Мilitares, politicos y altos mados al descubierto

MILITARES, POLITICOS Y ALTOS MADOS AL DESCUBIERTO

Dentro de una infinidad de libros que nos abordan el tema de la delincuencia actual en nuestro país, encontramos un gran libro que ha sido catalogado como el libro prohibido de nuestro país vecino Estados Unidos. El libro del cual hablo es “Los Señores del Narco” escrito por la reportera Anabel Hernández quien anteriormente colaboro con reporte Índigo. “Los señores del Narco” es una investigación en donde se exhiben a miembros de la política mexicana y exponen pruebas que muestran la estrecha relación entre líderes del narcotráfico, la política y sociedad empresarial mexicana.

Anabel Hernández nos habla de una cantidad de crímenes y de impunidades realizadas por el gobierno mexicano. Además sus páginas nos hacen conocer una desgarradora crónica sobre las grandes complicidades de nuestros altos funcionarios políticos, militares y también empresariales con el crimen organizado.

El libro nos remonta a la época de mil novecientos setenta cuando se controlaba el tráfico de enervantes haciendo que los narcos prácticamente pagaran impuestos al gobierno. En el largo recorrido la lectura avanza hacia los años ochenta, cuando los jefes de la organización criminal del pacífico, sustentados por la CIA (centro de inteligencia artificial), incursionaron en el jugoso negocio de la cocaína, y luego nos conduce hasta el surgimiento de poderosos capos como los hermanos Beltrán Leiva, Ismael el mayo zambada o Joaquín Guzmán Loera, quienes lograron penetrar las estructuras del estado y ponerlas a su servicio.

Durante los años setenta y ochenta, bajo los gobiernos de los presidentes de la República Echeverría y López Portillo, no existían los cárteles de la droga: había pequeños grupos que se dedicaban a sembrar, transportar y cruzar a Estados Unidos mariguana y heroína. Para el Estado representaban entonces mayor peligro los grupos guerrilleros que los narcotraficantes, con los que se tenía un acuerdo: el gobierno regulaba la producción y supervisaba el traslado hasta la frontera a cambio de una especie de impuesto y del cumplimiento de ciertas reglas: no se permitía que los traficantes anduvieran armados ni que vendieran droga en el país. Este “impuesto” se empleaba, en parte, para financiar el combate a los grupos subversivos, y para lograr la buena voluntad de Los Pinos.

En el sexenio de De la Madrid empezó a cambiar todo. Según un informante de Anabel Hernández, “el pago de impuestos por parte de los narcotraficantes comenzó a transformarse en dinero directo para los policías y funcionarios”. Nació entonces la organización de los hermanos Arellano Félix (que controlaba el paso de Tijuana), se fortaleció la organización de Juan García Ábrego (a él le pertenecía el paso de Nuevo Laredo) y comenzó a despuntar el cártel de Juárez.

En la páginas escritas por Anabel Hernández también podemos ver la manera en que nuestro actual presidente de la república mexicana, ha transformado nuestro gobierno, que nunca fue pacifico y aun así el lo convierte en un gobierno dictatorial que por supuesto está encabezado por los altos mandos, policías y jefes militares, es aquí entonces donde Anabel Hernández toca el tema del famoso “reacomodo” y el control de las operaciones del Narcotráfico por los altos mandos nacionales.

Todas las negociaciones de fin político ligadas con el

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