CRONICA -LOLITA “ME EXCITAS”

CRÓNICA

LOLITA, “ME EXCITAS”

VIVIANA GARCÍA ALARCÓN

COD: 20072060

Presentado:

DIEGO ALONSO SÁNCHEZ

UNIVERSIDAD DE LASALLE

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y EDUCACIÓN

COMUNICACIÓN Y PERIODISMO

PERIODISMO II

CALDAS

2009

LOLITA, “ME EXCITAS”

No es la lolita que quiere aprobar la materia a como dé lugar, es la lolita que excita al verle esa piel de melocotón, lolita maldita, adolescente sin corazón; cada vez que se posa frente al computador que no es una herramienta fundamental de su trabajo se convierte en aquella lolita, en la que deja al descubierto cada uno de sus encantos para que el mejor postor pueda deleitar cada una de sus partes, para que imagine que él y ella son solo uno, que el desborde de pasión sea interminable, que cada minuto de placer valga la pena pagarlo, que se imagine como los labios carnosos le recorren el pecho con la delicadeza que lo hace una gota de agua al deslizarse sobre un vidrio.

Los rayos del sol se filtran por los agujeros de la ventana con persianas oscuras, mientras una pierna morena y esbelta se deja asomar sobre las sábanas blancas, el toc toc de la puerta hace que el cuerpo se despegue de las sábanas y deje al descubierto las medidas perfectas de la morena a la que le hace juego su cabellera negra. La bendición de la madre y con un “hasta la madrugada” le despide. La mañana y la tarde se pasan en un abrir y cerrar de ojos, todo para Mariana transcurre normalmente. Cuando el sol comienza a ponerse su semblante empieza a cambiar, es la hora de perderse de las aulas para irse a sus labores como “mesera” de un prestigioso bar de la ciudad; al salir de la universidad se encuentra esperándola una camioneta que la llevara a su trabajo.

“Hola Lolita, quiero verte y hacerte muchas cosas hoy.” Escribe alguien con el seudónimo de Cesar, mientras ella se maquilla sus hermosos ojos frente a un pequeño espejo que hace de tocador para la hermosa princesa que no posee el vestido soñado, si no una diminuta tanga con el color de la pasión y un pequeño sostén bordeado de un encaje diminuto que hace imaginar lo que hay allí detrás. “Hermoso, ya estoy contigo”, dejándose enfocar su rostro con una sonrisa fingida que hace creer a cualquiera que se encuentra embriagada de felicidad.

Dulce regalo que envía Satanás para el hombre que hay a cientos de kilómetros de distancia de la exquisita dama que se mueve al compás de la música electrónica, danza con la facilidad de una mariposa en medio del día; sólo esta él y ella, nadie más existe, sus delicadas manos rosan con pausa sus muslos marcados, delineando sus curvas como lo hace el metro de una modista de alta costura, la pequeña tira de aquella tanga se baja con la paciencia de una tortuga al caminar, mientras los suaves dedos se pierden en la entrepierna de la lolita con rostro virginal; con sus dientes se mordisquea suavemente su labio inferior, siendo aquel espectador un esclavo de sus encantos. Se escapan palabras obscenas que en la boca de la joven sin corazón suenan como melodías celestiales en el paraíso, su desnudez es su mejor lencería a la hora de posar en el espejo sin retorno.

Sus manos van y vienen, ahora no con la delicadeza de una madre al acariciar a su hijo recién nacido, sino con las ganas del lobo al desmembrar a su presa, las uñas se pierden en la piel húmeda de la lolita feroz. Cesar se deleita como lo hace un niño con su paleta de sabor a chocolate, quiere ser el perro fiel de la domadora de circo, sabe que cada segundo es  más valioso que el oro para un ladrón, sabe que ver la deliciosa desnudez femenina no es determinada por sus ganas de llegar al clímax, sino por el crédito que tenga su tarjeta; desea que los segundos se prolonguen una eternidad y que la musa no pare de danzar sobre sus hermosos pies desnudos.

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