Causas De La Gran Colombia
flakisdanis25 de Febrero de 2014
3.462 Palabras (14 Páginas)533 Visitas
El 10 de Agosto de 1809
se considera como el de inicio de la independencia de lo que hoy es Ecuador. En Quito, cuando los criollos se rebelaron contra el presidente Ruiz de Castilla, declararon insubsistente el gobierno de la Audiencia, y crearon una Junta de Gobierno. Los diputados barriales que participaron en los sucesos del 10 de Agosto de 1809, suscribieron una acta en la que confirmaban la rebelión y organizaban de manera diferente la administración. En este documento se insinúa también una invitación a otras ciudades para aliarse voluntariamente con el fin de conformar un Gobierno Supremo Interino que represente a Fernando VII, mientras se recupere su libertad.
La insurrección del 10 de Agosto de 1809 fue un movimiento revolucionario de esencia político jurídica emancipadora. Quito sembró la semilla y América siguió el ejemplo.
Era la voz de una colonia oscura que se eleva en medio de todo un continente que todavía estaba fuertemente encadenado a la corona de España. Loor a Quito “LUZ DE AMÉRICA”.
Se conoce como Primera Junta de Gobierno Autónoma, a la junta de gobierno provisional surgida en Quito (hoy capital de Ecuador) el 10 de agosto de 1809. Esta instalación, tuvo lugar después del derrocamiento de Manuel de Uries, primer titular del condado de Ruiz de Castilla, presidente de la Real Audiencia de Quito, donde un grupo de sublevados formaron una junta de gobierno provisional en apoyo al depuesto rey de España, Fernando VII.
A este evento se le conoce en el Ecuador como el Primer Grito de Independencia Hispanoamericano y fue el inicio del proceso de emancipación de la región. A los gestores de este hecho se les conoce como los patriotas del 10 de agosto de 1809. De los participantes 32 acabaron siendo encarcelados y luego asesinados por órdenes de Ruiz de Castilla el 2 de agosto de 1810.1
Esta revolución fue liderada por una élite criolla, descendientes de españoles nacidos en América y se instaló en el poder bajo la administración de quiteños y no de españoles peninsulares. Los sucesos de Quito se extendieron desde 1809 a 1812 y tuvieron amplia repercusión en toda la América Latina y fueron el germen de la República del Ecuador. Durante la noche del 9 de agosto de 1809, un núcleo de intelectuales, doctores, marqueses y criollos complotados residentes en la ciudad de Quito se reunieron en la casa de Manuela Cañizares. Allí decidieron organizar una Junta Soberana de Gobierno, en la que actuaría como Presidente Juan Pío Montúfar, Marqués de Selva Alegre, como Vicepresidente el Obispo José Cuero y Caicedo y como Secretarios de Estado, en los Despachos del Interior, de Gracia y Justicia y de Hacienda, los notables Juan de Dios Morales, Manuel Quiroga y Juan Larrea, respectivamente.
En la mañana siguiente, el día 10 de agosto, Antonio Ante se encargó de presentar, ante el Presidente de la Real Audiencia, Manuel Urriez, Conde Ruiz de Castilla, el oficio mediante al cual se le daba a conocer que había cesado en sus funciones y que el gobierno lo asumía la Junta Soberana de Quito. Al mismo tiempo,
Juan de Salinas se encargó de la guarnición, que, de inmediato, se pronunció a favor de la Junta. Los criollos de Quito, actuando como “diputados del pueblo”, suscribieron el Acta, por la cual desconocieron a las autoridades audienciales, reconocieron a la Junta Suprema como gobierno interino “a nombre y como representante de nuestro soberano, el señor don Fernando Séptimo y mientras Su Majestad recupere la península o viniere a imperar en América”; le encargaron sostener “la pureza de la religión, los derechos del Rey, los de la Patria y hará guerra mortal a todos sus enemigos, principalmente franceses”; y dispusieron la formación de la falange militar propia. El Cabildo abierto del 16 de agosto, en el que estuvieron los representantes de los diversos barrios, ratificó solemnemente todo lo actuado.
El golpe de Estado ejecutado el 10 de agosto de 1809 no dejó dudas sobre el carácter autonomista y libertario del movimiento patriota, que no pudo ocultarse con la proclama de fidelidad al Rey. Sin embargo, en la misma época, no quedaban dudas que el movimiento de aquellos criollos patriotas se inspiraba en el pensamiento ilustrado inculcado por Eugenio Espejo y que, sobre todo, al asumir como suyo el principio de soberanía popular y de representación del pueblo, ejecutaba un acto revolucionario que, en última instancia, movilizaba un proyecto autonomista.
Así lo entendieron las autoridades de las otras regiones de la Audiencia de Quito y de los Virreinatos de Lima y de Bogotá. Por ello, aunque los patriotas quiteños llamaron a la unión de “los Cabildos de las provincias sujetas actualmente a esta gobernación” y especialmente a Guayaquil, Popayán, Pasto, Barbacoas y Panamá, la Junta de Quito resultó aislada e incluso provocó la reacción de las otras regiones, desde las que se prepararon milicias para someterla.
