Violencia Intrafamiliar
espincanovas7 de Agosto de 2013
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I. Introducción
Ellie Wiessel, premio Nobel de la Paz de 1986 y superviviente de un campo de concentración nazi durante la segunda guerra mundial, reflexionó sobre los atentados sufridos por la Comunidad Judía durante este periodo negro de la Historia Universal, en sus escritos se lee: "Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. La posición neutral ayuda siempre al opresor, nunca a la víctima. El silencio estimula al verdugo, nunca al que sufre...". No es quizás la forma más adecuada de iniciar una conferencia relacionada con los aspectos medicolegales de la violencia familiar, pero no podemos dejar de lado que el mayor campo de concentración es el desencadenado dentro de la familia por un verdugo anónimo, que se estimula con el dolor y el silencio de los débiles.
Luis Rojas Marcos, psiquiatra de reconocido prestigio internacional y autor de innumerables libros, y ensayos de contenido psiquiátrico, publicó en 1995 "Las semillas de la violencia", en su capítulo primero hace unas reflexiones sobre el denominado "abuso en la intimidad", que refleja perfectamente la evolución y los cambios drásticos en la concepción de la violencia familiar. No solo establece la necesidad de un estudio referente a la mujer como destino de la agresión en el medio familiar, sino que amplía este concepto a los menores. En la comunicación que presento, creo que es necesario ampliar esta concepción a otros miembros importantes de la familia y que poco a poco están saliendo a la luz pública como objeto final de la violencia doméstica o familiar, me refiero a las personas incluidas con el término de "tercera edad".
II. Generalidades
Durante los años 1997-2000 han sido múltiples las comunicaciones y cursos relacionados con la violencia de género, violencia doméstica y violencia contra la mujer, en todos ellos el objeto central de estudio ha quedado centrado en la mujer como unidad receptora de toda la carga de violencia que se genera dentro de la familia, se ha traducido este concepto a un estereotipo en el cual la figura de la mujer surge como catalizadora de toda la violencia, siendo paradójico que además sea la mujer el objetivo último y final de esta violencia. A lo largo de estos años, y como resultado de una revisión de estudios anteriores, se aprecia una realidad incuestionable, la mujer es objeto de violencia, pero es necesario tener una concepción mucho más abierta del problema y estudiar al resto de la comunidad o unidad familiar.
La unidad familiar de este país ha estado tradicionalmente constituida por la confluencia de tres generaciones que muestran sus dificultades de adaptación al progreso de la sociedad. Actualmente la medicina forense sigue estudiando este problema como un síndrome de adaptación a la sociedad con repercusiones físicas y psíquicas para cada uno de los componentes de la unidad familiar. No debemos olvidar que en aquellas familias donde conviven tres generaciones, si existe violencia hacia una de ellas (generalmente la mujer), existirá con toda probabilidad también violencia para el resto, siguiendo con los hijos y finalizando con los abuelos.
No se puede establecer el origen de este síndrome patológico que afecta a todos los estratos sociales, apreciándose la ausencia de relación con la formación intelectual de las personas. Tradicionalmente el concepto de, "a mayor formación intelectual menor violencia, ha quedado completamente en desuso y se aprecia que esta teórica formación intelectual no supone un escudo protector para la violencia familiar", apreciaremos una "mayor sutileza de actuación" para provocar el enfrentamiento entre la pareja y la utilización de los medios familiares disponibles como arma arrojadiza contra la "otra parte". Un buen ejemplo de esta situación ha quedado reflejada hace años en la película "la guerra de los Rose".
