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Valor Social Y Moral Del Trabajo


Enviado por   •  27 de Mayo de 2014  •  2.256 Palabras (10 Páginas)  •  2.346 Visitas

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Valor Social Y Moral Del Trabajo

Cada cultura desarrolla un tipo específico de relaciones sociales para atender la actividad laboral que impacta decisivamente en las características de cada sociedad y en la cultura y forma de vida de sus habitantes.

La constitución misma de la Humanidad como especie social está vinculada al desarrollo de relaciones cooperativas en el trabajo.

Por otra parte el conflicto social derivado de las relaciones laborales es una de las cuestiones más importante en el desarrollo de la historia de la humanidad.

El trabajo humano ha conseguido una valoración en dos aspectos fundamentales.

Individual

En la construcción y validación de su propia individualidad.

Sentirse realizado.

Valoración de lo anterior.

Trabajo solo en mi profesión, ejemplo de las hojas.

Status, escalas de valoración.

Colectiva

Aporte a la sociedad en la especialidad que desarrollo.

Aporte al sistema económico, porque si gano, pago.

Trabajo como valor de cambio

Una primera precisión, es que no todos los hombres trabajan igual, sino que su trabajo depende de su edad, de su experiencia, su habilidad, etc.

Más viejo más lento. Pero más experiencia.

La cantidad de trabajo se mide en horas, pero tampoco se puede establecer un criterio completamente unificador entre todos los trabajos, pues no todos los trabajos son iguales.

Diferencias en el trabajo. Por capacidad y capacitación.

El trabajo transforma al hombre como ser individual y social.

Es el ámbito de las aspiraciones personales donde se busca la satisfacción personal.

Por otro lado, el trabajo ha de ser rentable, es decir, ha de generar un rendimiento social. Se realiza dentro de una organización social del trabajo. Así, el trabajo improductivo no incrementa las posibilidades del plexo instrumental que constituye la economía.

Tenemos dos elementos: el subjetivo que implica a la persona que ejerce su actividad y el objetivo que implica el ámbito de medios o instrumentos laborales.

Existe una tensión entre la creatividad personal, de un lado, y la homogeneización que implican la competencia y la división del trabajo, del otro.

Muchas veces no aparece clara la relación: no se sabe si se trabaja para vivir o se vive para trabajar.

El trabajo es una categoría central de la Sociología. La naturaleza colectiva del trabajo “humano” y el sistema de relaciones sociales que lo conforma, hace del trabajo un centro de atención constante para los sociólogos: Comte., el fundador de la Sociología, sostenía que la división de trabajo lleva a la evolución social.

Cada formación social desarrolla un tipo específico de relaciones sociales para atender la actividad laboral que impacta decisivamente en las características de cada sociedad y en la cultura y forma de sus habitantes. La constitución misma de la Humanidad como especie social está vinculada al desarrollo de relaciones cooperativas en el trabajo. Por otra parte el conflicto social derivado de las relaciones laborales es una de las cuestiones más atendidas por la Sociología. Una empresa es por encima de todo un organismo social, como lo son otras instituciones indispensables para el desenvolvimiento armónico y productivo de una sociedad humana. Los Poderes Públicos, los sindicatos, los partidos políticos, los institutos de educación y las organizaciones no gubernamentales son activos de toda sociedad plural. Cada institución cumple un fin prominentemente social. La empresa no puede estigmatizarse como un ente contrario al fin social de las instituciones.

La misión de una empresa pública o privada es producir bienes y servicios de alta calidad y a precios razonables para la sociedad. La empresa no vende sino crea valor social a través del trabajo mancomunado del empresario, el profesional y el obrero, quienes, junto con los factores de capital y tecnología, satisfacen necesidades humanas y fomentan el bienestar del individuo.

Existe la equivocada noción, inclusive en sociedades avanzadas, de que la empresa es sólo un ente que produce ganancias a sus accionistas o impuestos al fisco y se desconoce la contribución que destina a la sociedad en su conjunto. La empresa eficiente alcanza destrezas tecnológicas y gerenciales para producir un bien o servicio que el colectivo necesita para su bienestar material y espiritual. Hay empresarios que defraudan a sus clientes y proveedores tomando una porción exagerada de su valor social, o fiscos que imponen impuestos más allá de lo racional. Ambos pueden descapitalizar un ente productivo. Por eso un Estado responsable protege la constitución y función social de la empresa.

La creación de valor social, la generación de empleo, la formación de recursos humanos, las destrezas operativas, el entramado de productividad que se constituye a través de la relación de la empresa con clientes y proveedores, el desarrollo científico y tecnológico y la implantación de elevados estándares de higiene, seguridad y ambiente, son muchas veces pasados por alto por un empresario inescrupuloso o un fisco insaciable.

La Teoría del valor-trabajo (TVL, también teoría laboral del valor o TLV) es una teoría que considera que el valor de un bien o servicio depende directamente de la cantidad de trabajo que lleva incorporado. Así, Adam Smith consideraba que el trabajo era la unidad de medida exacta para cuantificar el valor. Para él el valor era la cantidad de trabajo que uno podía recibir a cambio de su mercancía. Se trata de la teoría del valor comandado o adquirido. Aunque no era el factor determinante de los precios, estos oscilaban hacia su precio de producción gracias al juego de la oferta y la demanda.

Posteriormente David Ricardo desarrolló una teoría del valor-trabajo incorporado en su obra Principios de economía política y de la imposición (1817). En dicho ensayo afirmaba que todos los costos de producción son costos laborales que se pagan de una forma directa o acumulándolos al capital. Pensaba que los precios dependerían de la cantidad de trabajo incorporado en los bienes o servicios.

Thomas Hodgskin, un socialista ricardiano, consideraba que

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