Acoso escolar, “bullying” , en las escuelas : hechos e intervenciones
1606199830 de Septiembre de 2014
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ACOSO ESCOLAR,“BULLYING”, EN LAS ESCUELAS : HECHOS E INTERVENCIONES
Dan Olweus
Centro de investigación para la Promoción de la Salud, Universidad de Bergen,
Noruega
“Durante dos años , Johnny , un chico de 13 años , fue un juguete para algunos de sus
compañeros de clase. Los jóvenes la perseguían por dinero, era obligado a tragarse hierbajos y
a beber leche mezclada con detergente, lo golpeaban, le pegaban dentro de los baños y le
ponían una cuerda por el cuello para pasearlo como a un animalillo. Cuando los torturadores de
Johnny fueron interrogados sobre estos maltratos dijeron que lo perseguían sólo porque era
divertido” (extracto del periódico presentado en Olweus, 1993, p. 7).
Este pequeño extracto de periódico muestra una triste imagen de la crueldad que los
niños y los jóvenes pueden demostrar hacia otro de entre ellos bajo ciertas condiciones, y
muestra la pesadilla que puede representar para el estudiante víctima; muy a menudo ni los
padres ni los profesores son conscientes de lo que pasa.
El maltrato escolar entre los estudiantes es realmente un fenómeno muy antiguo. Aun
cuando muchos están familiarizados con el tema no ha sido hasta muy recientemente - a
principio de los años 70 – que este fenómeno ha sido objeto de un estudio más sistemático
(Olweus, 1973 a 1978). Durante unos años, estos esfuerzos se circunscribieron en
Escandinavia. No obstante, a finales de la década de los 80 y de los 90 el maltrato escolar
entre los estudiantes atrajo la atención de diferentes países como Japón, Gran Bretaña,
Holanda, Canadá, Estados Unidos y España (ver Olweus 1993). En Los últimos 10 años ha
habido un desarrollo casi explosivo en este campo, tanto en términos de investigación como de
intervención y políticas nacionales (p.e. Smith, Morita, Junger.Tas, Olweus, Catalano & Slee,
1999; Juvonen & Graham, 2001; Espelage & Swearer, 2004; Smith, Pepler & Rigby, 2004). En
los Estados Unidos, este aumento de atención sobre este problema ha sido impulsado por
algunos hechos muy publicitados acontecidos en algunas escuelas y en los que, en parte, el
problema víctima/acosador estaba relacionado con los estudiantes implicados (Anderson et. al.,
2001).
Contra este trasfondo argumentaré las definiciones de “bullying” (acoso escolar) y
violencia, y presentaré algunos datos relevantes además de las características de los
acosadores y de las víctimas. Después, mi presentación se centrará en el trabajo de
intervención contra el problemas acosador/víctima llevado a cabo en Noruega durante los
últimos 20 años y en la nueva iniciativa de intervención y prevención de carácter nacional.
Definiciones de acoso y violencia escolar
Hacia la mitad de la década de los 80 (Olweus 1986, 1993) desarrollé la siguiente definición de
acoso escolar (bullying) :
• “Un estudiante es acosado o victimizado cuando está expuesto de manera repetitiva a
acciones negativas por parte de uno o más estudiantes.”
Hablamos de acción negativa cuando alguien inflinge, de manera intencionada, o
intenta infligir mal o malestar a otra persona. Básicamente, es lo que está implícito en la
definición de comportamiento agresivo (Olweus, 1973b; Berkowitz, 1993). Las acciones
negativas se pueden llevar a cabo mediante contacto físico, verbalmente o de otras maneras
como hacer muecas o gestos insultantes e implican la exclusión intencionada del grupo. Para
emplear correctamente el término “bullying” ( acoso escolar) ha de haber un desequilibrio de
poder o de fuerza ( una relación asimétrica): El escolar que está expuesto a las acciones
negativas tiene mucha dificultad para defenderse.
Hablando de manera más general, el comportamiento acosador puede definirse como “
comportamiento negativo repetitivo e intencional (desagradable o hiriente) de una o más
personas dirigido contra una persona que tiene dificultad en defenderse”. De acuerdo con esta
definición, que parece haber ganado una aceptación considerable entre los investigadores y
profesionales, el fenómeno de acoso escolar (bullying) se puede describir cómo :
• comportamiento agresivo o querer “hacer daño” intencionadamente
• llevado a término de forma repetitiva e incluso fuera del horario escolar
• en una relación interpersonal que se caracteriza por un desequilibrio real o superficial
de poder o fuerza.
