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Administración Barack Obama


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2016  •  Ensayos  •  2.424 Palabras (10 Páginas)  •  263 Visitas

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Administración Barack Obama

El triunfo de Barack Hussein Obama en los comicios presidenciales de noviembre de 2008 se debió en no poca medida a su capacidad para convencer a amplios sectores del electorado norteamericano que su elección permitiría una rectificación radical de la política exterior y de seguridad de su inmediato predecesor, George W. Bush (2001-09). Cabe afirmar incluso que, con la posible excepción de Jimmy Carter, ningún candidato presidencial se había esforzado tanto como el senador por Illinois por distanciarse de su predecesor, al menos desde 1945. Como se recordará, Carter llegó a la Casa Blanca en 1977 con la promesa de cortar de raíz con el realismo supuestamente amoral cultivado por sus predecesores Richard Nixon (1969-74) y Gerald Ford (1974-77) durante la era de la détente (distensión), atribuible en buena medida a la visión estratégica de Henry Kissinger, a quienes culpaba de haberse aliado con las peores dictaduras del mundo por motivos exclusivamente geopolíticos, dando la espalda a la promoción de la democracia y los derechos humanos. El presidente sureño procuró mantenerse fiel a dicha promesa, pero la toma de rehenes norteamericanos por parte del régimen de los ayatolás instaurado en Irán tras la caída del Shah y la invasión soviética de Afganistán en 1979 supusieron un duro choque con la realidad, del que nunca se recuperó. Por su parte, Obama alcanzó la presidencia con el objetivo nada modesto de ‘resetear’ (reset) o reiniciar la política exterior estadounidense, lo cual permitiría, entre otros objetivos, poner fin a la presencia militar norteamericana en Irak y Afganistán, forjar una nueva relación con el mundo musulmán, replantear la ‘guerra global contra el terror’ declarada por Bush, cerrar el centro de detención de Guantánamo, y reconocer el cambio climático como una amenaza existencial para la seguridad nacional. (Powell, 2015)

El primer objetivo de la política exterior de los Estados Unidos bajo la presidencia de Barack Obama ha sido, y en gran parte sigue siendo, distanciarse de la practicada bajo los tiempos de su antecesor en la Casa Blanca, George W. Bush. Obama había construido la plataforma electoral que le llevó a la presidencia en 2008 bajo un prisma de regeneración nacional que, en lo exterior como en lo interior, incluía una nueva visión de América teñida no tanto en términos positivos sino en su explícita voluntad de construir el contratipo de lo que en el imaginario demócrata habían ofrecido los ocho años anteriores: conflicto, guerras, crisis econó- mica, unilateralismo, imposición imperial. (Rupérez, 2012)

Poco más se avanzó en las relaciones con México. El presidente Calderón siguió haciéndose eco del disgusto de sus paisanos por la falta de acuerdos en materia de emigración irregular y por actitudes reactivas como la Ley de Arizona y el bloqueo por el Capitolio a la Dream Act, aunque luego, en junio de 2012, la orden ejecutiva de revisar los casos individuales de jóvenes residentes indocumentados para impedir su deportación mereció los elogios de Calderón en su encuentro bilateral con Obama previo a la VII Cumbre del G20 en Los Cabos. En 2010 y 2011 el Departamento de Estado sublevó al Gobierno mexicano por partida doble, al comparar la secretaria Clinton la situación del narco de México con la narcoinsurgencia sufrida por Colombia a finales del siglo XX, y por la filtración de los cables diplomáticos de Wikileaks, que revelaban la frustración de Estados Unidos por la venalidad e ineficacia de las fuerzas del orden mexicanas. Este último escándalo provocó la renuncia del embajador en el DF, Carlos Pascual. En septiembre de 2012 Obama encomió el "coraje" mostrado por Calderón en su lucha contra los cárteles y se comprometió a continuar la colaboración con su sucesor electo, Enrique Peña Nieto. Aunque, por otro lado, disintió de la actitud receptiva de las autoridades mexicanas en el debate abierto en la región sobre la posibilidad de despenalizar el mercado de las drogas para romper el oligopolio de los cárteles y así desplomar los beneficios astronómicos que este negocio criminal genera. De todas maneras, las tres visitas efectuadas por Obama a México en su primer mandato, registro solo igualado por Afganistán y Corea del Sur, y únicamente superado por Francia (cuatro estadías), indican la importancia que este país sigue teniendo para Estados Unidos  (Montiel, 2014)

