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Articulo Análisis Crítico De La Concepción Educativa Y Su Implicación Didáctica

josebatistuta8630 de Agosto de 2011

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Análisis Crítico de la Concepción Educativa y su Implicación Didáctica

MSc Alexander Barbera

La existencia del hombre en sociedad está sometida siempre a reglas de comportamiento, sobre todo a prohibiciones encaminadas al mantenimiento de un orden, sin el cual no puede haber comunidad, pero no es dado naturalmente, tiene que ser creado y mantenido por el hombre. En efecto, el hombre necesita adquirir por aprendizaje lo que no le es dado por nacimiento, de aquí la necesidad absoluta de vivir en sociedad y compartir la cultura transmitida de las generaciones adultas a las generaciones en formación mediante la educación espontánea o sistemática. La cultura dentro de la cual se forma un individuo determina en alto grado su estilo de vida, marca para siempre su que hacer, modela su sensibilidad y su actitud valorativa, da un aire característico a su pensar y que ésta presupone siempre una visión del mundo, concepción de la vida, ideas o creencias sobre el puesto del hombre en el universo y el papel que está llamado a desempeñar. Aunque no se conviertan en objeto de una toma de conciencia problematizante, estos supuestos sostienen y orientan las manifestaciones culturales y hallan su expresión en los diferentes aspectos de la lengua. “Así la cultura es medio de supervivencia y realización para el hombre, que la crea, la vive, la utiliza, la transmite; pero conlleva, como principio y fundamento, los supuestos ya anotados, que no se convierten necesariamente en objeto de estudio, sino que más bien tienden a permanecer ocultos”.(Briceño 2000.p.26).

La educación es un fenómeno de todos los grupos humanos. Por medio de ella la sociedad trasmite su cultura de una generación a otra y prepara, a través de la formación de las nuevas generaciones, las condiciones esenciales para asegurar su existencia. Uno de los medios utilizados por la sociedad para lograr su equilibrio y desarrollo es la Escuela, por cuanto ésta “... sigue en cada época las líneas de la evolución general de cada pueblo y las tendencias y los caracteres de una civilización determinada” (oc.p.18). La educación comienza cuando nacemos y termina el último día de nuestra vida. Educación es igual a vida humana. El ser humano, a diferencia de otros seres y como resultado de su racionalidad, es un proyecto, necesita “hacerse”, “realizarse”, tanto a nivel personal como a nivel social. Este quehacer vital es lo que se entiende por educación. “La humanidad no sólo sigue sintiendo la necesidad de una educación sino, sobre todo, la necesidad de adecuar y transformar profundamente la que ha mantenido hasta ahora.” (oc.Pág. 11).

La educación, a través de la historia, ha sido considerada como el recurso más idóneo y el eje rector de todo desarrollo y renovación social. Mediante el proceso educativo se transmiten los valores fundamentales y la preservación de la identidad cultural y ciudadana; es la base de la formación y preparación de los recursos humanos necesarios. La educación como realidad en la dimensión socio–histórica–cultural en el plano individual y colectivo, se propone fines y valores que tienen su origen en las necesidades y aspiraciones de la sociedad. La educación se transforma así en instrumento de la sociedad para transmitir sus valores, lo cual garantiza el cumplimiento de su función más general de adaptación. “Se pretende una educación para la dignidad, donde se considere al hombre como un sujeto capaz de aprender, crear, hacer y participar según sus condiciones culturales. De esta forma la construcción del saber se realizará en interacción, entendida como una negociación del individuo con los otros, con las cosas y consigo mismo al reelaborar y evaluar su propia construcción”(Currículo Básico Nacional 1996).

Educar es formar el corazón, la mente y las manos de las personas, para que aprendan a vivir en este mundo y sean capaces de transformarlo desde el conocimiento de la realidad y valoración de nuestra cultura. La educación generalmente es un instrumento esencial para enfrentar exitosamente los desafíos modernos del mundo. Además, mediante el proceso educativo se forman ciudadanos capaces de construir una sociedad más justa y abierta, fundamentada en la solidaridad y el respeto de los derechos humanos, sin olvidar que es un elemento insustituible para el desarrollo social, la lucha contra la pobreza y la formación de la cultura de la paz. En la sociedad actual, compleja y cambiante, al sistema educativo se le exige, cada vez más su modernización, transformando su organización y funcionamiento, así como nuevas orientaciones en sus contenidos y enseñanzas, acorde con los cambios económicos, científicos y tecnológicos.