El Virrey de Lima, Fernando de Abascal y Souza, envió tropas al mando del Coronel Manuel Arredondo. Ante el peligro inminente, el 28 de octubre la Junta resignó el poder ante el “españófilo” Juan José Guerrero, Conde de Selva Florida, quien a los pocos días lo devolvió al Conde Ruiz de Castilla.
Aunque el Presidente restaurado prometió olvidar los sucesos, cuando entraron a la ciudad las fuerzas realistas, se inició la persecución contra los revolucionarios quiteños, contando con la actuación del oidor Felipe Fuertes Amar y del fiscal Tomás Arechaga.
El 2 de agosto de 1810 un fallido intento por liberar de la prisión a los próceres detenidos concluyó con la matanza de los próceres detenidos en los calabozos del Cuartel “Real de Lima” en Quito, fusilando en el acto o atravesando con bayonetas y cuchillos a Morales, Quiroga, Salinas, Larrea, Arenas. Riofrío. Ascásubi, Guerrero, Villalobos y tantos otros. La brutalidad de las tropas llegadas con el coronel Arredondo se extendió inmediatamente sobre los barrios de la ciudad, que apenas pudieron resistirlas. El obispo y los sacerdotes tuvieron que recorrer las calles para implorar que terminen los enfrentamientos. Dos días después, en la Asamblea de vecinos convocada por las autoridades fueron denunciadas las atrocidades y se acordó la salida de las tropas, la formación de una Junta y el recibimiento del Comisionado Regio.
Carlos Montúfar, hijo del Marqués de Selva Alegre, llegó en calidad de Comisionado nombrado directamente por el Consejo de Regencia de España, para apaciguar en algo el clima de represión con que fue sometida Quito. Organizó una segunda Junta Superior de Gobierno, presidida temporalmente por Ruiz de Castilla, pero integrada por criollos patriotas. El 1º. de enero de 1812 se instaló un Congreso Constituyente que, además, dictó la primera Constitución Quitense.
El virrey del Perú desconoció la Junta de Quito. Además, segregó Cuenca y Guayaquil y nombró a Joaquín Molina como Presidente. Carlos Montúfar, definido por la revolución, armó la defensa del gobierno popular de Quito, alistando tropas, que fueron enviadas hasta el norte y el sur, logrando triunfos en Pasto y cerca de Cuenca. El general español Toribio Montes organizó las fuerzas realistas desde el litoral, con soldados del Perú, Panamá y Guayaquil. Paulatinamente fue venciendo en su ascenso por los Andes. Entró a Quito el 8 de noviembre de 1812 y organizó la persecución de los últimos resistentes. Montúfar y los principales lograron escapar. Otros fueron procesados, condenados y hasta desterrados. Así terminó la Revolución de Quito.
2 de Agosto de 1810,
Asesinato de los Patriotas Quiteños.
La Junta soberana de Gobierno, por acción del 10 de Agosto 1809, terminó con la devolución de la Presidencia de la Audiencia de Quito al Conde Ruiz de Castilla, quien luego desató la persecución contra los promotores del 10 de Agosto, quienes fueron apresados y encarcelados en el Cuartel Real de Lima. Además los vecinos que oculten algún insurgente o conozcan donde se encuentren y no lo denuncien se les aplicaría la pena de muerte.
Los soldados del coronel Arredondo comenzaron a cometer desmanes repudiados por los quiteños que comenzaron a organizarse en comités para la defensa de los vecinos.
El 2 de Agosto de 1810, el Dr. Manuel Quiroga, tenía la visita de sus dos hijas y de su sirvienta de raza negra, llegan a la prevención Landáburu, Mideros, Albán, Godoy y los hermanos Pazmiño, quienes atacan el cuartel, la acción no se hizó esperar y fueron barridos con un cañonazo, los demás soldados bajo el mando de Galup, ordena fuego contra los presos, produciéndose la más horrible matanza de los patriotas del 10 de Agosto de 1809. Consumado esta acción los soldados se dedicaron a robar y continuar asesinando. Sólo la intervención del obispo José Cuero y Caicedo se pudo detener el vandalismo y la masacre.
El 18 de Agosto salen de Quito las tropas al mando de Arredondo colmados de dinero, honores y con el título de pacificadores de Quito.
nstalado nuevamente en el poder, y a pesar de haberse comprometido a no tomar represalias, Ruiz de Castilla traicionó su palabra y desató una feroz persecución en contra de quienes habían participado en la revolución del 10 de agosto de 1809, capturando a un gran número de ellos y encerrándolos en los calabozos del Cuartel Real de Lima, en Quito. Al mismo tiempo, y para completar su traición, hizo promulgar la advertencia de que se aplicaría la pena de muerte a todo aquel que, conociendo el paradero de algún insurgente, no lo denunciara.
A partir de entonces y durante casi un año, los soldados realistas del Crnl. Manuel Arredondo -que a petición de Ruiz de Castilla había llegado desde Lima para
...