Cultural y el Trabajo Social. Resulta obligado a continuación referirnos a la Antropología, lo que nos lleva a la cuestión de la posibilidad de un objeto diferenciado y de una identidad específica. Menéndez (1991, 2002),36 en un artículo reiteradamente citado se planteaba la posibilidad de legitimar la Antropología social como ciencia diferenciada. ¿Qué es la Antropología social, cuál es su legitimidad epistemológica y qué garantiza su diferenciación en cuanto disciplina autónoma; cuáles son sus problemas específicos; cuál es su aproximación teórico-metodológica particular; cuáles son lo sujetos sociales supuestamente exclusivos de ella para su descripción y análisis...? Otros autores se refieren a la inveterada falta de acuerdo sobre el objeto de la disciplina como una constante en la historia de la misma, una falta de acuerdo que ha provocado que a la Antropología se le acabe definiendo fundamentalmente por el uso privilegiado y exclusivo de la técnica por antonomasia que se le reconoce como propia: el trabajo de campo y la etnografía (Roca, 1998:13). Los dos autores citados se refieren a lo que ha sido una constante en las historias convencionales de la Antropología, a la hora de diferenciar esta disciplina de la Sociología: la división del trabajo intelectual impuesta por el capitalismo de manera que surgieron disciplinas aparentemente distintas a las que se atribuyeron objetos diferentes, en función de los cuales habrían de construir identidades separadas. De esta manera, la Sociología37 se habría de dedicar al estudio de las sociedades "complejas", "civilizadas", "desarrolladas", es decir, de las sociedades industrializadas, mientras que las sociedades denominadas "primitivas", "no complejas", "no desarrolladas" constituirían el objeto de otra disciplina. Este esquema, por más que sirva para explicar al menos en parte, algunas opciones que los antropólogos tomaron a la hora de elegir sus objetos de estudio e investigación y de institucionalizar su propia disciplina de manera diferenciada, tal y como les venía impuesto por el entorno político, ideológico y académico, no ha dejado de ser desmentido. Como señala Menéndez (1991:22), fue el proceso de institucionalización y de profesionalización de la Antropología lo que condujo necesariamente no sólo a reforzar la identidad antropológica, sino a subrayar las diferencias respecto de las otras disciplinas a partir de poner el énfasis en algunos aspectos teórico-metodológicos como en la definición del objeto de estudio. Estos "énfasis diferenciales" no son otros que haber sido casi la única en sostener la origen de la ciencia social, es a la vez el objeto principal de análisis en la obra de los padres fundadores de la disciplina." 36 Véase E. Menéndez. (2002). La parte negada de la cultura. Relativismo, diferencias y racismo. En el primer capítulo titulado Definiciones, indefiniciones y pequeños saberes el maestro aborda esta cuestión. 37 Y en gran medida la Historia, afirma Menéndez. Es sabido que existen los "pueblos sin Historia", gente a la que se le ha negado la historia. Véase E. Wolf. (1994:39) en Europa y la gente sin historia. 44 pertinencia metodológica de un enfoque holístico; una particular preocupación por las descripciones y análisis de tipo cualitativo; por utilizar más que ninguna otra disciplina sociohistórica, una aproximación personalizada con larga estadía en el campo por parte del investigador; por enfatizar que el analista debe ser el mismo que obtiene la información en forma directa; por haber sostenido la importancia y frecuentemente la mayor relevancia de la dimensión ideológico-cultural; por haber considerado la pertinencia metodológica de trabajar con unidades micro en el "entendimiento" de que las mismas expresan al nivel macro, etcétera; todo ello en palabras de Menéndez. Más como dice este mismo autor, para la diferenciación de la Antropología Social no existen criterios epistemológicos, sino estos énfasis diferenciales de los que tampoco sabemos hasta cuando seguirán siendo válidos para establecer los límites interdisciplinarios. En todo caso y a la hora de la verdad tampoco sería tan importante la existencia de unas fronteras perfectamente definidas. Lo significativo, dice Roca (1998:15), es la formulación de problemas y cuestiones y la discriminación de los instrumentos más adecuados para describirlos y analizarlos, y con Greenwood, añadiríamos nosotros, la capacidad para transformar, para producir cambios, para mejorar la sociedad y conseguir mayor bienestar para más seres humanos. Era el mismo propósito que animaba a los juristas, médicos y capellanes que participaron activamente, con otros intelectuales como los naturalistas o los filósofos en la constitución del proyecto de Antropología general del siglo XVIII. Comelles (1999)38 se refiere también a los orígenes de la disciplina en los que observa claramente una voluntad de intervenir sobre la realidad social. La Antropología general ilustrada encaraba un proyecto sobre las desigualdades humanas y sólo secundariamente sobre la diversidad humana. Si se trata de luchar contra las desigualdades es necesario intervenir y en el siglo XVIII se interviene sobre la muerte, la enfermedad y las epidemias y también sobre el hambre. No se trata de investigar la condición humana desde una perspectiva puramente teórica sino desde una perspectiva empírica. De esta manera su finalidad no era producir conocimiento o teoría exclusivamente, sino reforzar la acción. Alan Barnard en su obra, recientemente publicada, History and Theory in Anthropology señala que durante los siglos XVIII y XIX los eruditos tendían a usar "etnología" para dos cosas simultáneamente: las diferencias culturales y los rasgos distintivos con los que se identifica la humanidad común de los pueblos del mundo. Pero a continuación afirma: 38 Sobre la relación entre Antropología y cambio social véase J.M. Comelles, 1999. Antropologia i Salut. Etnografia, compromís i activisme. Revista d´Etnología de Catalunya. 