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Capital Social


Enviado por   •  14 de Marzo de 2014  •  4.093 Palabras (17 Páginas)  •  502 Visitas

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Generación de Capital Social en el escenario actual: Un reto para el Gerente Social

Paola Riquelme Meléndez

Resumen

Este artículo presenta un análisis sobre las posibilidades y los límites que presenta la generación de capital social para un gerente social. Para ello se articula una reflexión en torno a cuatro ejes temáticos, en el entendido de que la generación de éste es una labor compleja que nos obliga a nosotros, como futuros gerentes sociales, a diseñar acciones creativas, que a su vez produzcan impacto social y el tan anhelado “valor público”. Por ende, en el marco de esta reflexión, entrarán en juego los conceptos de colaboración, asosiativismo, competencia, descentralización y desarrollo, ya que es de suma importancia constituir redes que tengan objetivos y metas comunes, pasando de un enfoque sectorial a uno más integral, dentro de nuestra institucionalidad.

Palabras Clave: Capital Social, Gerencia Social, Cooperación y Competencia Interinstitucional.

Introducción

Hoy en día, tanto a nivel local como mundial, se ha observado un proceso de crecimiento y expansión económica de proporciones. Sin embargo, dicho progreso ha resultado ser excluyente, pues existe un grupo importante de la población que no tiene acceso a los beneficios que este proceso conlleva, trayendo consigo una serie de conflictos y tensiones frente a los cuales los distintos actores sociales se posicionan con temor y dificultad. Estos cambios que implican una metamorfosis de nuestra sociedad, han derivado en la paulatina “desaparición de la democracia” y en una suerte de liderazgo desde el mercado y los conglomerados como los grandes regentes de nuestras vidas.

El Gerente Social se posiciona dentro de este escenario complejo que ha sido acarreado desde tiempos pretéritos, sobre todo en los países latinoamericanos, para poner todo su saber al servicio de la comunidad, teniendo como objetivo o estrategia primordial la movilización del capital social y el fortalecimiento de la participación de la ciudadanía en las diversas instituciones y programas públicos, con el fin de que la sociedad civil tenga acceso a mayores niveles de decisión y un papel más activo en su desarrollo y en el acceso a nuevas condiciones de vida que les ayuden a superar su condición de pobreza. Sin embargo, para que exista un establecimiento de condiciones de sustentabilidad y equidad en el desarrollo, se requiere de una nueva configuración de las relaciones entre el Estado y los actores de la sociedad civil, en donde ambos encuentren un punto de coincidencia conceptual, metodológica e ideológica que faciliten el encadenamiento de éstas acciones.

Para ello, la generación de capital social es clave dentro de la gestión del Gerente Social, entendiendo que este se funda como un elemento de base para el crecimiento y el fortalecimiento de la vida social, económica y cultural de nuestra población, así como un recurso vital a la hora de orientar nuestros deseos por el logro de mejores condiciones de vida, de una mayor igualdad y de un mejor desarrollo en general. Es por esto mismo que la presente reflexión va enfocada a cuatro puntos centrales: La concepción de Capital Social y su operatividad en la Gerencia Social; La cooperación y competencia interinstitucional; El Gerente Social como agente movilizador de una cultura “asociativista”, así como la breve exposición de un gran reto: Capital Social como base para el Desarrollo.

La concepción de Capital Social y su operatividad en la Gerencia Social

El concepto de capital social no es nuevo, así como la falta de consenso en su definición. Con Putnam como uno de los precursores del término, podemos decir que este se ha utilizado en diversas áreas, tanto de las ciencias sociales como en las ciencias económicas, para dar respuesta a una retahíla de situaciones que emergen de nuestra compleja y cambiante realidad social, inmersa dentro de un sistema económico capitalista injusto con los grupos más vulnerables, además de estar dentro de un proceso de globalización que pasó a convertirse en una suerte de eje central en casi todas las sociedades del mundo, el cual pese a todas las diatribas recibidas por diversos sectores de la sociedad, e incluso el pasar a ser un proceso asociado al imperialismo, merece una defensa razonada, pero también requiere de una reforma razonable, (Amartya Sen, 2002: 6). Es por esto mismo que el concepto de capital social por si sólo no es operativo dentro de este contexto que aboga por la privatización y el individualismo de esta sociedad mercantilizada, cayendo en una triste tendencia de vaciarlo de contenido, debido al mal entendimiento del mismo, ya que de las múltiples definiciones que existen de capital social, queda claro que una de sus características principales es la de ser sinérgico, y que sólo combinado con otro tipo de capital, este comienza a adquirir sentido en el diseño y ejecución de políticas públicas y sociales.

Según Robert Putnam (1994), existen tres elementos fundamentales que definen y circunscriben al capital social. Estos elementos son: “el grado de confianza existente entre los actores sociales de una sociedad, las normas de comportamiento cívico practicadas en su seno y el nivel de asociatividad que la caracteriza”. Bernardo Kliksberg plantea que estos elementos muestran la riqueza y fortaleza del tejido social, ya que:

“La confianza actúa como un ahorrador de conflictos potenciales, limitando el pleitísmo. Las actitudes positivas en materia de comportamiento cívico… contribuyen al bienestar general. La existencia de altos niveles de asociatividad en una sociedad indica que esta tiene capacidades para actuar en forma cooperativa, armando redes concertaciones y sinergias de todo orden” (Kliksberg ,1999:87)

Pero bueno, como bien lo planteamos al principio, el concepto en cuestión carece de consenso en su definición debido a la cantidad de autores que lo han abordado, dentro de sus respectivas áreas o ciencias desde las cuales se posicionan y hacen frente a la realidad social, por lo que al ser una especie de “paradigma en construcción”, parece ser un concepto poco útil y operativo en el diseño de políticas sociales.

Aún así, pesé a este obstáculo, es interesante como Marcos Lorenzelli, docente internacional del Programa INDES – Honduras, aboga por “la necesidad de convertir al capital social en un instrumento de gestión, así como en un objetivo buscado explícitamente por las políticas públicas” (Lorenzelli,

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