La llegada de Obama a la Casa Blanca fue recibida con gran entusiasmo por parte de quienes se habían mostrado especialmente críticos con el unilateralismo de Bush. En Europa, algunos analistas se apresuraron a proclamarle un europeo honorífico, y uno de ellos, Álvaro de Vasconcelos, incluso llegó a sostener que “el presidente americano comparte los mismos principios y valores que se encuentran en el corazón de la integración europea, y que se basan en la deslegitimación de la política entendida como ejercicio del poder (power politics)”. (Vasconcelos, 2009)

 En Estados Unidos, en cambio, la mayoría de los analistas se mostraron mucho más cautos. (PARMAR, 2011) Así, Bruce Jones advirtió que sería un error identificar a Obama sin más con el “multilateralismo eficaz” preconizado por la Estrategia Europea de Seguridad adoptada por la Unión Europea en 2003 (en parte como respuesta a la Estrategia de Seguridad Nacional de Bush del año anterior). Según este autor, la futura política exterior norteamericana se basaría más bien en el ‘realismo cooperador’ (cooperative realism), es decir, en una valoración realista de las amenazas no-convencionales a las que se enfrentaría Estados Unidos y de su limitada capacidad para hacerles frente, lo cual haría necesaria la cooperación con aquellos aliados (y también con algunos adversarios) que pudiesen compartir ciertos intereses comunes ante dichas amenazas. (Jones, 2011)

Resulta muy útil describir de manera general el contexto en que es elegido Obama como presidente de los Estados Unidos de América. De manera específica se hace una referencia a la primera década del siglo XXI. En primer lugar, se puede observar un cambio en el nuevo sistema internacional, sobre todo en lo económico con el surgimiento de China como una de las potencias más grandes e importantes del mundo3. Actualmente se considera la segunda economía. El principal impacto de China ha sido en la economía mundial. Por lo mismo, China incremento, las importaciones y las exportaciones con América Latina. En el 2007 las exportaciones a China de América Latina fueron significativas. Por ejemplo, de 2000 a 2007 las exportaciones a China se multiplicaron en el caso de Brasil en 15, las colombianas en 34 por ciento y las venezolanas en 95 por ciento. Esto explica el crecimiento de la región. En segundo lugar, el debilitamiento de la influencia de Estados Unidos en el mundo. Esto en gran parte obedeció En temas de justicia, hubo un Rechazo para enjuiciar crímenes de agresión la nueva corte penal internacional (2010). (El reciente informe del Consejo sobre Relaciones Exteriores “De Roma a Kampala: La actitud de EE.UU. ante la Conferencia de Estudio de 2010 de la Corte Penal Internacional”). Hay que hacer notar su fracaso en su intento de aislar a Cuba y Venezuela. Ha dejado espacios ocupados por Brasil y Venezuela, el primero adquirió una influencia notable en la región y Venezuela que con Hugo Chávez se construyó un sólida relación con Bolivia, Ecuador y Nicaragua, teniendo un discurso hostil contra los Estados Unidos. Prueba de la influencia de Brasil es el reconocimiento de su liderazgo, Estados Unidos le permitió que encabezara la Fuerza de Paz de las naciones unidas en Haití, asimismo que fungiera como mediador en lo que fue nacionalización de gas natural de Bolivia; en 2008 hay un beneplácito e interés de Brasil de crear el UNASUR, que entre otras cosas ha sido de utilidad en el conflicto interno en Bolivia. Esto le dio a Brasil un reposicionamiento y buenas relaciones con Estados Unidos sobre todo en el gobierno de Lula Da Silva. Hay que destacar que con la actual presidenta Dilma Rousseff ha habido tensiones4 sobre todo por razones de espionaje, esto ha conducido a un cierto distanciamiento con la Casa Blanca. (Powell, 2015)

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