45 "La mayoría de los antropólogos estarán de acuerdo en que la Antropología apareció como una rama erudita hacia mitad del siglo XIX, cuando arraigó el interés público por la evolución humana. La Antropología como disciplina académica comenzó un poco más tarde, con los primeros nombramientos de antropólogos profesionales en las universidades, museos y oficinas gubernamentales (Barnard, 2000:I). Y aporta el siguientes esquema del que, sobre todo nos interesa resaltar la referencia cronológica y que hemos modificado en parte añadiendo la línea correspondiente a la Antropología aplicada y la flecha de la etnografía que relaciona la Antropología británica con la Sociología: ("Three Traditions" en Barnard, Alan. History and Theory in Anthropology 2000:179). A este propósito conviene señalar las críticas a la historiografía de la Antropología realizadas por autores como Stocking (1982). Comelles y Prat (1992:39) se refieren al 46 reduccionismo que implica la caracterización de la Antropología como "hija del colonialismo". Esta expresión, afirman, responde a una imagen estereotipada coherente con un modelo hegemónico hasta hace poco, de historia de las ideas que se preocupaba más en el análisis de las ideas que en el de las prácticas. Según estos autores, el reduccionismo consistente en identificar la Antropología con el colonialismo; es la consecuencia de identificar la disciplina con un estadio de su desarrollo configurado entre 1880 y 1920 entre Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania y que dominó el discurso académico hasta los años sesenta. Se trataría de un "modelo clásico" que recogen las historias generales de la Antropología y por tanto ocultan la existencia de otros discursos y otras prácticas heterodoxas o subalternas al margen del modelo hegemónico, cuando no las diluyen en un modelo de antropología universal que es la consecuencia de una Antropología nacida en el seno de un modelo de Estado, configurada sobre la base de postular un objeto de estudio restrictivo, el "primitivo". De esta manera las variaciones idiosincrásicas se reducen a perfiles universales de "escuela", evitando entenderlas en su contexto "nacional" histórico, político, económico y social, construyendo así la historia de la práctica hegemónica mediante criterios positivistas y acríticos, presentados como neutros y "científicos". Sin embargo, analizando los procesos "nacionales" de institucionalización se observaría que la unanimidad-universalidad desaparece y que ni siquiera en los países que constituyen el núcleo Central (Reino Unido, USA, Francia), los procesos específicos son idénticos. El análisis del proceso de institucionalización de la Antropología en los Estados no coloniales confirmaría esta posición. Lo que lleva a los autores a establecer la diferencia entre el "núcleo central" y los países periféricos, entre modelos hegemónicos y modelos subalternos. En definitiva, que en la construcción de la historia de la disciplina y en la descripción de sus estadíos fundacionales el "núcleo central" o "modelo hegemónico" impuso sus propios intereses y coherencia, pero la cuestión es de mayor complejidad. Otro tema importante que reiteradamente se plantea, porque en el terreno de la identidad no es superfluo, y que ya hemos sugerido, tiene que ver concretamente con las distancias respecto a la Sociología. Para muchos autores tales distancias no responden a otra realidad que a las divisiones y organización del trabajo y reparto de poder en las instituciones académicas. Menéndez afirma con toda rotundidad que: “la antropología social y todas las ramas principales de la antropología se constituyen a partir de una división del trabajo intelectual que remite por una parte a las sociedades "complejas", "civilizadas”, "desarrolladas" respecto de las cuales se instituyó la sociología y en gran medida la historia. Por otra parte, remite a las sociedades "primitivas", "no complejas", "no desarrolladas" para las cuales se instituyó la antropología" (Menéndez, 1991:22). 