Un viaje a cuatro patas

Crónica

 CHARCO DE RELATOS. POR CRISTINO PACHECO

 UN VIAJE A CUATRO PATAS…

POR: MARIO YAMIL LÓPEZ TORRES, XICOTENCATL GARCÍA RUBÉN, ZACATE PÉREZ AXEL ADDAIR.

Después de tres meses intuyendo mi entorno, empujones por todos lados me hacían pensar que no estaba solo, al salir de la gran cueva pegajosa y húmeda, con cuatro pequeñas patas y sin poder abrir mis ojos, el frío abrazaba mi pequeño cuerpo. Trato de moverme, una sensación de humedad toca mis cara y mi barriga, grandes patas me rodean, arropándome para evitar el morir congelado, me hicieron sentir extraño, feliz, tranquilo, ¡Protegido!... Era un calor maternal.

Pasando el tiempo, un día frio, como todos, despertando con bellos cantos de “Aves”, como los llama mi mamá. Un gran destello de luz entra por mis ojos y al aclararse, por fin supe en dónde estaba, grandes plantas, y árboles frondosos, supongo que ese era mi hogar. Podía andar por todos lados, corriendo y revolcándome, jugando con mis hermanos mientras esperábamos con ansias a que mi mamá llegara con comida, que sacaba de unas latas de metal, otras ocasiones la encontraba cerca de “Humanos”, o al menos así les decía mi mamá, eran como nosotros, solo que no tenían pelo, usaban trapos para taparse, sus orejas eran pequeñas y caminaban en dos patas, ¿cómo no se caían?

Mi mamá me decía que no me acercara a ellos, que eran peligrosos, te aventaban piedras o te pateaban, pues a veces, ella llegaba lastimada, sentía horrible verla así, la sangre escurriendo por su cara o patas, unos ojos cansados, pero con el suficiente espíritu para seguir adelante.

Aunque ya estoy un poco más grande, he pensado si hay algo más allá del Polivalente de Santa Barbara, que después de tiempo, supe que así se llamaba el lugar donde vivía, no me atrevía a explorar, sentía que era un gran paso, camino hacia una vida de sufrimiento. La vida es difícil, no he visto a mis hermanos, cada uno se fue con el paso del tiempo, y mi madre, lleva días durmiendo en la banqueta, huele muy mal, no me ha dirigido la palabra, no sé si está enojada o enferma, pero al final, unos “Humanos” se la llevaron, no sé a dónde o si volverá, simplemente se fue y me dejó solo… Quizá es tiempo de valerme por mí mismo.

He visto a otros como yo, los “humanos” los llevan atados con lazos, les dan de comer y los acarician, los llevan a los lugares que ellos quieren cuando quieren, escuché que les llaman “Mascotas”, aun así no me gustaría ser como ellos, parecen esclavos, no creo que eso sea vida pero, siendo honesto, cada día buscar comida en la basura, recibir golpes por humanos, ser mordido por otros perros que, al igual que yo, solo buscan sobrevivir, pasar cada noche a oscuras, con el frío, solo, recordando a mi familia y preguntándome dónde estarán, no estoy seguro de que eso si sea vivir. Me lleno la cabeza de ideas, me cuestiono sobre mi existencia hasta que me quedo dormido y cuando amanece, solo sé que tengo que levantarme una vez más.

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