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Una Acotacion


Enviado por   •  23 de Octubre de 2012  •  881 Palabras (4 Páginas)  •  299 Visitas

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1996 fue el año de Trainspotting, tragicomedia del devenir humano que retoma ciertos tópicos recurrentes del cine contemporáneo: sociedad en decadencia, juventud alienada, vacuidad moral y drogas, muchas drogas acompañadas -claro está- de música reiterativa del estado satírico de la existencia posmoderna del humano occidental: la nada como estilo de vida. Sin embargo, una producción en manos de Miramax no podía pasar desapercibida, no desde el punto de vista de las campañas publicitarias tan ostentosas que caracterizan a la distribuidora.

Muy pronto, el cartel promocional de Trainspotting se pavoneaba con un slogan en cuyas afirmaciones llevaba el pecado, la penitencia y hasta la condena divina de arder eternamente en el infierno: “Trainspotting, la naranja mecánica de los ´90”, ¿qué se suponía que debía esperar el espectador ante tal aseveración?, en primer lugar, un clon de la hija que catapultó a la fama al obsesivo del Bronx (y si recordamos que no fue sino hasta los años 90 que A clockwork orange superó la censura británica para lograr ser proyectada, podemos imaginarnos la efectividad de la campaña publicitaria sobre el morbo con que los preparatorianos ignorantes se acercaron a ambos filmes); en segundo lugar, y por déficit en popularidad más ignorado, bien pudo haberse remitido a la novela homónima de Anthony Burguess (que en sentido es totalmente opuesta a su adaptación cinematográfica; sin embargo, este hecho la hace más consonante con la versión cinematográfica de Trainspotting; retomaré este punto más tarde).

En todo caso el cinéfilo, ingenuo en su concepción de los medios publicitarios y creyente de tales, bien se pudo haber acercado a la cinta esperando una sátira acerca de un joven violento, promiscuo, toxicómano y sin aparente conciencia moral más allá de los que sus instintos le designan: un sujeto, un joven, viviendo al máximo su libertinaje, pero, también, atrapado en su libertinaje. No, Trainspotting no ofrece dicho cuadro –no exactamente- porque sus personajes, los antihéroes de la sociedad occidental posmoderna y, sobre todo, destacándose por su papel protagónico, el joven Mark Renton, poseen algo que el pequeño Alex no tiene: conciencia de la propia decadencia; y esta fría y cruel conciencia es reflejo de la naturaleza de sus vidas y, sobre todo, de la naturaleza de sus albedríos. Es en este punto donde podría hallar el punto de convergencia entre Trainspotting y A Clockwork Orange: ambos filmes centran gran parte de su esqueleto narrativo –y argumentativo- en las paradojas del albedrío humano, aunque no lo abordan de la misma manera lo cual es deducido con los albedríos individuales de los protagonistas: mientras que el albedrío de Alex Delarge es autómata, pasivo, totalmente mecánico; el albedrío de Mark Renton es activo, es proceso y en progreso en sí mismo y en lo que le rodea. Mas, ¿en que punto estas dos tendencias chocan

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