47 Pero el mismo autor señala en el mismo trabajo que aun cuando los antropólogos sociales investigaban "sociedades etnográficas" los problemas propuestos enfocaban centralmente a las sociedades de pertenencia de los mismos antropólogos y sus relaciones con las sociedades estudiadas en términos tanto de Antropología aplicada como de teorización sobre la sociedad y esto tanto en el caso de la Antropología estadounidense y británica como para la alemana, italiana y francesa. Por otro lado, y esto también nos interesa señalarlo especialmente, la identidad disciplinar tampoco estaba radicalmente establecida, como es fácilmente comprensible, en las disciplinas que empiezan a dar sus primeros pasos. Bastará mencionar que Hannerz comienza su Exploración de la ciudad con un capítulo dedicado a los etnógrafos de Chicago refiriéndose al departamento de Sociología creado por Small en aquella Universidad. Por lo demás W. James era doctor en Medicina por la Universidad de Harvard y allí enseñó materias tan distintas como Fisiología, Psicología y Filosofía. El propio Dewey, reconocido como el impulsor de la Pedagogía moderna pasaba también por ser filósofo y George H. Mead era un filósofo que daba clases a los alumnos de Sociología y que pasa por ser uno de los padres de la Psicología Social. Sin ir más lejos, Freud no era psicólogo ni psiquiatra, era un médico neurólogo. Está claro pues que en sus orígenes, y en lo que respecta al periodo que a nosotros nos importa en este momento y a las conexiones que nos interesa desentrañar resulta evidente que tales identidades diferenciadas estaban por establecer. Por último, como tendré oportunidad de referir extensamente más adelante, a la luz de las últimas investigaciones, si Jane Addams se hubiese llamado John, por ejemplo, hubiera subido directamente a las tribunas de la academia y a los altares universitarios de las incipientes ciencias sociales, entre Thomas, Park y Burguess. Debe señalarse pues que, al principio, todo está muy mezclado y que incluso una variable como ser mujer, en un contexto en el que éstas no tenían reconocido el derecho a voto, no se olvide, determinaba una posición de subalternidad, por muy importante que fuera su obra que sólo recientemente empieza a ser reconocida. A Jane Addams, últimamente se la eleva a la categoría de pionera de la Sociología, tras un reconocimiento bastante tardío de su trayectoria y del valor de las investigaciones en las que participó. Resulta curioso ver cómo ahora se pretenden establecer las diferencias entre la Sociología y el Trabajo Social en haber participado o no en investigaciones, lo que no deja de ser un criterio bastante baladí porque significaría caer en el mismo error que en su día se cometió con Addams: despreciar la investigación realizada por muchos trabajadores sociales, a lo largo del último siglo, de la que queda constancia en la inmensa bibliografía y en las múltiples publicaciones periódicas que tienen su origen en la disciplina. 48 En fin, Addams, trabajadora social, reformadora, política, investigadora, socióloga, etnógrafa, auténtica fundadora de la Escuela de Chicago, dicen ahora, por más que nunca fue profesora de la universidad y además mantuviera durante toda su vida importantes recelos con los machistas profesores de la Universidad. Identidades, como se ve, mezcladas y confundidas. ¿Qué se hace en Chicago en esa época: Sociología, Trabajo Social, Etnografía? Probablemente todo ello a la vez al servicio de un proyecto intelectual que tenía como objetivo conocer la realidad social y transformarla, y profundizar en la Democracia; estamos en la llamada Era Progresista, no se olvide. No se trataba pues de producir teoría, sino de conocer para mejorar la sociedad. Como veremos en su momento, a nuestro juicio, existe una gran sintonía entre la obra de los autores de Chicago con algunos de los "énfasis diferenciales" que planteaba Menéndez. Para acabar este apartado debo hacer en este punto, dados los objetivos de este trabajo, una mención a la relación de la disciplina antropológica con el Estado-nación moderno. Harris (1993:7) asegura que el desarrollo de la teoría antropológica comenzó con la Ilustración en un periodo que según él ha pasado inmerecidamente desapercibido. Según él los filósofos sociales del XVIII fueron los pioneros y definieron las cuestiones centrales de la antropología actual aunque a pesar de su esfuerzo no tuvieron éxito en "formular las leyes que gobiernan el curso de la historia humana y la evolución de las diferencias y de las semejanzas socioculturales". También encontramos autores que vinculan el nacimiento de la Antropología como ciencia a un proceso de interdependencia entre el modelo de sociedad propuesto por el Estado-nación y la propia elaboración teórica que se desprende del análisis de esa misma sociedad. "La antropología no solamente participa activamente en el proceso de construcción del Estado-nación moderno, sino que, al mismo tiempo, ella es, en gran parte, producto de esa misma construcción.(...) En el proceso de constitución del Estado-nación, las exigencias que este proceso conlleva -centralización administrativa y concentración de los medios de violencia, entre otras-, conducen, por un lado, a la supresión de las diferencias socioculturales de aquellos territorios hasta entonces autónomos y relativamente uniformes y, por otra, a la creación de todos aquellos elementos necesarios con que formar su unidad interior." (Azcona, 1987:48). Sobre la relación de la Antropología y el Estado, Comelles y Prat afirman lo siguiente: "La antropología es una disciplina que desde sus orígenes ilustrados se sitúa en una posición liminal entre las ciencias naturales y las sociales. Junto a la medicina y la psiquiatría, constituye un grupo de disciplinas y profesiones científicas cuyo desarrollo y cuyas articulaciones con el Estado contemporáneo 49 permiten explora mejor las relaciones que se establecen entre el Estado, el discurso académico, las corporaciones profesionales y la configuración de la "cultura de Estado..." (Comelles y Prat. 92:37).

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