La actuación del médico forense en todo este entramado de violencia física y psíquica adquiere una importancia que en ocasiones desborda su propio conocimiento de la medicina legal y forense y necesita de la colaboración de profesionales ajenos a su función pero que su conocimiento sobre determinadas materias será necesario para la resolución medico forense del problema. Un ejemplo práctico muy adecuado par ilustrar esta situación podría ser el ocurrido durante el año 1994 en Estados unidos, cuando Lorena Bobbitt decidió vengarse de las continuas palizas y violaciones a las que era sometida por su marido. Esta situación de agresión permanente y mantenida durante mucho tiempo finalizó una noche cuando armada de un cuchillo y aprovechando que éste dormía, después de una de sus múltiples borracheras, le cortó el pene. Esta circunstancia que en principio podría ser la trama de cualquier película de Hollywood, ha quedado enmarcada como uno de los hechos básicos dentro de la sociedad americana, y yo pienso que para el mundo occidental, de respuesta de la mujer ante la agresión permanente y constante, esta respuesta se enmarca ante "el miedo ancestral por parte del hombre, el miedo a la castración" (Luis Rojas Marcos). Este proceso finalizó con la absolución de Lorena por un jurado compuesto por cinco hombres y siete mujeres, el trastorno mental transitorio desencadenado por las múltiples agresiones sufridas fue razón suficiente para su exculpación. Sirva esta situación para destacar la complejidad de una actuación médico forense que requiere conocimientos de muy diferentes especialidades médicas, a saber, psiquiatría, medicina interna, ginecología, etc., es necesario huir de la idea de un médico renacentista con conocimientos de todas y cada una de las especialidades médicas.
El Defensor del Pueblo en su memoria de 1997 abordó el problema de la violencia hacia la mujer diciendo: "Que se establezca un protocolo para que los médicos forenses, en el momento de efectuar sus dictámenes médico-legales en relación con los delitos a los que venimos haciendo referencia, puedan realizar aquéllos de forma unificada, contando de esa forma con referencias ciertas a la hora de valorar los daños corporales que se presentan en estos casos. Debiendo servir a su vez dichos protocolos para coordinar las actuaciones e informes que se realizan desde los servicios sanitarios." Desde entonces se han llevado a cabo reuniones de las diferentes Instituciones implicadas (Ministerio de Justicia, Ministerio de Sanidad y Consumo, etc.) en este problema, finalizando en la elaboración de un protocolo con cuestiones sanitarias y medicolegales que aportan datos de necesarios para una mejor valoración de lo ocurrido. El problema actual reside en la no utilización de una forma generalizada de este protocolo.
La Comunidad de Madrid ha desarrollado un protocolo de actuación y exploración para menores de edad, éste se viene utilizando desde hace aproximadamente un año y medio y aporta datos de interés medicolegal necesarios para el médico forense.
III. Violencia familiar (aspectos medicolegales)
A la hora de estudiar la violencia familiar (VF) debemos recordar las tres vertientes que constituyen este problema social, primero, aspectos epidemiológicos, segundo, lesiones físicas y por último, daño psíquico. Todos ellos juntos aportan datos que deberán ser incluidos en toda exploración médico forense y que se podrán obtener mediante una buena exploración de la persona. Es importante recordar la evolución de la VF hacia los integrantes de la unidad familiar, ésta evolución se manifiesta con los menores en un plano eminentemente físico, y menor componente psíquico, a medida que van transcurriendo los años el componente psíquico se va incrementado exponencialmente hasta alcanzar un equilibrio entre el daño físico y el psíquico, posteriormente el componente físico se mantiene en su punto más álgido, mientras que el psíquico comienza de nuevo a disminuir, correspondiéndose este último periodo con la VF hacia los ancianos. Todos estos puntos los desarrollaremos más adelante.
Violencia familiar en menores de edad (VFM): Es el primer grupo de riesgo que sufre este tipo de agresiones, dándose la circunstancia que junto con los ancianos se muestran como los más débiles y desprotegidos, aunque no hay que olvidar como a medida que van transcurriendo los años este grupo de menores se convierten en adolescentes que pueden llegar a generar auténticos problemas sociales, dando lugar a la violencia juvenil y que actualmente se viene estudiando desde todas las vertientes sociales y sanitarias.
La epidemiología de la VFM es compleja y debe ser convenientemente valorada por el médico forense, no deben nunca descartarse los factores sociales como desencadenantes de una violencia hacia el menor, los más frecuentes vienen derivados de la gran influencia que ejerce la televisión como medio de "culturización infantil" al pasar durante horas y horas el menor frente al televisor y el cine como catalizador de muchas de las acciones de violencia que se aprenden durante las proyecciones. No se debe olvidar el colegio, y la actitud de menor ante una autoridad que le exige en todo momento no solo concentración en su trabajo sino el concepto de autoridad, representada por la figura del profesor, en ocasiones esta actitud no se puede superar y dará lugar al fracaso escolar y posteriormente en un acto de autoafirmación y superación no controlada ante los demás, con el ánimo de atraer la atención de aquellos compañeros que les ignoran, esta actitud dará lugar a la formación de la pandillas
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