Se puede añadir que mucho del acoso escolar parece darse sin una provocación aparente por
parte de la persona víctima. Esta definición deja claro que el acoso escolar puede ser
considerado una forma de abuso, y algunas veces yo utilizo el término abuso entre iguales
como denominación del fenómeno. El que lo separa de otras formas de abuso como los
fenómenos de violencia doméstica es el contexto en el que sucede y las características de la
relación de las partes implicadas.
Esta definición se ha “vuelto operativa” haciéndola más concreta y familiar en mi
Cuestionario Revisado (Olweus 1996; Solberg & Olweus, 2003).
El significado y definición del término violencia es más controvertido. Hay gente que
utiliza el término “violencia” o comportamiento “violento” como sinónimos de “agresión” o
comportamiento “agresivo” (véase arriba). Con esta “definición” puede parecer natural hablar
de violencia “psicológica” o incluso “ violencia emocional” . Otros utilizan una definición incluso
más amplia y emplean expresiones como “violencia estructural o institucional”. Sin entrar en
detalles pienso que estos usos del término “violencia” son, cuando menos, desafortunados y
que crean confusión y problemas de operatividad y medida.
Por razones diversas quiero argumentar que la violencia /el comportamiento violento se
debería definir como comportamiento agresivo dónde el actor o autor utiliza su propio cuerpo o
un objeto externo (incluso una arma) para infligir una lesión o un daño, relativamente grave, a
otro individuo. El significado que da el diccionario de “violencia” es muy similar aun cuando
implica el uso de la fuerza o del poder físico. La definición de delitos violentos en la ley criminal
( incluyendo el homicidio, ataque grave, robo y violación) se basa también en un entendimiento
muy relacionado. Comparando con el acoso escolar la violencia es, en consecuencia, una
subcategoría dentro del comportamiento agresivo pero con sus características especiales.
Las relaciones entre los tres términos clave que nos ocupan están gráficamente
ilustradas en el diagrama Venn que muestra la fig. 1. Agresión/comportamiento agresivo es el
término general y más comprensivo (es el área delineada por el círculo externo más gordo),
dónde tanto acoso escolar como violencia/comportamiento violento son subcategorías de
comportamiento agresivo ( cubriendo pequeñas áreas dentro del círculo más amplio). Tal y
como se muestra en el área sombreada, hay un cierto encabalgamiento entre violencia y acoso
escolar. Esta área denota situaciones en las que el acoso se lleva a término con medios físicos
o con contacto (ver más arriba) o, dicho de otra manera , cuando los medios físicos son
utilizados en el contexto del acoso ( p.e. fastidiar, puñetazos , empujones etc. En situaciones
dónde se dan los criterios generales de acoso ). El diagrama deja también claro que hay
mucho acoso sin violencia ( acoso verbal, gestos, exclusión intencionada del grupo etc.) y, del
mismo modo, hay mucha violencia que no se puede catalogar como acoso escolar (p.e. una
bronca ocasional en el patio, o una discusión sobre cualquier nimiedad que se produzca en un
restaurante entre gente desconocida en estado ebrio).
Insertar la Figura 1 aquí
Admito que la discusión anterior no trata todas las posibilidades de definición con el
suficiente detalle y amplitud pero, al menos, deja claro en qué dirección pienso yo que se debe
mover este asunto.
Algunos datos relevantes
Basándonos en nuestras encuestas de más de 130.000 estudiantes noruegos
realizadas en 1983 con una versión primitiva de mi Cuestionario Acosador/Víctima (Olweus,
1996) se podía estimar que un 15% de los estudiantes del nivel elemental y de secundaria
(correspondiente aproximadamente a edades entre los 8 y los 16) en Noruega se veían
involucrados en problemas de acosador/víctima con cierta regularidad (“2 o 3 veces al mes”) –
como acosadores, víctimas o acosadores-víctima (Olweus, 1993). Este porcentaje
representaba un estudiante de cada siete. Un 9%, aproximadamente, eran víctimas y entre un
6/7% acosaban a otros estudiantes con una cierta regularidad. Sobre un 1.5% de los
estudiantes eran, a la vez, víctima y acosador (aproximadamente un 17% de las víctimas).
Sobre un 5% de los estudiantes se veían involucrados en formas más serias de acoso ( como
acosadores, víctimas o ambas cosas), con una frecuencia de una vez a la semana o con más
frecuencia. Como las preguntas relevantes del Cuestionario se refieren sólo a la primera parte
del primer trimestre hay pocas dudas de que las cifras que se presentan
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