Sin embargo, al transitar por la historia de la humanidad nos encontramos con que la educación ha sido utilizada como medio de imposición y poder del hombre sobre el hombre. En lugar de haber sido utilizada como un instrumento para estimular el desarrollo del pensamiento humano. Es así como los filósofos de la antigua Grecia seguían esta misma línea de conducta, buscaban la verdad, no para consagrarse en ella, sino para utilizarla como medio de imposición sobre sus semejantes. De la misma manera las Corporaciones Educativas fueron creadas exclusivamente para preparar una élite intelectual para dirigir las sociedades y las naciones del mundo, e imponer sus criterios y su manera de gobernar a todos los grupos de marginados analfabetos. Este comportamiento fue heredado por los gobiernos de los diferentes países del mundo, es decir, que el noble objetivo de la educación fue desviado hacia una misión diferente y egoísta, contraria al objetivo educacional, como es el de construir un hombre libre, inmerso dentro de un ámbito científico, humanístico, cultural y político. Es decir, una educación en donde el conocimiento se tenga como un fin y no como medio de alienación, donde la persona valga por sus saberes y no por la aplicación de sus conocimientos; es decir, por lo que es y no por lo que tiene.

El proceso educativo que había empezado con esta selección de los individuos según sus disposiciones naturales, se sustenta en una concepción filosófica: el idealismo, que representa el proceso de la educación como una operación de extracción, entendiendo el objetivo de ésta como el "despertar, alimentar y desenvolver las facultades del hombre", y según Kant: "Con los alumnos se ha de mirar principalmente en esto, no meterles los conocimientos racionales, sino sacarlos de ellos mismos". Y aún como el mismo Durkheim afirma: "No podemos y no debemos consagrarnos todos a un mismo género de vida: tenemos según nuestra aptitudes, diferentes funciones que cumplir, y uno debe ponerse en armonía con aquella que le incumbe. No todos estamos hechos para reflexionar; se necesitan hombres de sensación y de acción; por el contrario, se necesitan otros que tengan por tarea pensar". Se pretende hacer derivar la división social del trabajo en que se apoya el orden social, exclusivamente del proceso educativo como proceso seleccionador y orientador de las diversas aptitudes naturales.

Este discurso sobre la educación parte del supuesto de que los individuos tienen cualidades que serían independientes de las relaciones sociales históricamente determinadas, o sea, se refiere a una esencia en general, que tendría a su vez un conjunto de atributos humanos sobre los que no se ejerce ninguna determinación o control por parte de los procesos sociales. Se invierte, entonces, el proceso histórico real: no son las relaciones sociales (de producción) las que determinan aquellos procesos sociales, sino que son los sujetos (como personas, con voluntad y conciencia como parte de aquellos atributos) los causantes del orden social, de ahí la importancia de conocer anticipadamente sus aptitudes, función ésta, asignada al sistema educativo. Esto es lo que se toma como pretexto para autonomizar a su vez su funcionamiento e independizarlo de otras prácticas sociales.

Pero al contrario, como bien los señala Durkheim en su crítica de esta concepción idealista de la educación:

La educación no se limita a desarrollar el organismo individual marcado por su naturaleza. No se limita a hacer aparecer potencias que no pedirían más que despertarse. La educación crea en el hombre un ser nuevo. Esta virtud creadora es, por otra parte, un privilegio especial de la educación humana (...) ese ser nuevo que la acción colectiva, por la vía de la educación, construye en cada uno de nosotros representa lo que en nosotros hay de mejor, lo que tenemos de propiamente humano. El hombre que la educación debe realizar en nosotros no es el hombre tal y como la naturaleza lo ha hecho, si no tal y como la sociedad lo quiere, tal como lo reclama su economía interior (...) En el presente como en el pasado, nuestro ideal pedagógico es hasta en los detalles la obra de la sociedad. Es ella la que nos traza el retrato del hombre que debemos ser, y en este retrato vienen a reflejarse todas las particularidades de su organización.( Durkheim 1979)

Es interesante constatar que hay un consenso racional con respecto a la crisis de la educación. Hay una toma de conciencia de que la educación está en crisis, de que algo anda mal o que se debe cambiar o que hay que adoptar una actitud de cambio o que hay que dejar y abandonar prácticas rutinarias y que se consideraban incuestionables hasta ahora o que no se puede seguir haciendo los mismo siempre año tras año, que hay que innovar. Se constata, además, una voluntad de crisis, es decir, una intención más o menos

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