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Actitudes De La Buena Educadora.


Enviado por   •  23 de Octubre de 2013  •  1.621 Palabras (7 Páginas)  •  508 Visitas

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La educación preescolar es un derecho obligatorio para la población infantil; en el articulo tercero de nuestra constitución mexicana se expresa que la educación que imparta el estado, 1“Tendera a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentara en el, a la vez, el amor a la patria y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y la justicia”.

Por ello nuestra acción como educadoras se convierte en clave esencial para que nuestros alumnos alcancen los propósitos fundamentales que estipula el articulo tercero y el programa de educación, para el pleno desarrollo integral de los pequeños; estableciendo así un ambiente armónico, seguro y de confianza; plantear situaciones didácticas innovadoras, buscar el interés de los niños e involucrarlos en el proceso de aprendizaje.

También se necesita tener una actitud positiva empezando desde gozar de buena salud física y mental, comprender y respetar a los niños, escucharlos y atender sus necesidades con igualdad, ser una persona responsable, autónoma, y segura de sí misma, ser analítica y reflexiva para resolver problemas con tranquilidad y respeto, mostrar una estabilidad emocional que sea agradable al relacionarse con los pequeños, compañeras y padres de familia, ofrecer una imagen agradable, limpia y cordial, ser innovadora, responder y respetar las necesidades de mis alumnos, ser sensible, observadora y saber aprovechar el potencial de los infantes, valorar y generar aprendizajes significativos, mantener buena relación comunicativa y social con los padres ya que como docentes somos un ejemplo a seguir tanto por los niños como para padres y la comunidad en donde se encuentra el jardin.

Así como las actitudes positivas, que como docentes debemos poseer; es esencial y responsabilidad de padres y docentes el aprendizaje y desarrollo integral de los infantes. Ya que no solo las experiencias escolares se dan en el aula sino también en el hogar en donde se adquieren valores, actitudes y formas de relacionarse entre si.

La educación escolar es una tarea que como ya lo mencione no solo compete de las actitudes de la educadora, sino de padres, directivos y del entorno social y familiar que rodea a los niños.

Sea como sea, docentes y familias compartimos el mismo amor y compromiso por educar; pero esta dicha colaboración y unión entre ambos requiere de actitudes responsables caracterizadas por orientar, ayudar y colaborar éticamente con la población infantil que lo requiera.

Nuestra labor no solo es jugar o cuidar niños como la sociedad lo cree; lo esencial es saber enseñar con amor y desarrollar en los pequeños competencias esenciales que les permitan desarrollarse plenamente en la sociedad; planificar, evaluar, comentar, y comunicarse con los padres de familia, permitir al niño implicarse en el juego no solo como actividad sino como aprendizaje, desarrollar competencias cognitivas, psicomotrices, socio-afectivas y lingüísticas.

Un ejemplo clave para comprender estas actitudes; es la forma de actuar de la educadora cuando entran por primera vez los niños al jardin, ellos como los mas pequeñitos de la escuela tienen que conocer y adaptarse a su maestra y como docente se tiene que tener mucha paciencia y principalmente platicarles a los niños la importancia de asistir a la escuela, motivar a trabajar y aprender cosas nuevas.

En este sentido la actitud de la educadora debe ser de aproximación, respeto, afecto (sin ansiedad ni agobios) y de tranquilidad ante las típicas reacciones de inadaptación: llantos, pataletas, rabietas, etc. Que se procure llamarlo, desde el principio, por su nombre al tiempo brindarles una gran sonrisa y afectividad para que el se sienta seguro y confiado en su nuevo espacio escolar.

También es importante que la educadora conozca algunos rasgos generales de la personalidad del niño, atención individualizada -pero no exclusiva- sobre todo en los momentos cotidianos de: llegadas, despedidas, comidas; entendiéndolos como momentos de gran importancia para la relación individual-afectiva con el niño; conocimiento del niño a través de: entrevista a padres, observación del niño y de sus reacciones ante situaciones cotidianas de la escuela.

En definitiva se trata de que la educadora intente "crear un clima de seguridad afectiva para que el niño se sienta seguro de sí mismo individual y colectivamente".

Ser docente de este nivel no es fácil pero cuando se hace por amor y gusto a tu profesión es lo más hermoso, y te deja una gran satisfacción como profesional y persona. Ya se ha hablado de las principales características y actitudes de una educadora, pero acaso ya nos hemos preguntado; ¿todo esto a que conlleva?; esencialmente a generar un ambiente armónico de seguridad, confianza, respeto y cordialidad entre educadora-niños; propicios para el proceso de enseñanza-aprendizaje.

El papel del maestro en este sentido es fundamental, ya que a través de sus actitudes, comportamiento y desempeño dentro del aula podrá motivar a los alumnos a construir su aprendizaje. Sin embargo, se tiene que considerar que la motivación no es permanente ni inmutable:

“... La motivación no se activa de manera automática ni es privativa del inicio de la actividad o tarea, sino que abarca todo el episodio de enseñanza aprendizaje, y que el alumno así como el docente deben realizar deliberadamente ciertas acciones, antes, durante y al final, para que persista o se incremente una disposición favorable para el estudio”

Así

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