Breve reflexión sobre el Romanticismo

Breve reflexión sobre el Romanticismo

Durante la segunda mitad del siglo XVIII comenzaron a convivir, por un lado, la tendencia proveniente del siglo anterior, que continuaba con los principios de la Ilustración, y por otro, un movimiento que se gestaba y que volvía la mirada a los sentimientos, a la libertad y a la subjetividad del yo. Así surgió el Romanticismo, movimiento que se desarrolló entre las últimas décadas del siglo XVIII y la primera mitad del XIX, como reacción a las contradicciones de la Ilustración, que le había otorgado un valor primordial a los sentidos del hombre, es decir, a la experiencia y que consideró que esto, junto con la razón, era el único medio para acceder al conocimiento. Esta ideología —reflejada por la corriente estética de la Ilustración, el Neoclasicismo—, fue considerada contradictoria por los prerrománticos, quienes llevaron al extremo esa exaltación de los sentidos y se dieron cuenta de que estos conllevan una subjetividad que no permite considerar que el hombre es capaz de dominar a la naturaleza, sino que esta le oculta verdades y posee misterios que para ser develados requieren otros medios más allá de la razón y la experiencia, otras maneras de entender al mundo. Así comenzó a fundarse un nuevo misticismo en contraposición con el espíritu racional que estaba encontrando su ocaso.

El Romanticismo rompió con la tradición anterior y desafió los valores culturales y sociales de la época; rechazó el culto al progreso y a la industrialización, y ensalzó la naturaleza y su poder. Este movimiento de carácter revolucionario era idealista y buscaba la libertad. Hay que resaltar que emergió tras la Revolución francesa, por lo que puede considerarse que el afán de libertad de la revolución social no se limitó a ser un ideal cultural, sino que se reflejó en la creación artística: fue también una revolución del arte. Los exponentes de este movimiento consideraron que la libertad era algo vital para que el arte prosperara y rechazaron las normas rígidas provenientes de la Ilustración. El resultado fue un cambio de sensibilidad que identificó a los románticos con lo moderno y a los neoclásicos con lo antiguo. Ese arte moderno ponderaba lo subjetivo, en contraposición con la antigua objetividad de que presumía el proyecto ilustrado. Ahora lo real era sólo ideal, inalcanzable; antes el mundo podía abarcarse y dominarse.

Como fenómeno cultural, el Romanticismo se extendió por diversos países y en diversas artes, lo que provocó que podamos hablar de distintos romanticismos. De acuerdo con Marcel Brion, se trata de un estilo y una concepción de la vida, que pueden manifestarse fuera de la época y geografía con las que se les identifica, ya que se trata más bien de un estado anímico o “estado del alma”.

Sin embargo, cabe destacar el caso de Alemania, pues se considera la cuna de Romanticismo,

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